Cap. 22 - Un lobo temperamental puede ser una caja de sorpresas

3K 264 31
                                    

Era increíble lo bien que sentaba un abrazo de mi mejor amiga, había sido así desde que nuestra amistad empezó en la escuela, siendo solo un par de niñas.

–Desde ya te digo que me alegro de que hayas encontrado a tu impronta. – Susurró Kim contenta separándose para mirarnos. – Sabía que tendrías a tu alma gemela por algún lado, incluso si todos pensaban que era imposible.

Con lo último, miró entrecerrando los ojos hacia detrás de ella, donde Jared se rascó la nuca con la mano avergonzado.

–Yo solo dije que no se sabía, Kimie.

–Y yo dije que mi mejor amiga estaba destinada a encontrar a alguien, no a estar sola como insinuabais. – Le dijo mirándolo intentando mostrarle que estaba molesta, pero Kim molesta más bien era una cosita tierna.

–No te enfades con él, anda. – Le dije abrazándola por los hombros para que entrara en casa, Jared nos siguió hasta el salón. – He pedido pizzas, no creo que tarden mucho en llegar.

–Perfecto, espero que tarde lo suficiente para que me puedas hablar sobre él. – Dijo Kim mientras nos sentábamos ambas en el sofá.

No me pasó desapercibido que Jared, en lugar de un esperado gesto de molestia o algo similar por tener que escucharme hablar de mi impronta, hizo un puchero mirando a Kim mientras se sentaba en el sillón individual.

Intenté no sonreír por la actitud del lobo, sabiendo que habría preferido tener a Kim sentada en su regazo, como solían hacer desde que le contó la verdad.

–A ver, ya sé que es un vampiro de pobres animalitos, porque Jared me ha dicho que es un Cullen. – Siguió hablando Kim sin notar la carita de perrito triste de su novio. – Supongo que eso me adelanta que es muy guapo y que tendrá que soportarte por el resto de su existencia.

–¿Cómo que soportarme, Kim? – Le pregunté fingiendo indignación, lo que la hace reír. – Y yo pensando que esa tarea era exclusivamente tuya y de la manada... – Murmuré haciendo un puchero como el de hacía unos segundos Jared, que ahora estaba más bien mirando con adoración cómo Kim reía.

–Una tarea que era exclusivamente mía por ser tu mejor amiga, pero que tuve que compartir con los chicos y ahora también con los Cullen. – Dijo Kim imitando mi puchero antes de ambas estallar en risa, abrazándonos. – Ahora en serio, ponme al corriente de todo lo que respecta a tu vampiro.

–¿Desde el principio?

Kim asintió, y aun estando segura de que Jared ya le habría contado lo sucedido en ese primer entrenamiento, empecé por ahí. O más bien por la percepción del aroma de Jasper antes de ello, algo que sorprendió al otro lobo.

–¿Su aroma te recuerda a estar tomando un chocolate caliente frente al fuego? – Preguntó Kim mirándome fijamente, frunciendo ligeramente el ceño al saber lo que conllevaba eso.

–Cuando notamos en tu mente el aroma, antes de que salieras corriendo tras él, Sam se quedó en una especie de shock por unos segundos. – Contó Jared analizando la expresión de su novia, antes de mirarme. – Pensábamos que fue porque tus pensamientos se fueron escuchando menos, como apagándose, pero no fue por eso, ¿verdad?

Sabía que podía parecer un aroma complejo, más teniendo en cuenta que para Sam su impronta olía a bosque o que Kim olía como la playa para Jared, algo que sabía gracias a la conexión con la manada. Pero era un aroma que me encantaba porque era bueno y calmante, a pesar de que era provocado por algo no tan bueno.

–Es una combinación de olores con una historia un tanto agridulce. – Dije posando la mirada en un marco de fotos colgado en la pared, donde aparecía un niño de 8 años con una niña de 5, ambos con grandes sonrisas mientras él tiene sobre la espalda a la niña. – Desde que tengo memoria, mamá solía prepararnos un chocolate caliente cuando uno de nosotros enfermaba o tras una pesadilla, solía hacernos sentir mejor. Cuando las cosas con papá fueron a peor y les escuchábamos discutir, ya fuera en su habitación o fuera de la casa, Sam empezó a prepararlo porque no le gustaba ver llorar a su hermanita y nos lo tomábamos frente al fuego. Cuando papá nos abandonó porque una familia era demasiada responsabilidad, mamá se encerró por mucho tiempo en sí misma y Sam tuvo que madurar de golpe para cuidarme. Y aún con las clases y los pequeños trabajos que realizaba en casa de los vecinos para poder ganar algo de dinero, siguió preparándome chocolate caliente para hacerme sentir bien.

Not only the alpha's little sister (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora