Iruma tenia una vida tranquila y relajada hasta que aquella noche lo escucho por primera vez. Iruma no tenía ni idea que aquel ser convertiría su vida en una montaña rusa de emociones.
-¿Estas seguro de ello? - una voz le preguntó.
-Sólo es mi imagi...
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Iruma se encontraba en su habitación, no sabía en qué momento volvió a casa ni como volvió, de lo único que estaba seguro era de que Alice en todo ese tiempo que se llevan conociendo le estuvo mintiendo, aunque comprendía por qué lo hacía, de eso estaba seguro, de lo que no estaba tan seguro era de que pensar en ese momento, no sabe qué hacer con toda la información que ha estado recibiendo constantemente, lo que desea es no tener más noticias que atenten contra su estabilidad emocional.
Han pasados cerca de cuatro días en los cuales no ha tenido nada de comunicación con el chico y no sabe si es lo mejor, Iruma sabe perfectamente que lo extraña, cada cosa que decía, escucharlo hablar de cosas que en algunas ocasiones no entendía, acompañarlo a hacer sus actividades favoritas, en algunas ocasiones tuvieron una que otra cita en distintos lugares de la ciudad, extrañaba todo eso.
Recostado en su cama se queda mirando al techo buscando las palabras necesarias para poder darle forma a todo lo que se encuentra pasando por su mente.
—Solo dame unos días para pensar — recuerda que le había dicho a Alice en su momento de desesperación.
—Sé que esto te puede sorprender mucho — Alice con cuidado tomo una de las manos de Iruma — pero por favor, ten en mente que también soy un humano como tú — y con aquellas palabras dejo que el peli-azul se fuera a casa.
Muchos pensamientos inundaban su mente, era verdad que ante todo Alice seguía siendo un humano como él, ambos lo eran, el hecho de que Alice solo fuera la mitad de no cambiaba nada y no tendría por qué cambiar porque el peli-rosa no le ha dado motivos para poder desconfiar de él. Era todo lo contrario, con cada palabra que le decía, con las acciones que tomaba, incluso el cómo le hablaba demostraba que no era mala persona.
—Soy mitad demonio — esas palabras seguían en su mente tan frescas como el primer momento en las cuales las escucho.
Iruma estaba consciente de que Alice no era completamente humano, pero tampoco había imaginado que se trataba de un demonio, ¿Eso era posible? ¿O todo era parte de su imaginación? ¿Su abuelo sabrá de la existencia de los demonios? Imagen tras imagen llegaban a su mente, de cada uno de los días que paso con el peli-rosa, no podía negar que sentía algo más que una simple amistad, el estar a su lado le causaba una completa tranquilidad que no había tenido con nadie más.
Le gustaba, Alice le gustaba más de lo que podía imaginar en ese momento, tantos meses que pasaron juntos y se lamentaba no poder darse cuenta de sus sentimientos hasta ese momento donde ambos tenían verdades ocultas que poco a poco iban saliendo a la luz.
Algunos toques a su puerta lo sacaron de sus pensamientos, se acomodó mejor en su cama para poder recibir a la persona que seguramente estaba a nada de entrar, con pasos lentos y seguros Opera ingreso a la habitación para después dedicarle una pequeña reverencia al más bajo, acercarse a él hasta quedar a pocos centímetros de la cama.