†23†

4.2K 444 30
                                    

Actualizado: ^^ Gaby🌸
Escrito: Joshua.










Lima Perú, Callao 3:35 pm. Terminal portuaria.  


Jessi escuchaba los gritos de su hijo golpeando la puerta, las paredes, incluso vidrios rompiéndose. Estaban en un buque, a doscientas millas del puerto en Callao. Nadie podía decirles nada, ni siquiera la fuerza naval de dicho país podía si quiera meterse, ya qué inclusive el mismo gobierno era fácil de chantajear con unos millones.

—señora—su hombre más fiel estaba frente a ella con su mirada asqueada de los gritos del niño. Jessi mantuvo su postura sin reaccionar a nada, más que contener la desesperación de su hijo.

Jimin cayó al suelo con su respiración agitada, su cuerpo temblaba, no había comido en días, no había visto el sol, ni si quiera sentía el aire fresco; estaba cerrado en un camarote del buque aislado de todo, del mundo mismo.

—¡SAQUENME!—esos eran sus gritos, siempre golpeaba y buscaba la manera de salir.


No había un instante en que sus lágrimas no salieran cómo un niño desesperado. No tenía idea de cuánto tiempo tenía de estar encerrado, ni como llego ahí; pero estaba cansado, quería ver a su padre, quería verlo a él, abrazarlo y sentir su calor cuando más sentía miedo y dolor.


Se negaba hablar cuando los hombres entraban con la mujer dejando las bandejas de comida; por más hambre que tenía siempre tiraba las bandejas enfrente de la morena, de mostrando todo él odio y repudio que le tenía. Jimin estaba pensando qué moriría, y solo tal ves, a si estaría con su amado.


Por qué Jessi le había dicho el primer momento que sus ojos vieron a su alrededor, que su novio había muerto. Lloro tanto, maldijo tanto, e inclusive intento quitarle el arma a uno de los hombres.

No logro nada, todo era imposible, moriría, y si era a sí, quería que fuese lo más pronto posible.  

La puerta fue abierta y el blondo estaba recostado en su cama con su rostro escondido en llanto. Jessi tenía su mirada pálida, y aún que ella pareciere normal, estaba mucho más delgada; sus hombres la notaban inclusive débil.

Para ellos escucharla llorar era como una daga, pues a pesar de todo, era la mujer más hermosa y capaz, imponente que les había demostrado lo fuerte que pueden ser para matar. Le tenían respeto, y no solo por el dinero, si no por la destreza.

Sin embargo la morena cada día parecía estar decadente, pálida, sin hambre, y deprimente.

Sonrió con su debilidad cerrando la puerta. —!Jimin…¡—llamó sabiendo que sería ignorada.—!Jimin, hijo….¡

Nada, ni una sola palabra, ni siquiera se inmutaba en querer mirarla. La mirada del menor era vacía, sin brillo alguno, no había nada en sus expresiones más que lágrimas cayendo en sus mejillas. Caminó hasta la cama revisando aún lado del menor, escuchando como el llanto de su hijo cada día le lastimaba más.

¿Había si quiera humanidad en lo que estaba haciendo con su propio hijo?

Lo estaba lastimando, en ves de protegerlo; estaba siendo lo qué ella juro jamás ser con su propia sangre.

Mi Novio Un Mafioso +18  (kookmin AU)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora