Cap. 03 - Mi maravillosa melena es sagrada

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–¿Puedo preguntarte una cosa? – Miré el perfil serio de Sam mientras caminábamos uno al lado del otro. – Antes has dicho que hasta hace poco te preocupaba otra cosa y no que me pudiera transformar.

–No pensé que fuera posible que pudieras cambiar hasta que le pasó a Leah hace un par de semanas. – Dijo, pero no era eso lo que quería saber.

Tenía claro que tanto Leah como yo, según la lógica, no deberíamos haber entrado en fase. La clara mayoría masculina era más que obvia, pero las cosas debían evolucionar. ¡¡Holaa, siglo XXI!!

–¿Y qué era lo que te preocupaba antes? – Le pregunté intrigada.

Sam no respondió, como si fuera algo que no quería que yo supiera, pero tenía que tener clara una cosa. O me lo decía ahora sin más, o aprovecharía la conexión lobuna que ahora teníamos.

–¿Qué me estás ocultando, Sam? – Pregunté poniéndome completamente seria.

–Es algo que me es difícil explicarte, Alana. – Suspiró cuando salimos de los árboles y su casa apareció frente a nosotros. – Déjame pensar como contártelo más tarde, por favor.

Sam se detuvo y me miró, hice lo mismo para después asentir estando de acuerdo con ello. Mi cabeza necesitaba asimilar todo lo que sabía hasta el momento de esto, puede que fuera lo mejor no conocer eso todavía. Pero tampoco esperaría mucho.

–¡Ya está aquí la pequeña Uley! – Exclamó alguien.

Tanto Sam como yo miramos hacia la casa, donde Paul Lahote nos miraba divertido mientras se llevaba un muslo de pollo a la boca.

Jacob Black y Embry Call salieron detrás de él, al igual que Emily, que sonrió al verme y vino hasta nosotros.

–Me alegro de verte, Alana. – Dijo abrazándome. – Parece que por fin podremos organizar esa cena.

–Sí, uno que yo me sé ya no podrá negarse. – Dije divertida, devolviéndole el abrazo.

–Era por tu bien, Alana. – Suspiró Sam, dándole un beso en la mejilla a Emily cuando ambas nos separamos, al mismo tiempo que rodeaba la cintura de su chica con un brazo.

–Sí, si. – Dije restándole importancia con la mano. – Era por mi bien, me estabas protegiendo, ¡bla, bla, bla!

Los chicos, que se habían acercado también, empezaron a reírse.

–Va a ser divertido tener a la hermanita del alfa cerca. – Comentó Paul.

Miré mal al chico, no queriendo enfadarme. Sam me había advertido que los primeros días me sería difícil controlar los cambios y que enfadarme podía ser uno de los principales desencadenantes del cambio.

–¿Jared está con Kim? – Pregunté cambiando de tema, al darme cuenta de que el chico no estaba.

–Sí, eso parece. – Me respondió Quil, y me di cuenta de que él era quien había estado antes con Jared en el bosque, el otro chico.

¿Cómo no le había visto salir también? Le había interrogado una vez, cuando sus dos amigos lo dejaron solo por unirse al grupo de Sam.

Lo único que quiero es volver a estar con mis amigos.” Me había dicho cuando le pregunté si quería ayudarme en mi investigación. Había sentido su dolor por el abandono de sus amigos, era el mismo que sentí yo cuando pasó lo de Sam.

Lo peor debe ser verles y no poder hablar con ellos.” Le había dicho yo, justo cuando ellos llegaron al instituto.

Desde ese día, nos volvimos amigos, pero llevaba desde el miércoles sin aparecer por el instituto. Su madre me había dicho que se había ido con su abuelo, pero ahora me daba cuenta de que había sido una escusa.

–¡¡Quil, enhorabuena!! – Grité contenta antes de lanzarme y abrazarle, ante la sorpresa de todos. – Ahora eres parte de ellos, los estúpidos de tus amigos ya no pueden dejarte de lado.

–¡Oye! – Exclamaron los aludidos y Quil empezó a reírse.

–Sí, ahora soy uno más de la manada, como tú. – Dijo contento.

–Los dos estamos al tanto de lo que nos estábamos perdiendo. – Asentí antes de mirar con los ojos entrecerrados a los demás. – Ahora puedo dejar de tener vuestras miradas en mi cogote, ¿verdad? No sabéis lo molesto que es eso.

–Alguna vez lo has dado a entender. – Comentó divertido Paul. – Aún recuerdo el miedo que me diste en la clase de Matemáticas.

Sí, recordaba perfectamente ese día, justo al día siguiente de que él volviera a las clases. “¡¡La solución del ejercicio no aparecerá por arte de magia en mi cuello, Lahote!!” Había gritado cuando reinaba el silencio en el aula, asustado a la mayoría, incluso al profesor. Recibí bronca por su parte, por la del director y por parte de mamá, y que decir que mi madre me castigó sin salir ese fin de semana.

–Pero después de todo, teníamos la orden de cuidar de ti y evitar que descubrieras nada, así que seguí disfrutando de lo atractiva que eres, incluso cuando estás a punto de estallar. – Continuó hablando Paul. – Aunque es una pena que tengas que cortarte el pelo...

–¿¡Cortarme mi maravilloso cabello!? – Grité alterada y enfurecida de solo pensarlo, girándome a mirar a Sam mientras sentía que empezaba a temblar. – Es una broma, ¿verdad?

–Alana, tranquilizate. – Sam movió a Emily tras él para protegerla, levantando las manos hacía mi para que me calmara. – Está relacionado con el pelaje que tienes en tu forma lobuna, pero con unos pocos centímetros...

Noté como el calor se apoderaba de mí y de un momento a otro estaba de nuevo sobre cuatro patas, con los restos de la ropa echa trizas alrededor, mientras le gruñía a mi hermano.

–Bien hecho, Paul. – Dijo de forma sarcástica Jacob Black.

–No pensé que le molestaría tanto. – Comentó éste sorprendido mientras yo salía corriendo hacia los árboles.

Ni en broma me iba a cortar el pelo, que intentaran obligarme. Aunque, Sam no utilizaría su voz alfa para obligarme, ¿verdad?

Not only the alpha's little sister (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora