8. Atrapada

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—Debo sacarlo de aquí —Y sin esperar una respuesta de parte de Francisco, corrió a la computadora, allí se iban marcando los signos vitales de su hermano, todos en números bajos al promedio, estaba decayendo, a ese ritmo moriría y pronto.

—Nunca he manejado esta máquina... no tengo idea de cómo sacarlo de allí —Musitó Natalie con cierta frustración mientras con cuidado comenzaba a moverle al teclado, sacaba información e información sobre su hermano, prácticamente todo el expediente estaba allí.

—Rápido Natalie, apúrate que no tardarán en encontrarnos.

La presión de parte de Francisco no le ayudaba para nada y no pudo evitar maldecir su gen felino que le hacia sentirse más y más nerviosa por el estrés. Tragó grueso y tras abrir varias ventanillas en la computadora, finalmente encontró la que buscaba.

"Desactivar suspensión".

—Esta ha de ser —Y finalmente apretó el botón.

Quizá fue un gran error, el foco rojo del techo comenzó a parpadear y una alarma comenzó a sonar con fuerza.

—¿¡Qué hiciste Natalie!? —Le gritó Francisco mientras se agarraba con fuerza las orejas, aquel sonido  le estaba aturdiendo y su oído desarrollado no le ayudaba para nada.

—¡Estoy sacando a mi hermano! —Gritó mientras se sujetaba sus orejas felinas, corriendo hacia el cristal que le separaba de su hermano, pero él se veía igual, con los ojos cerrados, con aquella mascarilla brindándole oxigeno. —¿¡Por qué no funciona!? —Sus ojos se llenaron de lágrimas ¿¡Por qué su hermano no despertaba!?

—¡Marc! ¡Marc! —Empezó a golpear con fuerza el vidrio soportando el fuerte sonido de la alarma.

—Tenemos que irnos Natalie, puedo olfatear a los guardias, vienen para acá

—¡No me pienso ir sin mi hermano! —Y por primera vez experimentó un verdadero odio interno, las garras de sus manos comenzaron a crecer y a volverse negras, al ver esto no lo dudó dos veces, dio un fuerte golpe al vidrio, este apenas se rayo un poco, dio un segundo golpe, luego un tercero, al cuarto finalmente comenzó a romperse.

—¡¿Qué haces?! ¡Eso es peligroso! —Francisco estuvo a punto de detenerla, sabía que terminaría por hacerse daño, después de todo sus manos comenzaban a sangrar a causa de los golpe.

—¡No me importa! ¡Sacaré a Marc de aquí! —Y tras dar un quinto golpe, finalmente el vidrio se rompió delante de ella. El agua de la caja comenzó a salir a chorros, dejando que poco a poco el cuerpo de Marc fuera terminado por caer en el suelo.

—¡Marc! —Natalie corrió hacia su hermano, le retiró las agujas que estaban en su cuerpo y que le conectaban a los sueros, después le quitó la mascarilla y comenzó a darle suaves palmadas en las mejillas. —Vamos, despierta bobo —Pidió en un fino ruego, sintiendo que sus lágrimas poco a poco iban cayendo al suelo.

—Na...thy... —Musitó suavemente Marc abriendo lentamente los ojos, se sentía completamente perdido, aturdido, con el cuerpo completamente pesado seguramente por el sedante que le habían puesto. Al principio vio borroso una silueta a un lado suyo que le sujetaba la cabeza, pero poco a poco comenzó a cobrar forma y pudo reconocer a su hermana menor.

—¡Natalie!

Le fue imposible no reincorporarse rápidamente y abrazar con fuerza a su hermana, era increíble, después de tanto tiempo finalmente estaba allí, juntos, aunque no en la situación que hubiera deseado.

—Marc, estaba tan preocupada por ti, me alegra ver que estas bien, no sé cómo... pero haré que vuelvas a la normalidad ¿De acuerdo? Perdóname hermano, jamás debí haber aceptado esto... de saber que te lo harían.

Experimento 204Donde viven las historias. Descúbrelo ahora