#Fuego

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[HyungWon]

¡Oh, gracias Dios, Alá, Buda y todas las deidades del mundo! El cuerpazo de mi jefe estaba cubriéndome por completo y yo estaba en las nubes. El beso de la noche anterior había sido bueno pero corto y me había dejado con un dejo amargo luego de sus palabras. Y aunque debería seguir enojado porque primero se había 'arrepentido', el estar con su lengua en mi garganta no me estaba dejando pensar con claridad. Deseé tener más manos para agarrar y tocar todo lo que deseaba. Sus brazos fuertes, su perfume masculino y delicioso, su espalda titánica... Y su boca. Podría hacer un apartado y solo hablar de su boca y de sus besos. Quería tragármelo entero. Bajé mi mano a su entrepierna y quise aplaudir. Mi jefecito estaba feliz. Y su tamaño me hizo acobardar por una fracción de segundo. Ya lo intuía. El señor Shin era perfecto.

—Salgamos de aquí —dije en un suspiro, sin dejar de besar su cuello— por favor...

Apoyó su frente en la mía y sin darme tiempo a recuperar el aliento, me agarró de la mano y me arrastró a la salida. Casi corrimos al auto y apenas se sentó me lancé hacia su boca de nuevo. Me apretó contra su cuerpo y estuve a punto de montarme en su regazo ahí mismo.

—Déjame sacarnos de aquí —dijo con la respiración agitada.

Asentí y me senté, intentando calmar mi erección y mi pulso. No sé hacia dónde condujo ni cuánto tiempo pasó ya que lo próximo que supe es que tenía a mi jefe arrancándome la ropa y cayendo sobre mí en una cama. Su boca nuevamente aterrizó sobre la mía mientras movía su pelvis contra mi cuerpo.

—Dios... —jadeó contra mi boca— quiero comerte entero.

Sus palabras hicieron que mi sangre hirviera y asentí, tragando con fuerza y casi temblando con anticipación.

—Hazlo. Haz lo que quieras conmigo esta noche —susurré y gemí ruidosamente cuando su boca se cerró en mi pezón. Me llevé las manos a la cara, no pudiendo creer que estaba en la cama con ese hombre hermoso encima. Me incorporé un poco y besé su cuello y sus clavículas. Su piel era tan suave que no me quedó más remedio que sacar la lengua y lamer a lo ancho. Sus suspiros llenaban la habitación.

Su boca fue bajando por mi pecho dejando tiernos besos sobre mi piel afiebrada, pasando por mi abdomen y luego levantó la mirada. Parpadeé varias veces y lo miré, arqueando las cejas con picardía. Sonrió y sin dejar de mirarme, desprendió el cinturón y bajó el cierre de mi pantalón. Estaba perdido en una nube de sensaciones y en la intensidad de mi deseo. Lo deseaba tanto que ya nada me importaba más que lo que estaba pasando entre nosotros dos en esa habitación. Los dedos de Hoseok tiraron de mi bóxer hacia abajo liberando mi erección adolorida.

—Eres hermoso —dijo respirando contra mi piel. Dejó un beso más sobre mi pelvis y luego un beso más abajo. Todo mi cuerpo tembló de placer y abrí los ojos, mirando al techo, flotando de placer y deshaciéndome en las caricias que sus manos le daban a mis muslos y con su boca devorándome entero como había prometido.

Mis suspiros fueron amortiguados contra mi hombro y sus manos se deslizaron sobre mis costados. Su piel cálida se sentía bien bajo mis dedos.

—No sé qué hiciste conmigo, Wonnie, pero desde que aquella mañana no puedo dejar de pensar en ti —murmuró separando mis piernas con sus manos gigantes. La visión de su cuerpo perfecto, perlado por el sudor y su mirada hambrienta era algo que escapaba incluso a mis fantasías más atrevidas. Sus grandes manos acariciaban mis piernas casi con ternura y sentí unas ganas intensas de que me penetrara sin piedad.

—Señor Shin... —balbuceé con el aliento entrecortado cuando una de sus manos resbaló entre mis piernas y acarició mi entrada que se contrajo por reflejo al contacto. Su erección de toro presionando contra la mía, con una lentitud insoportable. Ya había depuesto todas las armas y lo único que restaba era que se desquitara conmigo. Quería que lo hiciera.

You're mine / 2wonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora