25: supernovas

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- Dame tu mano - le pidió Changbin a Hyunjin. Esta vez se habían sentado juntos: Jeongin y Jisung estaban a algunos asientos de distancia. Hyunjin no comprendía por qué su amigo de pronto ya no quería sentarse a su lado de nuevo, en verdad se estaba preocupando. No quería hablar de nada con él, no quería salir o volver juntos a casa. Hyunjin se sentía muy triste por ello, y Changbin lo notaba. Sumando a esto que estaba aburrido durante la clase de historia, no pudo evitar jugar con los dedos de su nuevo y repentino compañero de escritorio. - Tienes dedos lindos.

Hyunjin observó como el azabache le acariciaba las líneas de la palma de su mano. Sentía cosquillas, era lindo. Ya sabía que a Changbin le gustaban sus manos: se lo dijo desde el primer día, pero ahora las tocaba con tanta delicadeza y suavidad que comenzaba a creerle. Creer que sus manos eran lindas.

Hyunjin siguió tomando apuntes con su mano libre. Sabía que probablemente más tarde Changbin se los pediría, o quizás no los necesitaba, pero siguió apuntando con todo el cuidado del mundo. De pronto comenzó a sentir en la palma de su mano la punta de un bolígrafo; Changbin había comenzado a dibujar entre las líneas de su mano.

No lo miró, estaba concentrado, solo sentía su mano reposando en la de su mayor, quien lo tomaba con tanta delicadeza que parecía irreal. Un tacto amable, una caricia cálida llena de cariño. Sintió entonces cómo Changbin acercaba su mano a su rostro. Sintió su respiración, después su mejilla, como si se acariciara contra el dorso de su mano. Al final, sus dedos fueron guiados a palpar los suaves y perfectos labios del azabache. Labios rojos que finalmente le dejan un breve y terso beso, tan corto y tan esponjoso que casi se siente a sí mismo derritiéndose.

Voltea a verlo, escapándose de sus labios una sonrisa que hace que sus ojos se cierren, regalándole a Changbin la más hermosa de las vistas. Sonríe también, alzando las cejas después como si intentase coquetearle, cosa que el menor no entiende, pero vuelve a sonreír.

Se acomoda el cabello, que hoy está suelto, detrás de las orejas para despejar un poco su vista, aunque la parte delantera vuelve pronto a cubrirle los ojos. Su cabello es tan liso que parece bailar sobre sus pestañas. Unas pestañas tan largas y tan bonitas que sus ojos lucen gigantes, preciosos, brillantes.

Ahora mira su mano izquierda; Changbin le estuvo dibujando estrellitas en la palma de la mano, en la parte interna de los dedos, en la muñeca... Eso le hace sonreír una vez más.

- Qué bonito - susurra bajito.

- Tú eres bonito - le guiña el ojo, sonriendo con picardía.

- Espera, ven aquí.

Changbin voltea a mirarlo. Hyunjin se acerca, sentándose en el borde de su silla. Ahora están muy cerca, el menor pasando las manos por el suave cabello de su amigo. Lo está peinando, acomodando su cabello, dejándose a sí mismo observar esos ojitos obscuros que no se apartan de su boca. Changbin, estando tan cerca, ya no piensa en otra cosa.

Cuando Hyunjin termina, vuelve a su lugar. Se acomoda en su asiento, pero Changbin se acerca en esta ocasión, estampado sus labios contra la mejilla de Hyunjin.

El menor voltea a mirarlo, sorprendido y con las orejas de pronto bastante rojas debido al repentino contacto. No se lo esperaba, pero sonríe. Fue algo lindo que hizo latir a su corazón bastante rápido.

Quedan algunos minutos de clase. Esta vez es Hyunjin quien se recarga en el respaldo de su asiento, tomando una de las manos del mayor para jugar un rato con sus dedos. Está tan concentrado en ello que no se da cuenta cuando todos los demás comienzan a dejar el aula, dejándolos completamente sólos a los dos.

Cuando pudo notarlo, todo lo que había a su alrededor era silencio. Se asustó al ver que las butacas estaban vacías, pero entonces recayó en el chico a su izquierda. Changbin lo miraba con una sonrisa, con el codo apoyado en la mesa y su cabeza a la vez recargada en el dorso de su mano libre.

𝚁𝚊𝚖𝚎́ ¡! hyunsung → changjin ⚠︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora