CAPÍTULO 36

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Cuando volvimos a Roma, me di cuenta de lo mucho que echaba de menos estar en casa.

Pero volver a Roma era volver a la realidad. Era volver a escribir, y reunirme con Alessandra.

Quedamos para tomar un café, y charlar un poco de todo. Le conté cómo había ido todo, y me interese también por ella. Nos llevábamos genial, pero ella no tardó en sacar el tema por el cual habíamos realmente quedado.

— Necesito que empieces a crear nuevo contenido, Elina. Yo no quiero forzarte, porque se nota desde lejos que no estás bien, pero la editorial tiene unos terminios y me veo obligada a seguirlo.

Menudo golpe de realidad. ¿Como le explicaba que no tenía nada escrito y que me había tirado casi un mes y medio deprimida?

— ¿Como te explico que no tengo nada escrito?

Alessandra me miró un poco sorprendida, pero luego relajó su expresión.

— ¿Y porque no cuentas tu historia? Es decir, estoy un poco informada debido a tus papeles de lo que te ha pasado, y quizás serias una inspiración para mucha gente.

Tenía toda la razón. ¿Porque no hacerlo?

Acabamos zanjando eso. Que iba a explicar mi historia, y que antes de que acabase el año quería el manuscrito. Así que tenía cuatro meses para tomarme las cosas enserio.

Volví a casa y me encontré a los chicos reunidos en el salón. Los mire un poco extrañada porque no sabía de que iba el asunto y porque estaban aquí, normalmente solían quedar en el estudio.

— ¿Que me he perdido?

Victoria le dio un rodillazo a Ethan para que hablara.

— ¿Te acuerdas de que Thomas dijo de irnos unos meses a otro país a componer? Pues se va a hacer realidad finalmente.

Me sorprendí. No creí que lo zanjaran tan rápido. ¿Pero me habían incluido en el plan?

— Obviamente eres bienvenida, pero tendrás que ayudarnos a pagar el piso. — Añadió Damiano.

Reí ante eso. Era obvio que iba a pagar todo lo que hiciese falta.

Me senté en el regazo de Ethan, y él puso su mano en mi cintura.

— ¡Y que sepas que nos vamos a Londres! — Chilló Thomas emocionado.

Me emocioné con Thomas a más no poder.

¿Coral lo sabía ya?

— ¿Y Coral lo sabe ya?

— Si, ya hemos quedado que vendrá fin de semana si y fin de semana no a vernos.

¿Como les había dado tiempo a organizarlo todo?

Espera, había caído en una cosa.

— Espera un momento, ¿he sido la última en enterarme?

— Si. — Susurró Ethan a mi lado.

No tarde nada en darle una pequeña colleja.

— ¡Oye! ¿Y esto porque? — Se quejó.

— Por decírmelo la última. — Contesté levantándome y yéndome a la cocina.

Los demás no paraban de reírse, y yo también. Era divertido ver a Ethan así.

No tardó nada en seguirme a la cocina mientras chillaba que volviera. Me estaba dando pena, pero eso le pasaba por decírmelo a mi última.

Me puse a sacar un par de vasos para llevarles algo de bebida. Hasta que noté la presencia de Ethan detrás mío.

Cariño, no te enfades. — Lloriqueo detrás mío.

No le hable, porque me estaba aguantando la risa. Como me riera iba a enfadarse conmigo.

Note que paraba de quejarse. Y me resultaba extraño, pero cuando noté exactamente sus manos en mi cuello, entendí que no debería haber empezado aquel juego.

Solté un suspiro cuando una de sus manos se posó en mi cadera, cerca de mi culo.

— Ahora sí que hablas. — Susurró en mi oreja. — Parece que hay que decirte las cosas a las malas.

Se me habían quitado las ganas de reírme, y también se me había caído el agua encima por su culpa.

— Por cierto, bonito sujetador negro. ¿Es nuevo?

Maldecí el momento en el que me puse aquel día una camiseta blanca y un sujetador negro.

Volví a suspirar. Así cualquiera no podía.

— Ethan, deja que vaya a cambiarme. — Susurré.

— Ni loco, has jugado con fuego, y ahora te estas quemando.

No tardó nada en darme la vuelta de golpe, y dejarme a centímetros de sus labios.

— Así mejor, me gusta que me miren a la cara mientras hablo.

Amaba al Ethan dominante, y tenía mucha suerte de haberlo conocido.

Me agarró de las piernas y me subió en la encimera en menos de cinco segundos. No tardó en segundos después besarme salvajemente, dejándome sin aliento como hace unos días en el concierto.

Su mano izquierda empezó a subir por mi pierna, colándose así en el principio de mi falda. La cual también era negra.

Mordió mi labio inferior varías veces, haciendo que aquel momento se encendiera más.

Pero teníamos invitados, y quizás no era el momento adecuado.

Pero como momentos adecuados a no hay ninguno, valía más aprovechar cualquiera que se nos plantara delante.

— ¡Joder! Sexo en vivo, que buenos amigos que sois. — Se burló Victoria detrás de Ethan.

No tarde en asustarme, y Ethan igual.

— Aunque bueno, os ponéis a hacerlo en la cocina y no avisáis para una orgia, así que ya no sois buenos amigos.

Victoria estaba demasiado salida, y creo que nosotros también.

— ¿Quieres un besito? — Me burlé yo.

Victoria puso cara de perrito mojada y se acercó a pasos pequeños hasta mi.

— Si quiero. — Admitió.

Coral sería la primera en animar este momento. Solo de imaginármela me entraba la risa.

Ethan me dio un empujón y acabe apoyada en Victoria.

Le di el típico pico de amigas. Y se fue tan feliz de la cocina. Ethan solo se reía.

— ¡Dejar de follar en la cocina y traerme un vaso de agua ya! — Chilló Damiano desde el salón.

Ethan le hizo caso, y yo tuve que salir sin camiseta de la cocina. No tardaron en caerme miradas.

— Ethan, ¿estás seguro de que la quieres? Es que es muy guapa. — Habló Thomas riendo.

Ethan no tardó en tirarse encima suyo, y yo salí corriendo hasta la habitación. Antes de cambiarme abrí y la puerta y les chille una cosa.

— ¡También te quiero, Thommy!

— ¡Yo también, guapa!

Y no tarde en escuchar otra vez una colleja por parte de Ethan. Eran niños a veces.

L'amore sei tu // Ethan Torchio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora