24: acordes

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Jisung le tomó la mano a Jeongin en la puerta del instituto. Sabía que era visto por Hyunjin desde un sitio lejano en el corredor, no tenía más alternativa.

Jisung lo estaba evitando. No quería contarle sobre los meses que acababan de pasar, tampoco sobre Bang Chan, quien no fue a recogerlo justamente ese día. Lamentablemente, Jeongin se encontraba por ahí para salvarlo.

Supo que su amigo se detuvo en cuanto lo vio sostener la mano del supuesto chico que le gustaba. Entendió que no quería interrumpir, pero ahora no sabía cómo sacarse al menor de encima.

- Jisung... - lo llamó el pelirrojo, sin embargo el nombrado no dejó de caminar con las manos entrelazadas. - ¿A dónde vamos?

- A... A mi casa, Innie.

El menor no dijo más. No comprendía los repentinos hechos, pero no se iba a quejar, y quizás el castaño lo sabía. Jisung ya se había dado cuenta de que hace un tiempo era observado por Jeongin. Quiere convencerse de que no se está aprovechando de ello, pero no es tan malo como para negar que es conveniente.

Jisung le abre la puerta del auto de los Han, cosa que extraña a su padre, pero no dice mucho. Es verdad que no está acostumbrado a ver a su hijo con personas distintas a Hyunjin, cosa que le fascinaba siendo el chico un genio artístico, pero le alegraba que llevase a alguien nuevo a casa. Solo era extraño que no hablaran durante el camino, de nuevo acostumbrado al ruido constante de los mejores amigos en los asientos traseros.

- Debes limpiar tu habitación, Han Jisung - le gritó el hombre cuando ya corrían juntos escaleras arriba.

- ¿Ahora mismo?

- Agradecería que sea pronto.

Jisung suspira. Odia la idea de quedarse a solas con un extraño en un lugar que para él es un templo, pero acepta las consecuencias de sus actos. Eso le pasa por mentir.

- Jisung... - lo llama una vez más Jeongin. Está nervioso, aunque aún no llegan a la habitación. Tiene miedo porque ni siquiera sabe lo que está haciendo ahí. - Yo puedo ayudarte, si quieres.

- No me gusta mucho que toquen mis cosas.

El mayor abre la puerta, dejando entonces que Jeongin vea la gran habitación de paredes blancas tapizadas en dibujos y pósters. No es tan caótico como se lo esperaba, pero entiende por qué para el señor Han lo es.

Hay bastante polvo, algo de basura y un librero que estalla de lo lleno que está de películas, discos y libros en otros idiomas. Jisung resulta ser alguien que estudia por su cuenta bastantes cosas, desde idiomas hasta música. Claro que son aptitudes sin utilidad para el señor Han.

Viéndola una primera vez, te deja completamente la impresión de ser el refugio de un adolescente. Queda completamente con la energía de Jisung, con la imagen que da de ser un chico alternativo, amante de la música y la cultura popular, sin embargo hay un pequeño detalle que a Jeongin le llama la atención.

En una pequeña esquina de la habitación, se encuentra una casita de tela con paredes blancas y techo rosado. Unas cortinas translúcidas son la puerta, y la estructura es de acero. Consigue ver en el interior algunas mantas también rosas, algunos peluches y almohadas y, lo que más le llama la atención: una pequeña televisión que apenas y le quita espacio a ese rincón.

- De eso me encargo yo - le aclara el mayor al notar que no deja de mirar en aquella dirección. - Ni te atrevas a tocarla: ni siquiera Hyunjin tiene permitido entrar ahí.

- ¿Por qué...?

- Es mi casita, Jeongin.

- Debe dar claustrofobia estar ahí adentro - se ríe tímidamente.

𝚁𝚊𝚖𝚎́ ¡! hyunsung → changjin ⚠︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora