6. Lo Que Me Gusta De Ti.

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Recordaba antes de dormir, al seguir leyendo aquel libro que tenía en pausa mis amorios hace diez años o más. Tenía entre 14 y 16, cuán difícil era establecer una relación, pero supongo que era normal, cuando uno es joven, no quiere ataduras, quieres sentirse querido, importante, respetado, divertido, ser el centro de atención para alguien.

Que te llame, te envié cartas, sonrisas lejanas, el color rojo inundando el rostro, e incluso esa risa nerviosa tan característica cuando una persona te gusta.

Solté una risa bastante tonta, y cerré mis ojos terminando con ese lapso de recuerdos. Las relaciones cuando no había tantos intereses eran menos complicadas que las de la actualidad. Ya no hay formalidad como antes, no hay cortejo, no hay cartas, no hay flores, no hay paseos. Ahora, en su lugar, hay relaciones abiertas, relaciones sin compromiso, hay mensajes o ni si quiera un texto, emojis. Y es la gran diferencia de hace no tantos años hasta ahora.

Deje el libro en la mesita de noche, y mire el reloj de la pared, casi las once. No tenía mucho sueño, claro, pues había dormido el tiempo perdido sentada en el sofá de la gran habitación deluxe, y sonrió al recordar la risa de Robert al despertar desubicada y dolorida.

Estaba realmente tan apenada que ni siquiera pude aceptar la invitación que había hecho el día anterior, sobre cenar, me metí al baño de servicio y moje un poco mi nuca para estar alerta, al salir, salí de la habitación y busque a Trina para ayudarle a hacer el aseo de su habitación.

Ella era responsable de la habitación de Richard, el mejor amigo de Robert, y aunque era igual de limpio que su amigo, tendía a compartir la habitación con el asistente de Robert. Del cual no menciona tanto como a Richard.

Me contó como lo conoció, en una presentación de una obra de teatro en Los Angeles, Richard era un antipático y creído, al igual que Robert, ambos caracteres chocaban entre sí, discutiendo constantemente por quien de los dos tenía razón, o era el más sabio y ágil, sin importar si quiera que tengan una diferencia de diez años. Ambos se comportaban como adolescentes. La forma en la que la narra Robert es más graciosa aún, durante una puesta en escena, donde ambos estaban frente al público, una tarima que sostenía una lampara cayó directamente hacia donde estaba Richard, un par de segundos y hubieran tenido un terrible accidente, y como instinto, Robert jaló hacía un lado a su amigo, con tanta fuerza que él terminó trasero abajo, dejando observar la fuerza y pesadez con la que cayó la tarima, Robert ayudó a ponerse de pie a su amigo y le preguntó en diferentes ocasiones si se encontraba bien o quería que lo llevara al servicio médico. Richard terminó muy agradecido con él, y ambos dejaron de comportarse de forma inmadura y comenzaron a tener una gran amistad, que incluso, los ha llevado hasta ahora, grandes amigos viajando codo a codo, ayudando y aconsejando al otro. 

De esa misma forma, Robert me preguntó cómo había iniciado mi amistad con Trina, quien en un par de ocasiones mencioné y le llamó la atención.

Y en realidad no fue tan complejo como su amistad, fue con base a un poco de tiempo y un instinto de mamá por parte de Trina. Había pasado por momentos difíciles en cuanto entre a trabajar al hotel, y muchas veces recibí algunos comentarios de mis compañeros de carrera, donde me veían como una tonta por haber dejado el internamiento, pero en realidad lo terminé. El detalle era que no todos podríamos tener la opción de trabajar en el hospital donde quisiéramos, y dependíamos totalmente de un sorteo donde al azar decidían nuestro destino, si, dentro de Londres, pero quizá no sería lo que uno quería. Así que decidí renunciar al sorteo, y esperar a una oportunidad posterior. El dinero que me enviaba mamá era suficiente para la educación y la renta del pequeño lugar donde estaba, pero no lo suficiente para la comida. Así que sin mucho que pensar, un día salí en busca de un empleo, llegando a este hotel, no con el puesto que tengo ahora, ni en sueños hubiera pensado tener este avance, sólo quería trabajar y ganar el dinero suficiente. Y así fue, y durante ese proceso fue que conocí a Trina, la primera vez fue por un cambio de horario, necesitaba llevar al medico a su hijo y necesitaba quien cubriera su ausencia en su habitación. Así que al ver que nadie más le ofrecía quedarse, tome la iniciativa y le dije que lo haría yo, a ella le extraño un poco, pues estaba en un área totalmente diferente a la que estamos ahora, pero ella aceptó dudando pero confiando. Y así fue, cuando Cloe me dio una oportunidad y fui instruida en capacitaciones y cursos para ser una excelente mucama, y la segunda vez, fue durante una pelea con mamá, cuando se enteró que ya no estaba en el hospital, y que ahora estaba de limpia camas en un hotel, sus palabras fueron crudas y dolorosas, su única respuesta ante lo que le había contado fue que debía hacer maletas y regresar a Toronto a trabajar en algún hospital allá. Y dudé por un momento, pero justo ahí fue donde Trina hizo una gran amistad, llegó a aconsejarme como hubiera querido que reaccionará mamá. Me alentaba a continuar trabajando en el hotel mientras buscaba entrar a alguna plaza de un buen hospital, y dándome saber que no todas las oportunidades llegan a la primera, y que intentará tantas veces pudiera, o fracasaría toda mi vida.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora