17. La cura

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No podía ser posible… debía tratarse de una mentira, quizá una pesadilla, si, eso debía ser, un muy mal sueño.

—Leo… Basta.

Natalie sentía como las lágrimas iban corriendo por sus mejillas, la escena era devastadora, y todo era su culpa… si no hubiera aparecido en la vida de Javier y Leo, eso jamás les hubiera pasado. Se hincó a un lado de Leo y le tomó del hombro, pero él no hacia caso, simplemente seguía sacudiendo a su hermano.

—No, esto no es cierto, mi hermano está bien, él no puede morir, él es todo lo que tengo en el mundo, no puede abandonarme.

No paraba de derramar las lágrimas, sentía una opresión en su pecho muy fuerte, seguramente su corazón que se estaba destrozando ¿Por qué? ¿¡Por qué él no había muerto!? Lo que hubiera dado en ese instante por darle su vida a su hermano, que él muriera pero que su hermano sobreviviera.

—Leo, tenemos que irnos… hay que buscar a Francisco y…

—No ¡Me niego a irme sin mi hermano! —sollozó y sacudió con más fuerza a Javier— pedazo de idiota ¡Despierta! No puedes dejarme así ¿EntiendeS? ¡No puedes!

Realmente no sabía como calmar a Leo, se veía muy afectado por lo que le acababa de pasar a Javier, pero ¿Qué podía hacer? Sintió como el cientifico le tomaba del hombro, diciendole de esa muda forma que debian irse.

—¿No tiene salvación? —le preguntó a Jorge.

—No, lo siento.

Bajó sus peludas orejas y sintió las lágrimas correr por sus mejillas, no se había encariñado de gran manera con Javier, después de todo él le tuvo miedo desde el principio… pero se trataba del hermano de la persona que amaba, y el hcho de que Leo sufriera, le provocaba dolor también.

—Chicos, en serio lamento lo que están pasando pero de verdad debemos irnos.

Leo apretó el cuerpo de su hermano contra el suyo, no quería irse, prefería morir allí a su lado.

—¡Natalie!

La nombrada giró el rostro hacia la puerta, donde Francisco se encontraba completamente exhausto de tanto correr.

—¡Francisco! ¿Y Marc? —fue lo primero que preguntó al darse cuenta que su hermano no estaba con él.

—¿Marc? No lo he visto, pero eso no importa ahora, Paola, rápido.

La rubia entró a la habitación, casi por instinto le gruñó a Natalie y ella por reflejó agachó las orejas y le devolvió el gruñido, al parecer cuando se trataba de opuestos tanto en raza como en sexo había cierta atracción, pero si eran del mismo sexo había un completo odio de por medio, pues Paola sin siquiera conocer a la chica deseaba destrozarla allí mismo.

—¿Paola? —preguntó Francisco extrañado por la actitud tan a la ofensiva de la chica

—Ah, lo siento —le gruñó por ultima vez a Natalie antes de pasar de largo e ir hacia los hermanos, Marc le había ignorado completamente, solo mantenía la mirada fija en su hermano, asi que Paola aprovechó ese momento de distracción y sin siquiera preguntar le encajó la aguja en el cuello a Marc.

Él por reflejó intentó quitarsela pero al sentir el liquido pasar por su sistema sintió un fuerte calambre que le hizo caer al suelo y retorcerse.

—¡¿Qué le hizo?! —se notaba realmente alarmada Natalie a la vez que corría hacia Leo quien seguía convulsionando en el suelo.

—No te preocupes, estará bien, es la cura. —dijo Francisco sin mucha seguridad, por confiar ciegamente en Paola había terminado atrapado en ese lugar y por ende sentía un poco de desconfianza.

—Tranquilo Francisco, esta vez no te estoy mintiendo —musitó Paola al darse cuenta de lo que el chico pensaba. Preparó la otra jeringa y se acercó al chico que parecía muerto, le inyecto la cura y poco a poco comenzó a estremecerse.

—¿Esta vivo…? —preguntó Natalie con desconfianza.

—Obvio, de no ser así no estaría reaccionando.

—Tomen a Leo y a Javier, tenemos que irnos de aquí —dijo Jorge ya algo alarmado, entre más tiempo estuvieran allí peor sería para él.

—Aún no puedo irme.

—¿Ahora por qué? Natalie.

—Mi hermano había ido a buscar a Francisco, pero si él esta aquí… significa que mi hermano sigue buscandolo, iré por él, ustedes pueden adelantarse.

—Pero Natalie…

—Francisco, en serio, ya conozco este lugar, lo encontraré y me iré, ustedes vayanse.

Francisco no quería irse, tenía un mal presentimiento, pero sin tener más opción asintió y fue con los chicos, cargó a Javier en su espalda, mientras que Jorge cargaba en su espalda a Leo que finalmente había dejado de moverse y ahora se encontraba inconsciente.

—No te tardes, si te demoras ire a buscarte —Natalie asintió a lo que le decía Francisco y finalmente salió corriendo por los pasillos para encontrar a Marc.

—Hay una salida de emergencia no muy lejos de aquí, vamos.

Y Jorge comenzó a correr con Leo en su espalda, siendo seguido por Paola y Francisco, lo mejor sería irse antes de llamar la atención de alguien más.

***

—Maldición, Marc, ¿Dónde estás?

Se preguntaba en voz baja intentando pasar lo más rapido posible por los pasillos, su hermano no debía estar lejos, seguramente seguia el rastro de Francisco y se encontrarían en algún punto, o al menos eso esperaba.

—¡Alto allí!

Maldijo para si misma al escuchar a los guardias, la habían encontrado. La alarma comenzó a sonar en todo el edificio, ahora si no le quedaba tiempo. Corrió ignorando por completo a los guardias, ya la habían descubierto así que no tenía porque seguir ocultandose.

—¡Marc! ¡Marc!

Pero no había respuesta, dio vuelta en cada esquina pero sentía que poco a poco la iban acorralando, Se empezaba a frustrar, no encontraba a su hermano en ningún lado y cada vez las salidas se le iban acabando, las lágrimas empezaron a brotar, sentía miedo, miedo de volver a ser atrapada en aquel lugar, a que volvieran a experimentar con ella.

—Marc… —susurró, en un mal paso que dio, tropezó, miró hacia adelante y se encontró en un pasillo sin salida… la habían atrapado otra vez.

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Lamento muchisimo la tardanza u.u he estado demasiado ocupada con mi pasantia de Enfermeria que no tengo tiempo de nada, pero intentaré hacerme mi espacio para no tardar tanto en actualizar, gracias por esperarme ;w; un saludo!

Experimento 204Donde viven las historias. Descúbrelo ahora