12.- Sólo Sophie y Jess.

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El trabajo la estaba volviendo loca

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El trabajo la estaba volviendo loca. Dos semanas atrás había regresado a trabajar y desde entonces apenas tenía el tiempo suficiente para ir al baño.

Nunca creyó que das clases en un conservatorio de música fuera tan complicado. El primer día se topó con la inesperada sorpresa de que tenía que planear una docena de clases en dos semanas, el doble de las que normalmente ella planeaba en catorce días, y tendría que hacerlo sin la constante ayuda de Alicia porque la rubia ya estaba hasta el cuello de responsabilidades arreglando los detalles para el regreso a clases.

Un total desastre. Eso era Sophie mientras trabajaba. Se la pasaba encerrada todo el día en la oficina que le habían asignado para que pudiera hacer lo suyo sin interrupciones, escribiendo en sus libretas los temas de cada clase y tocando el piano hasta que los dedos le dolieran y/o terminara de planear una sesión.

Lo que más le frustraba de todo aquél horroroso panorama era el hecho de que no se había podido reunir con Jesse desde que volvió al conservatorio. De vez en cuando se mensajeaban y hablaban de cualquier cosa, pero no se sentía igual.

Jess también estaba viviendo un calvario gracias a su trabajo. Casi podía jurar que su vista había empeorado después de tantas horas mirando la pantalla de su computadora. La revista para la que trabajaba estaba a punto de publicar su primer número del año e iba a ser más extenso de lo que normalmente es, así que Jesse tenía aún más cosas que hacer que nunca. No le sorprendería encontrar el cadáver de Allie en algún lugar del apartamento.

Escribía en la computadora cuando su celular sonó, distrayéndolo y dándole un susto de muerte al mismo tiempo.

— ¿Hola? —contestó deseando en su interior que fuera su Solecito.

— ¿Está Sophie ahí contigo? —es lo primero que preguntó la persona que lo llamó.

—Tus modales me decepcionan —reprochó con desaprobación.

— ¿Está ahí o no? No quiero gastar mi tiempo en vano, Jesse —volvió a decir, más impaciente que antes.

—No, no está aquí. ¿Ya me vas a saludar como se debe?

—Ugh, entonces le llamé a la persona equivocada. Como sea, hablamos luego, ¿bien? —Y colgó. Jess suspiró y volvió a sus deberes.

—Adolescentes.

En otro punto de la ciudad comenzó a sonar el celular de Sophie, interrumpiendo la melodía de piano que la chica estaba tocando.

— ¿Sí? —dijo al responder la llamada.

— ¡Sophie, hola! Creí que estarías con Jess pero hablé con él y me dijo que no estabas ahí, así que corté la llamada y lo dejé hablando solo para poder llamarte —dijo con mucha rapidez y luego tomó aire para continuar—. ¡Hoy es el día!

— ¿Hoy es el día? —preguntó confundida.

—Sí, ¡hoy es el día!

— ¡Eso es genial! —contestó sin saber todavía a qué se refiere con aquello.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora