27: chocolate blanco

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En esas semanas que pasaron, además, Hyunjin tuvo tiempo para comenzar con su pintura.

Comenzó con un fondo color rosa, trazos púrpuras bocetando encima las líneas guía de algo que no sabía aún lo que sería. Le agregó un poco de lila, naranja vibrante también y algo de amarillo pastel. Todo comenzaba a coger forma, aunque aún no estaba seguro de lo que estaba viendo.

El rosa del fondo simplemente hacía brillar más los colores, coloreando las sombras y alterando la saturación del resto de colores. Se veía bien. Era bonito.

Pero tenía un problema: cada vez que volvía a trabajar en ello, se transformaba completamente. Había comenzado siendo un paisaje, pero poco a poco se convertía en una flor. A estas alturas, sin embargo, lo que más parecía era un retrato. No sabía muy bien a quién, pero se parecía a alguien. Lo más lógico era pensar que era el rostro de Changbin el que estaba apareciendo, pero quizás no cualquier persona podría verlo. Eso tenía sentido y además le gustaba.

El lunes después de su cumpleaños decide llevar el cuadro al instituto; es algo difícil de transportar, pero necesita la opinión de sus amigos al respecto. Necesita que le digan si en verdad les hace pensar en Changbin o no.

Estaba nervioso. Lo primero que hizo fue dejar el bastidor en la sala de artes plásticas, justo al lado de su anterior obra aún no calificada. Resulta que la profesora del primero turno les había dado tiempo extra a los que aún no terminaban, y él aprovechaba para detallar un poco más.
Ese día había llegado más temprano. Cubrió la pintura con una tela ligera y se fue al aula de literatura. Aún no había nadie cuando él llegó, así que el tiempo lo utilizó durmiendo un rato.

Cuando despertó, Changbin ya estaba a su lado, haciendo algo en su libreta que Hyunjin no conseguía alcanzar a ver.

— Buenos días — lo saludó antes de bostezar, estirándose sobre sí mismo. — ¿Cómo estás?

— Hyunie, ¿dormiste bien?

— Sí... Bueno, últimamente me cuesta un montón. Por eso aproveché ahora para dormir un poco más.

— Eso está bien. Si aún tienes sueño, puedes seguir durmiendo y luego te paso los apuntes.

— ¿En serio?

— Claro; te veías muy tranquilo, no quería despertarte... Supongo que soñabas algo lindo.

— Sí. Soñé que íbamos a comer hamburguesas con Jisung y Jeongin. Era divertido porque ellos se metían a la zona de juegos para peques, y tú y yo actuábamos como sus padres.

— Ja... Eso me recuerda a algo.

— ¿Sí?

— Aquella vez en Seúl, cuando fuimos al supermercado.

— ¡Claro! Eso fue tierno.

— Pues, si ellos están de acuerdo, podemos adoptarlos.

— Sería divertido... Ellos son muy adorables: realmente me hacen pensar en niños pequeños.

— También es buena idea ir a comer hamburguesas más tarde.

— Dios, sí... Qué hambre.

— ¿No desayunaste antes de venir?

— No tuve tiempo. Tenía muchas cosas que organizar para llegar antes de que las clases comenzaran.

— Espera — le pide tiempo mientras busca algo en su mochila. Hyunjin lo observa con curiosidad, echando también un vistazo a la libreta aún abierta que Changbin dejó hace un rato en el escritorio. Alcanza a notar que estaba dibujando algunas flores a lo largo del margen de la hoja. Eso le parece bonito. — Cierra los ojos y abre la boca.

𝚁𝚊𝚖𝚎́ ¡! hyunsung → changjin ⚠︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora