30. Huracán De Emociones.

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Sarah.

Me sentía mareada, la habitación me daba vueltas y la vista estaba nublada, como si tuviera un algodón en los ojos.

No recordaba con claridad lo que me había pasado, y el incidente de hace ¿cuánto? No lo sé tampoco.

Lo único que en mi mente está claro fueron las palabras del médico "No pudimos salvarlo, lo sentimos mucho"  y las palabras de Harry "Lo siento Sarah, no pude salvarlo", llegaban a mi para sentir un gran vacío en mi estómago, y ahora también en mi vientre. 

Las lágrimas comenzaron a salir sin soltar ni un solo jadeo, ni un gemido de dolor. Sabía perfectamente que no podía volver a perder la conrdura, o volverían a sedarme de forma desmedida hasta que pudiera controlarme.

Ya había luz entrando por las ventanas, así que solamente me límite a llorar mientras veía las persianas medio abiertas. El ruido del monitor sonaba constantemente, indicando mis signos vitales. No veía por algún lado a Harry, pero estaba bien así, no quería ver a nadie, quería poder procesar lo que acaba de pasar sin la necesidad de que alguien me pregunte como estoy, porque irónicamente diré que bien, y por dentro sabré que estoy completamente destruida.

Lo que estaba sintiendo, no estaba comparado a lo que había dicho ¿ayer?, ni siquiera estaba segura de cuántos días habían pasado, o a que hora era. No estaba segura de querer tener a ese bebé, pero el haber hablado con Trina, y querer hablar con Harry me hacía pensar que tal vez hubiera funcionado. Harry estaba igual de mal que yo, y ni siquiera era el padre. Sé que hizo todo lo posible por salvarlo, eso es lo que me quiero imaginar.

El y yo ansiabamos tener nuestra propia familia, el destino había escrito algo diferente para nosotros. Y parece que seguirá mejor así.

Y ahora estaba aquí, desorientada y sola, tal como me había sentido hace tres semanas atrás.

Escuché la puerta de la habitación abrirse y limpié las lágrimas de mis mejillas con mi dedo pulgar, y voltee para poder ver a la persona que había entrado.

-Kim- dije en un hilo de voz.

-Vine a verte un momento, Abigail me dijo que estabas aquí en el hospital, y me dio permiso de venir a verte.

-Gracias Kim- dije sonriendo a medias.

-No hace falta que me digas nada, leí tu registro clínico. Abigail me pidió que te avisará que puedes tomarte el tiempo que determine el médico más una semana más por la pérdida que tuviste- dijo tomando mi mano.

-Debo ser una carga, acabo de entrar a trabajar y ya gaste mi primera incapacidad.- reí levemente.

-Nadie sabría que te pasaría esto Sarah, hasta lo que sé, el conductor de la camioneta perdió el control de la unidad y fallaron los frenos, él no tuvo tantos daños, así que lo llevaron a la fiscalía.

-¿Como sabes eso?-pregunté.

-Harry me lo dijo- hizo una ligera mueca. 

-¿Donde esta él? Ni siquiera quiere verme, ¿verdad?

-No digas eso Sarah, él ha estado aquí desde ayer y no ha querido irse, ni siquiera se había movido de esa silla incomoda para ir a comer. Dennis, el enfermero de pediatría, me dijo que es tu amigo. 

-Así es, ¿que con él?

-Se lo ha llevado a rastras a comer a la cafetería, y de hecho lo acompañó porque no estaba seguro que sólo pediría algún alimento.

-Pobre Harry, lo he arrastrado conmigo en mis problemas.

-No conozco su historia Sarah, pero, hace dos días me dijiste que él no era el papá, y esta aquí, ha estado aquí, porque la que le importas eres tú, y en lo que menos se fijaría es si le estás cargando tus problemas o no.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora