CAPÍTULO 26

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— Sois los mejores amigos más monos que he visto en mi vida. — Casi chilló Ethan.

Esa frase fue la que me despertó a la semana siguiente. Gracias a él me di cuenta que obviamente había amanecido abrazada a Damiano. Él también me tenía entre sus brazos.

— ¿No te molesta? — Susurré.

— Para nada. Es Damiano, y se que no vas a serme infiel con el, sabiendo lo enamorado que está de Giorgia y de lo enamorada que estás tú.

Sonreí. Me encantaba que tuviese claro de verdad que estaba enamorada de él.

Damiano se revolvió y acabó despertándose, encontrándose con la situación. Hizo una mueca y nos miró a los dos.

— Ya se que es muy achuchable, Damià.

El río ante el comentario de Ethan y me dio el último apretón antes de soltarme.

Se fue dejándonos a los dos haciendo las maletas. En unas horas volvíamos a Roma todos.

...

El avión iba casi vacío. Me sentía extraña en una avión tan vacío. Apenas estábamos solo nosotros y un par de parejas más.

Una vez en Roma, nuestra queridísima Roma, volvimos cada uno a su casa. En dos días teníamos que ponernos las pilas, porque si, al final iría con ellos. Había logrado que Alessandra me diese estos dos meses un poco más de libertad.

Deshicimos las maletas entre una larga charla de los lugares a los cuales íbamos a ir. Eran unos cuantos y no sabía cuánta ropa debía llevarme. Al igual que el, no sabía cuánta llevarse. Este tour era más largo que el anterior.

Me fui al baño a recoger un par de cosas. Al volver escuché a Ethan hablar por teléfono con alguien. No tardó nada en colgar,

— ¿Con quien hablabas? — Pregunté abrazándole.

— Mis padres, estaban felicitándome por el tour, y también diciendo que quieren verme.

— Ves a verlos, yo me quedo en casa.

El hizo una mueca. No le había gustado ese comentario para nada.

— Quería que vinieses conmigo. — Casi susurró.

Casi se me para el corazón después de esa frase. Los nervios me corrían por todo el cuerpo.

— ¿Con-contigo?

El asintió y ma estrechó más fuerte entre sus brazos.

— Les caerás genial, ya les pareces un amor de chica con lo que les he contado y con lo del libro.

¿Les había hablado de mi? ¿De mi libro?

— ¿Les has hablado de mi y de mi libro?

— Pues claro. Creo que tendré que presumir que tengo una novia extremadamente preciosa, y encima talentosa, ¿no crees? — Puso un mecho detrás mi oreja.

— Quizás no les caigo tan bien como tú crees, Ethan.

El hizo una mueca y volvió a convencerme de que si les iba a caer bien. Me obligó a ir con el, por así decirlo.

Me puse mejor de lo que debería. Mi americana negra, con mi top blanco y mis pantalones de cuero negro. A duras penas me puse unos tacones de color negro para poder conjuntarlo mejor.

Se que estuvimos casi una hora en el coche. Sus padres vivían en la otra punta de Roma prácticamente.

Poco sabía de su familia. Sabía que eran familia numerosa, es decir, que Ethan tenía varios hermanos, pero no esperaba encontrarme con ellos hoy. O no con todos.

Bajamos del coche y a lo lejos vi a una mujer de mediana estatura, con un precioso pelo negro mirándonos sonriente. Ella nos saludó a lo lejos y Ethan le devolvió el saludo sonriente. Yo hice lo mismo pero más tímidamente.

Una vez estuvimos con ella, achuchó a Ethan a más no poder mientras le decía muchas cosas bonitas. Estaba cien por cien segura de que era su madre.

— Tu eres Elina, ¿verdad?

— Si, esa soy yo. — Conteste con una sonrisa en la cara.

— Eres muchísimo más guapa en persona, cariño. Tienes unos ojazos y un pelazo. — Casi susurró en lo último. — Ay, se me olvidaba, soy la madre de Ethan.

Le tendí la mano pero ella me abrazó. Le devolví el abrazo, porque se lo merecía. Me había halagado y yo ya me sentía querida en esta casa. Ahora solo faltaba su padre.

Su madre charló con nosotros hasta que llegó a la cocina, donde estaba su padre. Las presentaciones con el fueron un tanto menos cariñosas, pero le di buena impresión a aquel hombre.

Su madre nos acompañó al jardín, íbamos a comer los cuatro allí, como una familia.

Se me hizo un nudo en la garganta. Me acababa de acordar de mis padres. Y de que yo especialmente familia no tenía.

Me recompuse como pude sin que se notara. Hice como si nada hubiese pasado por mi cabeza, y actué normal. No quería preocupar a absolutamente nadie, y mucho menos si era mi primera vez en esta casa. Sus padres no se merecían en esto de primeras.

Nos sentamos alrededor de la mesa mientras que la madre de Ethan acababa de hacer la comida. Acabamos de llegar Justo cuando apenas le quedaban unos pocos minutos.

En esos minutos le escribí a Coral. Le conté la situación. Lo único que hizo fue reírse de mi — muy generoso por su parte — pero luego me mandó mucho apoyo. Ella sabía lo que me costaban estas situaciones desde aquello.

Ethan tenía su mano en mi muslo mientras él también ojeaba su móvil. Ninguno de los dos decía nada. ¿El motivo? Teníamos a su padre delante, y aunque parecía que no nos estaba prestando atención, yo era totalmente consciente de que era todo lo contrario. Era de esas personas calladas que nunca dicen nada pero siempre se fijan en absolutamente todo, en todos los detalles, hasta en el mínimo.

Su madre no tardó en llegar con la comida. Una apetitosa lasaña. Tenía una pinta increíble. Seguramente iba a estar buenísima.

Ella empezó a hablar con Ethan y yo no quise meterme entre medio. Se les veía genial.

Lo que hubiese dado yo por un último momento con mis padres antes de aquella jodida discusión que lo mando todo al traste. Esa discusión que me dejó sin nada en la vida.

L'amore sei tu // Ethan Torchio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora