21. La Despedida.

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Robert.

Acaba de dejar a Sarah en la esquina del hotel, esperando quizá un aproximado de media hora para que ella subiera a la habitación.

Entré dejando la maleta de Sarah en la habitación para que nadie la viera y  pensaba cambiarme la ropa antes de que ella subiera hasta que tocaron el timbre.

Salí de la habitación rápidamente y abrí la puerta dejándome ver a Richard, desmañanado y agitado.

-Diablos, tuve que subir demasiado rápido para que Bernard no viera que no llegamos juntos. Lissa me dijo que estaba histérico ayer porque ninguno de los dos respondimos el teléfono, así que hagamos de cuenta que llegamos hace un rato y estamos platicando, viene para acá.

Cerré la puerta y observe como Richard se sentaba en el sofá del recibidor y dejaba caer su cabeza, haciéndome reír un poco.

-¿Que tal estuvo?- dijo mirándome.

-Todo salió excelente- sonreí- Ella es grandiosa, le encantó la casa, pero no de forma interesada Ri, si no, es que sus ojos, expresaban tanto menos interés. Le gustaron mucho los tulipanes rojos- mire hacia el suelo y sonrei- Y la cena también, fue una velada demasiado encantadora para ambos.

-Robert, estás sonriendo y casi puedo jurar que veo un hilo de saliva caer de la esquina, limpiate- dijo haciendo un ademán- Me alegro mucho que mi imaginación funcionará para su noche romántica, ¿Que esperas para dar el siguiente paso?

-Por favor amigo, eso ya ni siquiera se utiliza, yo soy muy conservador y lo haría con gusto, pero que tal que Sarah no lo toma de la misma manera.

-Es eso o ¿es por tu impedimento?

-Ri- lo miré serio.

-Dime porque es Robert- enderezó su postura- Sabes que lejos de ser tu amigo soy tu confidente, y no por eso voy a permitir que le hagas daño a Sarah, ella es diferente a esa bruja de sangre.- dijo haciendo referencia a Margaret.

-Haría todo menos hacerle daño a Sarah, tú más que nadie lo sabes- dije en un tono serio.

-Pues deberías darte prisa, el tiempo está corriendo, tic, tac, tic, tac- soltó una risa.

El timbre sonó y sabía que no era Sarah, ella tenía la clave, así que me acerqué a abrir la puerta dejándome ver a Bernard.

-Robert- dijo pasando a la habitación- Richard- lo miro mal.

-¿Que pasa? ¿No me puedes dejar tranquilo un rato más?- solté irritado.

-Parece que ayer tuvieron suficiente diversión, o ¿no?

-¿Qué?

-Margaret ésta molesta porque ayer te estuvo llamando al móvil y no respondiste, yo también les llame a ambos y ninguno de los dos respondió.

-Estábamos ocupado- solté irritado.

-Pero sabes perfectamente que debes atender a tus llamadas todo el tiempo Robert, sobre todo si es Margaret.

Richard se levantó del sofá y caminó un paso hasta quedar frente a Bernard:- No porque ella te haya contratado para vigilar a mi amigo significa que Robert debe darte total explicación de lo que hace o no hace, maldita sea, ¿si quiera lo dejan respirar?- dijo Richard exaltado.

-No es asunto tuyo Richard, Robert sabía que era parte de lo que aceptó al salir con Margaret. No es sorpresa para nadie.- dijo mirándome y regresando su mirada a mi amigo.

La puerta se abrió, dejándome ver su lindo semblante, quedando sorprendida ante tales presencias en la misma habitación.

-Buenos días señor Laing, señor Wilder, señor- dirigiéndose hacia Bernard- Disculpe mi indescrcion señor Laing.- dijo agachando un poco su cabeza.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora