Prov SeokJin

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Cuando Namjoon pasó a dejarme al departamento de Hana los nervios llenaron mi cuerpo, no me arrepentía de haber golpeado al idiota, pero las palabras de Hana al tratar de impedir que lo hiciera me dejaron en claro lo molesta que estaría si lo hacía.

Subí a su piso con el corazón a mil, desde que nuestra relación tomó forma nos habíamos llevado bastante bien, algunas discusiones leves como cualquier pareja, pero nada que ver con lo que éramos en el pasado.

Hana a pesar de mostrarse como una chica ruda y poco sentimental es todo lo contrario, podría jurar que lo que me dijo le afectaba más a ella que a mi.

Toqué el timbre y solo bastó una vez para que la puerta fuera abierta.

-Te curo y te largas- estaba muy molesta, pero ¿a quien se le ocurre golpear a un persona frente al juzgado rodeado de policías?

A mi.

Esta se dirigió a su baño dejándome en la sala, tomé asiento en una de las sillas de su comedor y esperé.

Luego de unos segundos regresó con un botiquín en sus manos y su rostro igual de molesto.

Abrí mis piernas para que se adentrara y tuviera más acceso a mi rostro, colocó alcohol en un algodón y luego lo paso por mis heridas de manera suave, tomó una crema y las cubrió con ella antes de colocar algunas vendas a los golpes que lo ameritaba.

Cuando hubo terminado guardo todo lo usado para llevarlo de vuelta a su lugar.

Tomé su muñeca y la atraje hasta mi regazo dejándola descansar ahí, no dije nada solo me dediqué a mover mi mano derecha en su espalda de arriba a bajo tratando de nivelar su enojo.

-Mírame preciosa- No lo hacía, coloqué mi mano izquierda sobre su muslo e imite las caricias que hacía en su espalda. Escondí mi nariz en su cuello aspirando el delicioso olor que la ducha había dejado en ella.

Dejé besos cortos en su cuello y cuando la escuché suspirar alejé mi rostro de su escondite para verla.

-¿Al menos lo golpeaste fuerte?- asentí y dejé un beso fugaz en sus labios -¿te demandó?- negué y volví a besarla -¿No te ibas?- negué y la besé nuevamente mientras bajaba mi mano derecha y apretaba su trasero.

-Quiero dormir aquí, debes cuidarme, estoy enfermo- eso la hizo reír.

-No estás enfermo

-Lo estoy, estoy tan enfermo que hasta te cedería el control en el sexo- me miró expectante, si algo me había pedido que no lograba en mí complacerla era eso.

Mi personalidad siempre ha sido dominante y en el sexo no es la excepción, las pocas veces que esta había estado arriba de mí ha sido siendo guiada por mi manos y siendo yo quien lleve el ritmo.

Se ha quejado en mas de una ocasión pidiendo ser ella quien domine por así decirlo y no se lo he concedido, ahora estoy dispuesto a hacerlo por su perdón.

-¿Me dejarás?- asentí -Ve a darte un baño, te espero en el cuarto con todo listo.- dijo y se levantó a prisa de mi regazo.

¿Todo listo?

¿Que es todo listo?

Me metí a bañar como me pidió y cuando salí envolví mi cuerpo en una toalla, esta se encontraba sobre la cama, ¡maldición me arrepentiré de esto!

Llevaba un conjunto de ropa interior de sólo una pieza, era completo en en encaje negro, transparentaba maravillosamente, desde mi posición podía ver sus erectos pezones y su zona V, dos medías hasta los muslos acompañaban tan hermosa pieza y un par de tacones rojos, su pelo ahora estaba suelto y sus labios del mismo color que sus tacones.

Me estremecí cuando noté lo duro que estaba con solo apreciarla un momento, cuando me dispuse a acercarme a ella negó con la cabeza y recordé el trato por así decirlo para que me dejara quedarme.

-Siéntate Kim- su voz era melosa, tomé asiento sobre la cama con mis brazos sosteniendo mi cuerpo hacia atrás.

La vi moverse y encender una lámpara roja aún lado del cuarto, luego se dirigió al interruptor y por último se acercó al reproductor de música para colocar música.

Cuando Aquaman de Jay Park comenzó a sonar y solo podía ver lo poco de ella que la luz me permitía, sus movimientos al bailar frente a mi y lo sensual que se veía hacia literalmente que mi polla palpitara con fuerza.

Pasaba sus manos por su cuello, labios, senos y centro, luego bajo delicadamente y cuando estuvo cerca del suelo abrió sus piernas frente a mi dejándome con ganas de ver más que lo poco que me mostraba.

Se colocó nuevamente de pie comenzó a moverse nuevamente y sin poder resistirlo más deslicé mi manos por mi cuerpo, abrí la toalla que me cubría y comencé a tocar mi hombría con ella bailando frente a mi.

Los músculos de mis brazos estaban más que tensos, esta se acercó a mi y se arrodilló para complacerme, pero eso no me bastaría, estaba tan necesitando que dudaba mucho que con solo eso lograra satisfacerme.

Detuve sus movimientos y su rostro extrañado me confirmó que no se lo esperaba.

La halé conmigo a la cama posicionándome ágilmente sobre ella.

-Hana, dime por favor cómo se quita esto, porque juro que acabaré rompiéndolo- estaba al límite.

-No tienes que quitarlo para entrar- lleve mis dedos a la zona y noté la abertura que se encontraba justo donde necesitaba y siendo solo una fina cinta envuelta en un nudo de cordón lo que unía un lado de el otro.

Sus tacones y medias se quedarían justo donde estaban.

Desaté tan maravilloso invento y entré en ella generándome esto un placer inexplicable.

¿A quien más debía pelear para tener tan maravillosa recompensa?

Sus muñecas eran sujetas en forma de X  por una de mis manos mientras que nuestras lenguas jugaban con la contraria y su interior me recibía de la manera más cálida y húmeda posible.

Su gemidos no se hicieron esperar y cuando llevé mi mano restante hasta su hinchado y necesitado clitoris esta de corrió a mi alrededor viendo directamente mis ojos, tres o cuatro estocadas más y me vertí dentro de ella esparciendo todo de mí en su interior.

Nuestros sudorosos y agitados cuerpos se encontraban uno sobre el otro recuperándose de tan maravilloso ejercicio.

-Si quieres ahora podemos intentar eso de tu tomando el control- dije recordando que así debía ser desde un principio, eso la hizo reír.

-No creí que aguantarás tanto en realidad.- asentí besando su sudorosa frente.

Mañana despertaré hecho mierda por la paliza que tenía mi cuerpo y por el esfuerzo que había hecho hace unos momentos, pero valía cada maldito segundo.




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