20.- Hablando de llamadas telefónicas.

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Si algo estaba aprendiendo Sophie ese día, era que organizar una boda es un verdadero caos

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Si algo estaba aprendiendo Sophie ese día, era que organizar una boda es un verdadero caos.

Tanto ella como Alicia, Anne, y las niñas que repartirán pétalos de flores a través del corredor de la iglesia estuvieron durante cuatro horas en un salón de belleza donde las peinaron y maquillaron profesionalmente. Sophie fue la que estuvo lista primero, ya que sólo alaciaron su cabello y lo sujetaron en una coleta con un crepé en el frente. Su maquillaje era un poco natural, pero totalmente asegurado de que duraría todo el día. Lo único complicado fue el maquillaje alrededor de sus ojos, ya que usaron diferentes tonos de sombras oscuras, delineadores y capas de mascara para que se miraran de esa manera.

Lo más estresante de aquello había sido tener que soportar a Quinn, la organizadora de bodas que Alicia contrató, gritando indicaciones en la bocina de su celular mientras caminaba de aquí para allá con sus tacones repiqueteando a cada paso.

Cuando finalmente estuvieron listas, se movieron a toda prisa hacia casa de Anne, en donde se calzarían los vestidos y las zapatillas antes de ir a la ceremonia que sería en una hora.

La madre de las gemelas se encargó de vestir a sus hijas mientras Anne y Sophie ayudaban a la novia con su vestido.

Alicia estaba más hermosa que de costumbre.

Su rubio cabello estaba rizado y tomado en un moño ordenadamente desordenado, adornado por pequeñitas flores artificiales blancas. Su maquillaje lucía natural, fresco y nada cargado, en completo acorde con el vestido.

La parte superior del vestido estaba hecha de una tela fina semi-transparente que se ajustaba perfectamente a sus clavículas, hombros, pechos y costados. En la parte de enfrente, la tela tenía un diseño tenue casi parecido al diseño del encaje, que disimulaba el área del abdomen y los pechos. En su cintura había un lazo que acentuaba su figura y daba paso a varias capas largas de seda que conformaban el faldón. La tela caía con elegancia alrededor de ella y los retazos de seda se limitaban a estar al ras del suelo. Además, el vestido tenía una pequeña apertura adelante del lado izquierdo, por lo que Alicia podía presumir sus impresionantes piernas y las zapatillas a juego que tanto le costó conseguir.

—Entonces... ¿cómo se ve? —preguntó la novia mirándose ansiosamente en el espejo.

—Te ves maravillosa —murmuró su madre con su boca entreabierta de la sorpresa y los ojos cristalizados por las lágrimas.

—Mamá, ni se te ocurra llorar. Si tú lloras, entonces lloraré yo y este maquillaje es excesivamente costoso como para arruinarlo antes de tiempo —comentó Alicia para después suspirar hondo y dirigir su mirada a Sophie—. ¿Tú qué dices, Soph?

—Estás divina —admitió boquiabierta—. Y no lo digo sólo por ser tu dama de honor. En serio, estás muy hermosa —le sonrió abiertamente y la novia la miró con ternura.

—Muchas gracias, Solecito —agradeció burlona y Sophie se quejó en voz alta—. Ese novio tuyo es muy tierno al llamarte de esa manera.

—Jesse es sólo mi amigo —repitió por milésima vez y acomodó el velo de Alicia en la parte trasera de su cabeza—. Listo, ahora sí está completo.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora