Conforme Marc se iba alejando, el olor se iba esfumando y por ende el control de su cuerpo iba volviendo, ya no sentía tanta náuseas y sus piernas ya no temblaban en cada paso, aceleraba gradualmente los pasos con tal de alejarse lo más rápido que le fuera posible, ya habiendo avanzado tanto y habiendo sacrificado a Francisco no podía permitirse el lujo de fallar en completar la misión; Poner a salvo a su hermana.
No logrando resistir por mucho tiempo, sólo cuando el sonido de la alarma del aeropuerto ya no se escuchaba ante sus finos oídos, dejó el cuerpo aún inmóvil de su hermana recostada bajo la sombra de un árbol, sentándose él a un lado para poder evaluar la situación.
Carretera, tierra, tierra, tierra, a eso se limitaba la visión que tenía frente a él, ni señal alguna de civilización ¿Cuánto más tendría que caminar para estar en una zona segura? Se acostó por completo boca abajo al notar que cerca de la carretera pasaba un automóvil, tenía dos opciones; Parar a alguno de los carros y pedir ayuda, o bien, no arriesgarse a que fuera alguno de los científicos buscándole y mejor alejarse de la carretera. Una difícil decisión para él.
-*-
—Leo, despierta carajo.
La palmada en su cara fue suficiente para ser despertado, en un inicio pensaba reclamarle a quien le había despertado así creyendo que se trataba de Francisco, pero al ver a su hermano Javier se calmó por completo.
—Javier —. Alcanzó a susurrar y en un impulso se irguió en la cama y estrecho fuertemente a su hermano en brazos, hasta hace un par de horas atrás le creía muerto, y ahora allí estaba, como si todo hubiese sido tan sólo una pesadilla.
—Si, si, yo también te extrañé, ahora ven rápido, Paola se desmayó y no puedo hacerla reaccionar.
Al parecer Javier no era consciente de la preocupación de su hermano, pues al soltarse del agarre amistoso Leo sólo bufó arrepintiéndose de aquella muestra de afecto a la que no acostumbraba.
—¿Qué pasa? —Recordando el porqué le había hablado su hermano, se fue poniendo de pie, aún se sentía un poco mareado sin embargo se encontraba en mejor estado que antes.
—Ya te dije idiota, se desmayó y no logro hacer que reaccione, me estoy empezando a preocupar, ella me dijo que Francisco no iba a demorar sin embargo ya pasaron horas y sigue sin volver y tampoco tengo noticias de Natalie ni de Marc, además...
Leo le silenció al poner su mano sobre la boca de Javier, intentando procesar bajo su dolor de cabeza lo que estaba pasando.
—Primero lo primero... Vamos a ver a Paola.
Intentaba mantener el control de sus emociones, pero aún en su mirar no podía ocultar lo preocupado que se encontraba por Natalie.
—Está en la habitación de a lado, vamos.
Leo le siguió a donde le había mencionado y apenas entró notó en la cama a una muy agitada Paola, parecía tener dificultad para respirar y por sus muy sonrojadas mejillas podía deducir que estaba con fiebre.
—Trae una toalla húmeda —Le ordenó a su hermano, acercándose a Paola y tocándole la frente para confirmar sus sospechas, realmente se encontraba en muy mal estado.
—Le pasó de la nada, de repente estaba bien y al otro segundo se cayó así sin más. —Explicó Javier una vez que había traído la compresa fría. —Por Dios Leo, ¿Qué vamos a hacer? No podemos salir por medicina y aún así no creo que funcione por no ser ella humana.
Leo pasó la fría compresa en la cabeza de la chica para enfriarle el rostro, dejando al final la compresa en la frente de ella e intentando no dejarse contagiar por la preocupación y frustración de su hermano.
—Creo que no podemos hacer nada realmente ¿recuerdas? Este es su ciclo de vida, así de corto, con un doloroso final.
Suspiró resignado ante lo que iba a acontecer, dejando anonadado a su hermano.
—¿La vas a dejar morir así sin más? ¡¿No harás nada?!
—¡¿Crees que puedo hacer algo?! —Respondió con la frustración marcada en cada palabra. —¡Maldición! Sin una verdadera cura no podemos hacer absolutamente nada, Marc, Francisco... Natalie, acabaran así mientras no tengamos esa cura.
