20. Completa Decepción.

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Me decidía en si llamar o no llamar a mamá, aunque seria lo más justo. Al parecer.

Por un lado sentía la emoción de contarle que por fin, después de dos años había logrado obtener una empleo de enfermera, pero sentía un pesar al recordar su forma de actuar cuando le dije que no trabajaría en un hospital si no en un hotel.

Y pareciera que lo comprendió rápidamente, pero, de vez en cuando en nuestras conversaciones o visitas, hacia comentarios acerca de mi trabajo y la pérdida de tiempo que había hecho al decidir ser una mucama en lugar de una enfermera, nombrando la memoria de mi padre en las diferentes ocasiones, y hablando por él, cuando claramente era imposible, los muertos no puedes resurgir como si nada, no se pueden comunicar con nosotros como si nada, y a mi criterio, papá sería el que menos se hubiera molestado conmigo por mi decisión. El era fiel creyente que todos merecemos una segunda oportunidad y que no pasaba nada si desvías un poco tu camino del que tenías en mente en realidad.

Así me lo hizo saber en una ocasión que no aprobé una materia del instituto, me dijo que no pasaba nada y que tenía que estudiar y esforzarme más en lo que de verdad quería, y que en mi vida deberían de haber prioridades antes de otras.

Y que él estaría muy orgulloso de lo que sea que yo fuera cuando fuera grande. Y creo que lo cumplió lo más que pudo, porque hasta antes de morir, el me dijo que estaba orgulloso de mi, y de la persona y los valores que tenía. Que yo tenía que ser fuerte y siempre darme mucho valor, en la extensión de la palabra, valor para enfrentar, valor para entender, y valor para aceptar. Y que todo eso me llevaría a la respuesta, jamás tendría que olvidar quien era y que nadie debía pasar sobre mi, porque yo tenía más valor que soberbia. Y no mentía para nada, si alguien me conocía mejor que todos era él.

A comparación de mamá que es más contraria a papá.

Miré la hora en el reloj, cuatro y media, así que si, marqué su número en la pantalla del móvil y esperé a que timbrará y respondiera.

-Hola cariño.

Senti como una apuñalada al pecho, esa palabra comenzaba a molestarme en mi vocabulario. Así que tuve que tragar en seco.

-Hola mamá, ¿como estás?

-Todo bien, justo estaba pensando en ti, no te había podido llamar por la vergüenza de la pequeña discusión que tuvimos la última vez.

-Te entiendo, y quiero que me perdones ma, no fue la forma en la que te tenia que hablar, ni mucho menos.

-Sarah, me parece que la que tiene que pedirte una disculpa soy yo, estamos lejos, a un vuelo de siete horas y una diferencia de hora de cinco.

-Lo sé mamá. Por eso quería pedirte una disculpa, te tuve que haber llamado, dejar mi orgullo de lado, y no lo hice, hasta hoy.

-Dejemos este tema por la paz cariño, tú estás bien, yo estoy bien, todos estamos bien.

-Esta bien, te llamaba porque te tengo una noticia.

-Acendiste en el hotel, felicidades cariño, siempre has tenido un mejor puesto y eso se demuestra por tú responsabilidad y profesionalismo.

-Am no, no era esa noticia mamá.

-Por favor, dime que no te vas a casar.

Levanté la mirada de donde la tenía fija y mire hacia la ventana mordiendo mi labio, sentía el nudo en la garganta una vez más, además de la alteración nerviosa que estaba teniendo.

-No mamá, no me voy a casar.

-Me habrías asustado, pero entonces, ¿cuál es tu noticia?

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora