Parte 8

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-¿Subiste todo?- asentí, nos encontrábamos colocando el equipaje para irnos en el viaje que planeamos, mi madre nos acompañaba más que feliz y en estos días SeoJin había recuperado un poco su ánimo.

Se sentó a mi lado en el coche y emprendimos viaje al aeropuerto, yo iba con mi uniforme mientras que esta iba bastante casual y bonita, llevaba unos pantalones que le quedaban de infarto con un pequeño top que me tentaba a quitar la vista de la carretera.

Estacione y tomamos las maletas mientras mi madre sujetaba al pequeño, se le veía tan feliz que me dieron ganas de verla así quizá con una niña, no ahora, pero en el futuro.

Cuando tuve que despedirme para abordar me sentí extraño, ya que era la primera vez que viajaba con ella sabiendo que no iría a la cabina a llevarnos algo.

Su hermano y Hana se había reintegrado ya y esta presumía su anillo en su dedo con una enferme sonrisa en su rostro, desee en ese momento ver a SeoJin hacer lo mismo.

...
Cuando llegamos al hotel pedimos dos cuartos uno para mi madre y otro con una cuna para nosotros tres, subimos nuestras molestas, SeoMin quien se encontraba dormido en brazos de su madre fue acostado por esta para luego comenzar a colocar las cosas en su sitio, yo por mi parte moría por una ducha.

Me adentré al baño y dejé que las gotas artificiales de lluvia cayeran sobre mi cuerpo y cabeza, la puerta se abrió dejándome ver a la diosa que tengo por mujer totalmente desnuda adentrarse conmigo a esta.

-Hay que ahorrar agua- dijo y eso me causó gracia.

-No me canso de mirarlo- dije posando mis dedos sobre la parte de su piel que llevaba mi nombre.

Eso la hizo estremecer y por unos segundos contuvo la respiración, estaba desnuda frente a mi, tan segura de si al mostrase tal cual y me lleno de orgullo lo mucho que habíamos progresado como pareja.

-Quiero hacerte el amor- dije sobre sus labios.

-¿Que te impide hacerlo?- posaba su lengua sobre los suyos expectante de mi toque.

-Tenemos compañía, si se despierta podría interrumpir tan maravilloso ejercicio, aunque podría hacerlo aquí, si no te molesta claro.- negó y un gemido de sorpresa salió de sus labios cuando mi mano de posicionó en su trasero levantando su peso hasta hacerla enrollar sus pies en mi cadera.

Tomó mi cuello y acortó el espacio que se encontraba entre nuestras bocas colocándolas tan juntas que impedía el aire siquiera adentrarse entre ambos.

La mano que no se encargaba de sostenerla fue a uno de sus senos para tocarlo a mi antojo y no miento cuando digo lo mucho que me encantan ese par, esta llevó su mano a mi entrepierna para acercarla más a sí misma.

-Espera cariño, debo ir por él condon- negó

-Comencé con las pastillas- su voz salía con jadeos por el desespero que se encontraba en ella, teníamos semanas sin tocarnos habíamos pasado unos días bastante agobiantes y por lo que veo no soy el único que la extraña.

Me hundí en ella y atrapé su boca cuando jadeó, estábamos húmedos y deseosos uno unido al otro en busca de sentirnos más si es que eso era posible.

La recargue en la pared y esta disfrutaba de mi toque, sus piernas se apretaban a mi trasero mientras se movía de arriba a abajo ayudando con los movimientos.

Su respiración se vio interrumpida y se contrajo a mi alrredodor haciéndome también terminar por tan maravillosa sensación.

A este punto no sabía si continuábamos húmedos por la ducha o era por el sudor, mi boca estaba seca y mi piel rogaba nuevamente fundirme en ella a pesar de encontrarme en su interior aún, así de extasiado estoy por ella.

-Te amo- dijo para luego besar mis labios con lentitud.





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