Cap. 14 - Eso suena a posible colaboración

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–Salta, salta, salta, pequeña langosta...

Bien, no sé de donde había salido la estúpida canción, pero no podía dejar de cantarla desde hacía como una semana. Y decir que había veces que iba saltando a la vez que la cantaba, no solo cuando estaba sobre mis dos piernas... ¡No me juzguéis, no me arrepiento de ello!

Susurraba de vez en cuando la frase de la cancioncilla mientras disfrutaba de la brisa nocturna que había.

Me encontraba sentada en la entrada de casa, disfrutando de la tranquilidad que reinaba mientras dibujaba lo que había frente a mí: una brillante luna, las estrellas que se podían vislumbrar, los árboles... Hasta a Paul en su forma de lobo oculto entre los árboles mientras me vigilaba.

Suspiré, sabiendo el porqué de que Sam le hubiera ordenado a Paul estar ahí: la fiesta de graduación organizada por Alice Cullen en la guarida oscura, es decir la casa de su familia.

Había estado pensando en la oferta, cuando no estaba en mi forma animal, claro estaba. Tal vez me acercaría, era la oportunidad perfecta para buscar lo que fuera que causara el mejor aroma del mundo. Pero claro, cuando Bella invitó a Jacob le comentó que yo también estaba invitada. ¿Cómo había sido tan tonta de decírselo? Estaba molesta con la novia cadáver por arruinarme el plan que estaba trazando hasta que llegara el día.

Y Jacob no sabía mantener la bocota cerrada tampoco, no tardó mucho en preguntarme sobre ello, frente a Sam. Así que la prohibición de ir a la fiesta fue acompañada de castigar a Paul por reírse de la situación y que tuviera que vigilarme, por si yo encontraba la forma de ir.

–Sabes que tienes que evitar que me marche, pero eso no significa que tengas que estar ahí como si fueras un acechador siniestro, ¿verdad? – Murmuré para que me escuchara, sin levantar la mirada de mi dibujo.

No tardó mucho en venir en su forma humana y sentarse a mi lado, soltando un suspiro que hizo que le mirara de reojo.

–No sabía que esto sería tan aburrido, esperaba más bien que estuvieras despotricando. – Comentó Paul antes de quitarme el dibujo, haciendo que una exclamación de molestia saliera de mí, pero me ignoró mientras observaba mi trabajo. – ¡Vaya, Alana, esto es muy bueno! Salgo genial, hasta parece que mis ojos brillen de verdad... Me lo vas a regalar, ¿verdad?

–¡No! – Exclamé intentando quitarle el dibujo, pero Paul alejó la mano en la que lo sostenía. – Ni siquiera me gusta que los demás vean mis dibujos, así que me lo quedo.

Me lancé sobre él para alcanzarlo, empezando así una extraña y graciosa disputa por el dibujo. Paul intentando mantenerlo lejos de mi alcance mientras me suplicaba que se lo diera porque él aparecía, mientras que yo me negaba una y otra vez, diciéndole que no fuera un perro cabezota y me lo devolviera.

No pudimos evitar terminar riendo como si fuéramos niños, hasta que nuestras risas fueron cortadas por un aullido. Había pasado algo.

Ambos nos miramos por un segundo antes de levantarnos.

–Tal vez debas quedarte y entrar dentro, iré a ver que ha pasado. – Dijo Paul ganándose un golpe de mi parte. – ¡Oye!

–¡Formo parte de la manada, Paul, no pienso quedarme en casa de brazos cruzados! – Le dije antes de salir corriendo hacia los árboles, quitándome la ropa nada más estuve oculta por ellos.

Nada más transformarme escuché las voces de los que ya estaban también en su forma lobuna. Lo único que sacaba en claro de la maraña de voces era una cosa: peligro.

¿Es la pelirroja otra vez?” Preguntó Paul nada más cambiar, corriendo un par de metros detrás de mí, por lo que decidí reducir la velocidad para que me alcanzara. “Te iba a alcanzar igual, Alana.

Not only the alpha's little sister (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora