15.- Imaginación.

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Era su cumpleaños

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Era su cumpleaños. Era su maldito cumpleaños.

Jesse estuvo todo el mes pensando en qué iba a darle a Sophie por su cumpleaños. Incluso recurrió a preguntarle a Jules (terminó arrepentido de haberle pedido ayuda ya que él le sugirió un bar de strippers gay), a sus hermanos y sus padres, pero ninguna de sus ideas le resultó realmente grandiosa.

Él quería que su primer cumpleaños juntos fuera algo digno de recordar en el futuro. Algo que si por causas del destino se tuvieran que separar, ambos pudieran recordar con gran alegría.

Y finalmente la idea llegó a su cabeza.

Posiblemente esa ha sido la cosa más disparatada y sin sentido que alguna vez imaginó, pero Jess sabía que ellos podrían hacerlo funcionar. Encontraría la manera.

Sólo esperaba que a Sophie le gustara.

Las cosas habían estado un poco incómodas desde aquél beso que compartieron pasados de copas en febrero, pero no era algo que no pudieran superar con el tiempo... O eso es lo que le gustaba creer a Jesse. Pero eso no importaba en ese momento; todo se trataba de Soph cumpliendo veintiún años.

—Jesse, son las 7 de la mañana. Podría matarte en este preciso momento —dijo la chica al abrir la puerta de su departamento. Cubrió su boca con una mano cuando bostezó y Jess sólo pudo pensar en gatitos.

— ¿Por qué nunca puedes abrir la puerta y decir hola? —le reprochó entrando por el umbral y plantando un beso en su mejilla—. Feliz cumpleaños, Solecito.

—Te adoro, Jess, en serio lo hago, pero sería más feliz si me dejaras dormir hasta una hora decente —hizo puchero con los ojos entrecerrados debido al sueño y tomó asiento en el sofá.

—Eres demasiado floja, eso es lo que sucede —rio al ver la mirada de resentimiento que le mandaba la castaña—. No me mires así y ve a prepararte. Vamos a pasarlo en grande hoy.

—Espero que te refieras a ordenar pizza y ver un maratón de Gossip Girl en la TV todo el día porque eso es exactamente lo que pienso hacer —contestó Sophie sonriendo irónicamente intentando ganar una guerra que claramente había perdido desde el momento en que Jesse entró por la puerta.

—No haremos eso y tú lo sabes. Saldremos de aquí e iremos a tener un buen día —condicionó él y tras darse cuenta de que Soph no parecía lo suficientemente motivada, resopló—. Te compraré pastel, ¿bien?

—Ya me convenciste —y rápidamente corrió a vestirse para salir.

Media hora después Sophie estuvo lista. Usaba una blusa blanca suelta, unos pantalones entallados negros rotos en la rodilla derecha y unas sandalias de cintas negras. Su cabello estaba tomado en una coleta alta y llevaba unos diminutos pendientes negros. Su maquillaje se miraba muy natural también.

—Aquí estoy —dijo Sophie llegando al living, encontrándose con Jess tirado en el sofá viendo un episodio de su serie favorita.

—Entonces, andando, Solecito —la chica tomó su cartera, llaves y celular junto a su chaqueta de jean y juntos salieron del departamento.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora