Parte 8

256 40 7
                                    

Sus manos se encontraban aferradas a mi espalda con fuerza, sus piernas al rededor de mi cintura y su boca entreabierta buscando aire, los gemidos inundaban la habitación haciéndome inevitable maravillarme.

Era imposible no extasiarse con ella, su olor mezclado con ese sutil sudor que bañaba su cuerpo, su pelo esparcido por toda la almohada, mis manos a sus costados impulsando mis movimientos, lentos y profundos.

En este momento comprendí lo mucho que necesitaba esto, lo mucho que deseaba estar dentro de ella, lo mucho que necesitaba hacerle el amor.

Porque la amaba.

Amaba sus labios gimiendo mi nombre cuando llegaba aún más profundo en ella y amaba cada vez que sus muslos me atrapaban en su interior.

Ame el gemido para nada sutil que abandonó sus labios cuando al fin logramos la liberación, porque por más penoso que sea admitirlo apenas había aguantado.

Eran tantas las ganas que tenía de estar con ella que en este momento agradezco haber logrado su placer antes que el mío, y cuando la sentí aprisionarme en su interior liberé mi esencia dentro del condon.

Besé sus labios nuevamente, algo lento y dulce, algo que le dijera lo mucho que la amaba.

Salí de su cálido interior y me adentré en el baño, cuando salí las luces aún estaban apagadas, con la diferencia de la tenue luz que se colaba del baño, traía puestos mis bóxers así que coloqué rápidamente mi pantalón cuando la puerta fue tocada, debía ser la cena.

Salí para recibir esta y cuando regrese ella no estaba en la cama, de seguro se veía muy tierna tratando de escapar mientras salía de la cama.

Organice las cosas en la mesa para comer, luego de unos minutos la regadera fue cerrada y esta entreabrió la puerta para asomar su cabeza.

-¿Me prestas mi vestido?- dijo con un poco de timidez, debería dejarla de lado, no debería ser tímida, no conmigo.

Asentí, pero preferí tomar una de mis camisetas, aún recuerdo lo bien que se veía con ellas.

Esta la tomó en silencio y luego de colocársela salió del baño, le quedaba por la mitad de los muslos.

Sus ojos viajaban por toda la habitación buscando algo, entonces comprendí que cosa era.

-Que no te de pena, ven aquí- la tomé de la mano sin escuchar respuesta y nos senté en la silla para comenzar a comer.

Esta se encontraba en silencio sobre mi regazo mientras trataba tímidamente de tomar las cosas, a pesar de lo nerviosa que estaba, me sirvió y aprecié el gesto, era tan linda y atenta que le salía natural.

Comimos tan pegados el uno al otro que me fue imposible no desear que así sea todos los días.

Cuando esta dejó los palillos sobre su plato y tomó del vino que habían traído para nosotros, tomé mi saco que se encontraba a un lado nuestro y saqué la pequeña caja que tenía para ella.

Era un collar con una pequeña flor en diamantes, cuando lo vi en la joyería solo pude pensar en su hermoso cuello portándolo.

Coloqué la caja abierta frente a ella, está lo apreció y posó sus hermosos dedos en él para luego mirarme.

-Lamentó que la noche no saliera como la planeé, esto debió ser el inicio de ella. Y debía ir acompañado de una pregunta para la cual estoy muy nervioso en este momento- decía bajo su atenta mirada.-Me gusta, me gustas mucho, quiero todo contigo, quiero la oportunidad de ser feliz a tu lado, de compartir esa felicidad contigo, de que compartas la tuya conmigo, quiero que olvides todo lo demás y solo te concentres en mi, en nosotros en este preciso momento y por favor respondas ¿Quieres ser mi novia?

Sus ojos viajaban de los míos a mis labios y los suyos mostraron algunas lágrimas dispuestas a salir, la besé.

Un beso dulce y cálido para recordarle que no debía temer, que era posible estar conmigo sin complicaciones, que no debía preocuparse por nada más.

Se acomodó un poco mejor quedando frente a frente a mi, aún con ambas piernas juntas una a la otra a un costado mío y cuando nos separamos asintió con la cabeza dándome la respuesta que tanto deseaba.

-Si.- solo eso necesitó decir para hacer que mi corazón latiera con fuerza, para hacer que mis músculos se relajaran al fin, besé sus labios y tomé el collar en mis manos  y luego de colocarlo en su cuello la besé nuevamente, un beso lleno de necesidad, necesidad de ella.

-¿Estas muy cansada?- pregunté y negó, para luego recibir nuevamente labios sobre los suyos.

.Espero lo hayan disfrutado💜
En la imagen el collar en cuestión

Alguien MejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora