42. Curando Heridas.

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Sarah.

Dejamos ese tema a un lado, los abrazos fueron suficiente para cerrar esa herida que se sentía, mi corazón se sentía más ligero, como cuando te quitas ese problema de encima.

La cena había llegado y ahora nos encontrábamos cuatro personas sentadas en el gran comedor de la casa del señor Laing. Una mesa de granito, en color gris con dorado, que hacían un contraste precioso, las sillas eran de color negro y lo único de un color claro era la vajilla que habían puesto sobre la mesa.

Todo estaba normal, como si nunca hubiésemos tenido esa platica. Y supongo que era lo mejor por el momento, no seguir tocando el tema hasta que los dos estemos más tranquilos.

En realidad Robert tomó la noticia con la mayor calma que se le permitía ser posible, no quisimos hacer algún comentario al llegar a la cena. No era un secreto para Dennis, pero sí para Richard, y no es que quisiéramos agregar más limón a la herida, supongo que es mejor así.

Comida de tres tiempos, crema de zanahoria, filete con espárragos y un mini pie de manzana con canela y té.

Todos cenabamos con tranquilidad, acompañado de una platica cómoda para todos los presentes, después de la cena cada quien decidió ir a su habitación a descansar.

No quería molestar, en realidad hubiera preferido que se me diera otra habitación, pero Rob así lo había querido, y después de todo no estaba mal.

No sería la primera noche que dormirá con el. Sin embargo los recuerdos estaban presentes la mayor parte del tiempo, esa noche, en Wimbledon, la cena, la platica, lo que pasó después, y como no pudimos separarnos durante toda la noche.

Y entonces todo el recuerdo feliz se desvanece, ahora, en su lugar, aparece Margaret, con esa sonrisa llena de rabia y las palabras que me decía, la forma en la que me trataba y el trágico final, las palabras falsas de Robert.

-Pero ya te han explicado que no fueron intensiones-

-Ya se, es sólo que, en ese momento se sintió tan real, que ahora, me cuesta trabajo creer que en realidad eso no fue lo que quiso decir.-

-Tienes que superarlo-

-Ya se, no es fácil, pasé un año creyendo eso, ahora me costará trabajo contradecir a mi propia mente.-

-Pero ya están juntos-

-Si, pero no fue como yo hubiera querido.-

-Sarah, simplemente déjalo de lado-

-No es fácil.-

Y entonces salgo de mi pelea mental conmigo misma cuando escucho la voz de Robert interrumpir en mi cabeza.

-Sarah- dice mirándome con una ceja alzada.

-¿Si?- digo mirándolo fijo, siendo consciente de mi distracción evidente.

-¿Éstas bien?- dice frunciendo el ceño.

-Sí, oh, si, es sólo que, recordé un caso clínico y pensé en otro tratamiento que no ocupamos.- mentí.

-Piensas en el trabajo hasta cuando no estás trabajando.

-Estuve llena de trabajo para distraer mi mente todo este tiempo, ahora, tendré que acostumbrarme a dejarlo a un lado. Pero no lo haré de forma inmediata.

-Lo sé- dice mirándome- También sé que pedirás un horario fijo, y que el hospital no tiene problema en dartelo. De hecho, lo rechazaste hace unos meses, cuando firmaste el contrato.

-¿Quién te dijo?- pregunté mirándolo graciosa.

-Dennis- respondimos al unísono.

-Vaya, pensé que no sabías lo que pasó los últimos meses, pero ahora sé que si, en realidad sabes más que yo.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora