13. La Verdad Duele.

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Desperté tranquila, había descansado lo suficiente e incluso le gané a la alarma. Puse en la lavadora una carga de ropa sucia y me dispuse a hacer la limpieza de mi habitación mientras hacía tiempo para entrar a bañarme. Eran casi las cinco de la mañana, así que tenía bastante tiempo aún.

Acomodé la ropa y guardé en el armario los dos vestidos que me había obsequiado Robert con un cubrepolvo, no los podía lavar yo, así que probablemente haría tiempo el día de mi descanso para llevarlos a la tintorería.

Acomodé los zapatos y posteriormente acomodé la cama para que se viera bien acomodada. Además también de los cojines de decoración y me dirigí al baño. Haceandolo por completo, limpiando la regadera y la puerta corrediza, el lavabo, el tocador donde van mis productos personales, y el inodoro. Cambié la toalla de manos y salí cerrando la puerta.

Coloqué la ropa en la secadora y salí a la cocina a limpiar la barra, y acomodar los cojines de la sala. Coloqué un poco de agua en una tetera y encendí la estufa. Mire el reloj y eran las cinco y cuarenta y cinco. Tomaría un té y después me iría a bañar, alistandome para irme.

Y así fue, buscaba en mi armario que ponerme hoy. El cielo de veía despejado mostrando las estrellas, así que busque un jeans, una blusa de tela ligera en rayas de color rojo y azul y mi chaqueta de gamuza. Cepille mi cabello y deje suelto para que se seque un poco antes de llegar al hotel y ahí peinarlo. Coloqué un poco de maquillaje, rizé mis pestañas y coloque un poco de máscara. Un poco de hidratante labial con color y un poco de perfume. Mire el reloj de mi móvil y marcaban casi las siete.

Me levanté de mi lugar ordenando todo y tomando mi bolso con todo lo que siempre llevaba.

Salí de mi departamento apagando las luces y cerrando bien la puerta, bajando hacia la entrada del edificio. Abriendo y cerrando la reja.

Comencé a caminar para ir a tomar el autobús, con lentitud, observando todo lo que había a mi alrededor. No había mucha gente en la calle como la  mayor parte de los días, así que seguí caminando hasta llegar a la parada del autobús.

Tomé asiento en la banca mientras esperaba a que llegara el siguiente autobús.

Recargué mi cabeza en el tubo a un costado mío y levante la cabeza para observar un auto que yo conocía bien, un Audi rs7 sportback en color negro. La piel se me erizó instantáneamente. Maldita sea.

El vidrio de la ventana bajó dejándome ver a la persona que ha rondado mis pensamientos de unos días para acá, y que jamás imaginé encontrarme. No aquí.

-Sarah- habló Harry desde su auto.

Afirmé mi postura y salude con mi mano sonriendo un poco, lo más que podía. El estómago se me comenzó a revolver y un nudo en mi garganta que sólo se iría seguramente si gritaba.

Harry se bajó de su auto dejándolo encendido, rodeandolo por la parte de enfrente, caminando hacia mí, poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba, queriendo gritar y no poder, salir de ahí y no poder.

Mi ritmo cardíaco acelerado e inestable.

-¿Como estás? Hace tanto tiempo que no te veo- dijo sonriendo. Como si nada.

-Bien, todo bien, ¿tú como has estado?- respiré- Si, ya más de un año, ¿no?- dije mintiendo.

No era más de un año, eran más de dos años, sabía el tiempo exacto, la fecha exacta, era muy difícil para mi, aún.

-Más de dos años Sarah- dijo sonriendo- Vaya, no imaginé encontrarte aquí- se rasco la cabeza.

-Si- dije soltando en un suspiro.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora