8.- Amor platónico.

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Jesse se despertó un par de horas después.

Todavía soñoliento, reparó en el hecho de que uno de sus brazos se encontraba alrededor de la cintura de Sophie. Y que durmieron abrazados.

No pudo evitar sonreír al darse cuenta. Se levantó de la cama con cuidado para no despertar a la chica, y le dedicó una mirada cuando logró ponerse de pie.

Todavía llevaba la ropa que estaba usando cuando bajaron del avión, solamente el gorro había desaparecido de la cabeza de la castaña y se encontraba encima del escritorio. Tenía un ligero ceño fruncido y los labios levemente separados. Repasó con detenimiento su rostro, grabándose cada detalle, cada peca en sus mejillas, cada lunar, sus pestañas, su linda nariz, todo.

Tomó todo de sí mismo y se alejó de la chica, caminando hacia la puerta de la habitación y saliendo por esta. Ya en el pasillo, suspiró profundamente y contó mentalmente hasta diez.

De repente empezó a sentir como si estuviera ahogándose mientras miraba a Sophie. Nunca se había sentido así; como si le empezara a faltar el aire y le ardiera el pecho. En el corazón.

Decidió dejarlo pasar, convenciéndose de que aquella repentina sensación se debía a un pequeño ataque de nervios por la mala ventilación de aquella habitación, y lo único que necesitaba era salir de ahí y aclararse.

«Sí, eso debe haber sido»

Bajó las escaleras para encontrarse a un Christian extendido a lo largo del sofá, con una bolsa de frituras en su abdomen y un envase de refresco posicionado en la mesita café frente a él.

— ¿Mamá no te tiene prohibido comer sobre el sofá? O mejor dicho, respirar sobre el sofá —le preguntó Jesse, sobresaltando al adolescente.

—No asustes así, Jess —comentó Chris, recuperando la postura y metiéndose una papa frita a la boca—. Y sí, tengo prohibido acercar mi maravillosa persona al sofá, pero mamá no está y si tú se lo mencionas, será tu fin.

— ¿Dónde están todos? —dijo, desterrando los pies de su hermano del asiento para poder sentarse y obligando al otro a acomodarse correctamente.

—Papá se fue a trabajar, regresa en unas cuantas horas más. Mamá y Maggie fueron al supermercado para comprar lo que hace falta para la cena; y yo decidí quedarme a cuidarlos mientras dormían —sonrió galante y luego suelta una carcajada—. No, me quedé porque están dando una película de Miley Cyrus en la televisión y ya sabes —se encogió de hombros—, amor platónico es amor platónico.

—Tienes un serio problema —suspiró y miró la televisión junto a su hermano.

— ¿Sophie ya despertó? —soltó Chris pareciendo despreocupado, pero con toda la intención de poner nervioso a Jess. El joven parpadeó sorprendido y sabe que lo había logrado. Eso es lo que más extraña de vivir con aquél subnormal.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora