Capítulo 12

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M- Mika... M - Mika..





Habitación oscura, velas aromáticas alumbrando el lugar y dos chicos que se perdían en una ola de placer, queriendo más y más. Yuuichiro gemía descontroladamente el nombre de Mikaela mientras este se movía cada vez más rápido, haciendo que Yuu hiciera más ruido.

Estaban a punto de perderse en un ardiente y necesitado beso cuando cierto chico de mirada esmeralda despertó de golpe luego de aquel extraño pero excitante sueño. Su corazón latía con fuerza, sus mejillas ardían en un rojo carmesí y sentía algo molesto en su entrepierna, sabía perfectamente qué era...

A decir verdad, esta no era la primera vez que sueña de este modo con Mikaela, esta clase de sueños se han repetido en otras tres ocasiones y siempre que despertaba luego de estos tenía una notable erección que debía atender.

- M - mierda... Otra vez - habló para si mismo luego de haber despertado de golpe - ese idiota... Todo comenzó cuando él... - el recuerdo de aquella vez en la que casi tienen sexo en casa del rubio volvió a invadir su mente, haciendo más notable su erección e invadiéndolo con una fuertes ganas de besar a Mikaela en ese momento. Era extraño, se supone que a el le gustan las mujeres pero jamás ha podido interesarse por una, y por el contrario, comenzaba a mirar a Mikaela con otros ojos...







Por otro lado, Mika también tenía un sueño extraño en el que Yuu era protagonista. En el sueño del rubio el se encontraba entregándole a Yuuichiro una rosa roja en llamas. Yuu le regalaba esa mirada hipnotizante que tanto le encantaba y recibía gustoso la flor que se incendiaba pero parecía no importante, ni siquiera miraba la flor por preferir perderse en su mirada.

- Jamás sabré cómo es que sabes lo mucho que amo las flores, ¿no es así? - Yuu sonreía mientras aún sostenía aquella flor en llamas - eres muy bueno con los detalles, Mikaela Tepes...

Mika despertó de golpe luego de aquel extraño sueño, preguntándose sobre el significado de lo que acababa de soñar. Llevaba diez años enamorado del azabache y frecuentemente soñaba con el pero es la primera vez que en sus sueños aparecía una escena como esta. No sabía si es porque Yuu le rompería el corazón o porque la bomba de amor no tarda en estallar y será momento de confesar sus sentimientos.

La semana no había comenzado de todo bien, Mika se había enfermado y faltó a clase dos días. Al tercer día fué a clases y durante el regreso a casa junto a Yuu decidieron detenrse en una tienda y comprar una caja de donas para comer en casa del rubio y pasar un buen rato; esperaron quince minutos formados en una larga fila y al salir del local comenzó a llover, y por si fuera poco ninguno de los dos traía consigo un paraguas.

- ¡Mierda! - Yuu exclamó - este día es una completa mierda.

- Bueno... Ninguno de los dos se imaginó que llovería siendo que en la mañana hacía mucho calor... De todos modos podemos correr hasta la estación de autobuses, hay una a diez minutos de aquí. Tomamos uno y regresamos a mi casa.



El rubio se quitó el suéter que tenía puesto y se lo entregó a su amado azabache, este lo recibió sin saber qué era lo que Mika pretendía hacer.

- Usa esto - Mika le sonrió cálidamente al contrario, haciendo que ambos se sonrojen - cubre tu cabeza con esto y así no terminarás tan empapado.

- Mika... Pero tú... Vas a mojarte. Estuviste dos días en casa y si me dejas tu suéter llegarás empapado a tu casa, vas a resfriarte y...

- No importa - interrumpió - podré soportarlo mientras tú llegues lo menos mojado posible.


La actitud de Mika junto a esa radiante sonrisa y esa mirada de "todo está bien" hacían que el las mejillas de Yuu adquieran un precioso color carmín (casi tan coloradas como los ojos de Mikaela) y su corazón latiera a gran velocidad, incluso podía jurar que en esos cortos segundos de silencio podía escuchar los latidos de su corazón. Al final Yuu hizo caso a lo que Mika decía, se colocó el suéter y dejó que Mika lo cargara de manera nupcial para llegar más rápido a la estación de autobús (según Mika). Mika corría bajo la fría lluvia con Yuuichiro en brazos, mientras este sólo se limitaba a sujetar a Mika por los hombros y acurrucarse en su pecho, sintiendo cómo nuevamente su corazón latía a gran velocidad.

Juguemos a ser noviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora