Iruma tenia una vida tranquila y relajada hasta que aquella noche lo escucho por primera vez. Iruma no tenía ni idea que aquel ser convertiría su vida en una montaña rusa de emociones.
-¿Estas seguro de ello? - una voz le preguntó.
-Sólo es mi imagi...
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Iruma se encontraba en su habitación, aquel día lo tenía libre por lo cual no podía ir a encontrarse con sus amigos pues estos se encontraban en una cita, en momentos así desea que el peli-rosa llegara a visitarlo, mirando el techo de su habitación, lanzo un largo suspiro.
—¿Me extrañas? — escucho en su mente.
—Si — dijo sin pensarlo dos veces — lo hago — rápidamente se colocó de rodillas mirando al frente, como si ahí se encontrara el peli-rosa.
—También te he extrañado mucho — escucho que susurraron en su oreja, haciendo que el peli-azul se sonrojara muy rápido por lo sucedido.
—¿Puedo verte? — pregunto al aire nuevamente con la esperanza de poder ver al peli-rosa.
Después de decir aquellas palabras pudo sentir un peso a lado suyo notando una figura esbelta y alta. Alice le miraba de manera fija, sus ojos brillaban de un color rosa intenso, en sus labios se podía notar una sonrisa que podría decirse era cálida, la mirada que en ese momento le daba a Iruma era tan tranquilizadora que no tuvo temor de tenerlo a lado suyo, Alice era un ser endemoniadamente lindo y adorable con aquella mirada y esa aura que lo rodeaba en ese momento, todo parecía ser más que perfecto, sin nada ni nadie que los interrumpiera.
Después de algunas miradas más Alice desplazo una de sus manos a una de las mejillas del menor quien no pudo hacer más que sonrojarse por la situación, cerrando sus ojos el peli-azul solo pudo disfrutas de las suaves caricias que sentía, disfrutaba aquel suave roce en sus mejillas.
—Me gustas — susurro Alice lo más bajo que pudo, Iruma no pudo escuchar aquellas palabras, lo único que pudo sentir en ese momento fue el brincar de su corazón y su piel erizarse por la mirada penetrante que le estaba dedicando el mayor.
Iruma no sabía que pensar en aquel momento, estaba tan sumido en la suave caricia que propiciaba el peli-rosa en una de sus mejillas, perdiéndose en aquellos encantadores ojos que no sabía que era lo que pasaba a su alrededor, en ese momento nada ni nadie le importaba, excepto ese chico que se encontraba en frente suyo.
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