Las lágrimas de frustración corría por sus mejillas, en el agonizante rostro de Paola podía ver reflejado el rostro de Natalie, ese iba a ser el destino de todos en menos tiempo de lo que esperaba.
—Fran-cis-co —Ambos prestaron atención rápidamente al escucharla. —¿Dónde es-tá...?
Paola con un gran esfuerzo logró abrir un poco los ojos, mirando a los confundidos hermanos que estaban a su lado.
—Paola.
—¿Dónde... está...?
Los hermanos se miraron entre sí ¿Cómo decirle a una chica que está al borde de la muerte que la única persona que deseaba ver no estaba cerca y no sabían realmente en donde estaba?
—Pronto volverá —Mintió Javier al no ver que su hermano fuera a responder.
—Necesito que venga, lo necesito a él —Tosió un par de veces, sintiendo su pecho doler ante el acto.
—Ten paciencia, no ha de tardar. —Apoyó ahora Leo, tomando con suavidad la mano de la chica. Paola sonrió muy tenuemente sintiendo cada vez más pesados los ojos, más ausente su presencia, más corta su vida.
—Tengo miedo —musitó, cuando una lágrima cayó por su mejilla.
—Paola, tranquila, todo estará bien, Francisco viene en camino.
Paola cerró los ojos al ya no poder tenerlos abiertos por más tiempo, respirando cada vez más agitada.
—Siempre me creí preparada para este momento, no era ningún misterio que iba a morir, pero, no quiero morir, no quiero irme así, quiero ver a mi familia otra vez, quiero irme a casa, terminar una carrera, experimentar un amor más profundo, poderme casar, poder tener una familia unida, con dos hermosos hijos, quiero vivir —Sollozó y su voz se quebró.
Leo a pesar de no compartir ningún lazo con Paola, sintió sus ojos humedecerse por estar tan cerca de la muerte de alguien y no poder hacer nada por evitarlo. Puso su mano sobre la mano de Paola, quien por la fiebre ya iba perdiendo la cordura.
—¿Francisco? —Preguntó con una mínima esperanza de que fuera él, sin ser capaz de abrir los ojos.
Dio un suave apretón a la mano de Paola como respuesta, dejaría que creyera que se trataba de aquel hombre para que al menos muriera creyendo que estaba con la única persona que deseaba tener a su lado.
—Sabía que volverías... Nunca dude de tu promesa —Sonrió muy levemente, las lágrimas ya no podían parar mas ni un sollozo escapó de sus labios. Intento olfatear para conservar el olor de su amado, pero ya no tenía control alguno de sus sentidos, suerte de Leo pues si ella lograba su cometido descubriría la mentira.
Leo apretó un poco más firme la mano de Paola para hacerle ver que estaba allí, y Paola correspondió el apretón apenas un poco.
—Te amo —Susurró muy débilmente, aflojando poco a poco el agarre hasta desvanecer toda su fuerza. Su respiración agitada finalmente cesó y Leo ni siquiera tuvo que comprobar que Paola ya había muerto.
—Al menos dejo de sufrir y pudo irse en paz —Musitó Leo al ir soltando la mano de Paola, sintiendo un ardor en su pecho.
Javier no respondió, había visto toda la escena en silencio tan sólo sintiendo las lágrimas caer, él era más sensible que su hermano y sin duda no hizo ni un mínimo esfuerzo por evitar el llanto, dejándose llevar por el dolor y la frustración de no poder hacer nada.
—Debemos buscar a Natalie y a Marc, antes de que sea demasiado tarde. —Por simple reflejo pasó su mano por el pulso de la chica para comprobar que ella ya no estaba más con ellos. Suspiró con tristeza y miró a su hermano sin juzgarlo.
—Vamos. —Dijo firme al secarse las lágrimas, no tenía pista alguna de como sabrían a donde ir... Ellos al menos no, pero sabían de alguien que si.
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Experimento 204
Romance-Soy una aberración, un accidente de la naturaleza, eso es lo que soy exactamente... un error. -¿Cómo te llamas? -Experimento Dos Cero Cuatro. - En una época donde las enfermedades se volvieron algo exclusivo en los seres humanos y motivo principal...