Epílogo: Marry me

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¿Te casarías conmigo?


Los años habían pasado. Seis años para ser exactos.


Mika y Yuu llevaban seis años siendo pareja. Era una relación linda y estable que llevaban con tranquilidad. Desde esa noche no volvieron a dudar sobre los sentimientos del otro, estaba claro que se amaban con locura.

Fué en una tarde de octubre cuando Mika decidió sorprender a Yuu por su cumpleaños. Planeó un viaje a la playa en el que celebrarían el cumples del azabache y también habría una pregunta importante que el rubio debía hacer a su amado.

Durante la noche (y en medio de un eclipse lunar) la pareja salió a caminar por el malecón que estaba a orillas de la playa, tomados de la mano y en un romántico silencio en el que se apreciaba más el sonido de las olas del mar chocando contra la costa mientras la suave brisa de la playa acariciaba sus rostros y movía sus cabellos al compás del viento. Para Yuu era un momento lindo y romántico, aunque no sabía que lo mejor estaba por venir.

Mika detuvo su paso, miró a su amado a los ojos y se arrodilló ante él para luego sacar una cajita blanca de su bolsillo.

- Yuu chan, hemos estado juntos durante seis años, los seis años más felices de mi vida. Eres todo lo que necesito, la luz de mis ojos y la persona con la que quiero estar el resto de mi vida - en ese momento el rubio abrió la cajita, dejando ver un hermoso anillo plateado - Yuu chan, ¿te casarías conmigo?

La emoción se apoderó del azabache y sin dudarlo aceptó. Mika le colocó el anillo y lo levantó entre sus brazos. Lo besó cariñosamente y lo miró a los ojos.

- Te amo, Mika.

- También te amo, Yuu chan. Te amo y te amaré por siempre...




























- Hey, Mika...


La voz de su esposo llamó la atención del chico con rubíes en los ojos.

- Pareces distraído, ¿en qué piensas?

- Oh, no es nada - suspiró - sólo recordaba el día en que te pedí matrimonio.

El rostro de Yuu comenzó a teñirse de un precioso color carmín, cosa que le sacó una sonrisa a Mika.

Mikaela tomó la mano de su esposo y lo besó cariñosamente. Se miraron mutuamente y se sonrieron.

- De eso ha pasado un año... Y ahora puedo decir que soy increíblemente feliz - Yuuichiro le sonreía dulcemente a su esposo.

- No pienso romper mi promesa, Yuu chan. Te amaré en esta y en otras vidas.








































































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