CAPÍTULO 35

390 28 0
                                    

Narra Elina:

A la mañana siguiente me lleve la mayor sorpresa del tour. Lucrezia había venido a vernos a todos. Aunque más a su hermano obviamente.

Me pique con Ethan por no avisarme en cuanto lo supo. Con lo que adoraba yo a Lucrezia.

Aquella mañana mientras los chicos salieron a ensayar, nosotras bajamos a la playa que había justo debajo del hotel.

Lucrezia bajo su cámara. Según ella quería hacernos fotos a Coral, Giorgia y a mi. No nos quejamos en absoluto.

Me hacía gracia escuchar cada dos por tres el ruido de aquel aparato. Eso si que era realmente pasión por la fotografía, aunque me sentía bastante observada.

Giorgia y Coral estaban saliendo genial en las fotos porque eran preciosas, pero yo lo dudaba.

Intentamos quitarle la cámara a Lucrezia para ahora nosotras hacerle fotos. Ella también se merecía unos posados preciosos. Al final se la tendió a Giorgia, la cual tenía más experiencia que Coral y yo.

Su pelo castaño y corto brillaba bajo el bonito sol de Nápoles. Cuando sonreía aún salía mejor en las fotos.

Antes de irnos, nos hicimos una las cuatro juntas. Porque a veces pequeños momentos como estos merecían conservarse.

...

Una vez duchadas y arregladas cuando cayó la noche, fuimos hasta el recinto donde iban a dar el concierto. Estábamos nosotras también ansiosas.

Cuando llegamos vimos que el de seguridad venía a por Lucrezia, y es que básicamente su querido hermano, es decir, mi precioso novio, había logrado que ella fuese la fotógrafa esta noche del concierto. La vi como sonreía como una niña cuando la dejaron pasar.

Ethan me esperaba sonriente al final del pasillo, y me lancé a abrazarlo.

Hoy estaba especialmente guapo. Le habían recogido el pelo en una coleta que hacía que su pelo se viese precioso.

Me daba mucha envidia a veces. Yo también quería ese pelo y esos recogidos.

No tardaron mucho en llamarlos. Ethan me dio un beso que casi me dejó sin aliento, y de reojo pudimos ver el primer beso frente a todos de nuestra pareja favorita, Damiano y Giorgia. Eso significaba que ya estaban juntos.

Les deseé suerte a todos.

Todas los dimos todo mientras cantaban, es más, estábamos disfrutando más nosotras que ellos. Parecíamos tres fans locas.

Al final, los vimos emocionarse a los cuatro. Y es que habían acabado el tour. Habían acabado una etapa preciosa de su vida. Nadie les había dicho que en cuestión de meses iban a viajar a los lugares que habían ido, y que iban a dar un tour por Italia. No tenían ni idea de lo que venía después, pero yo estaba segura de que querían seguir adelante.

Tuvimos que consolarlos a todos. Estaban hechos un mar de lágrimas. Parecían niños pequeños cuando les quitas su juguete favorito. Thomas acabó abrazado a mi también, según el, era como su segunda madre.

Lucrezia llegó dando saltitos de los feliz que estaba de haber fotografiado a su hermano y sus amigos. Creo que no había hermana más orgullosa de su hermano que ella ahora mismo.

Quisimos preparar una cena. Habíamos reservado la azotea del hotel para nosotros.

Y es que no queríamos una cosa muy llamativa, es más, acabamos todos estirados en el suelo, mirando las estrellas y fumando. Estábamos mejor que queríamos.

— ¿Y ahora que vamos a hacer? — Preguntó Victoria.

— Pues quizás hacerle caso a Marta y empezar a componer el nuevo disco, amiga mia. — Contestó Damiano riendo.

Aquello provocó que riéramos todos. Damiano a veces era muy directo y muchísimas veces hacía que te rieras de sus ocurrencias tan espontáneas.

— ¿No creéis que deberíamos irnos unos meses a algún sitio a componer? Es decir, Italia está muy bien y es nuestro hogar, pero ya hemos consumido la esencia italiana. — Añadió esta vez Thomas.

— Thommy, no te flipes. — Contestó Victoria.

Y de ahí empezaron a discutirse entre ellos dos. Parecían hermanos, de verdad. Eran idénticos.

Pero yo me quede pensando en lo que había dicho Thomas. En que quizás hemos razón. Quizás Italia ya había penetrado completamente en ellos, y ya era suficiente.

¿Pero donde iban a ir?

Es decir, si Ethan se iba, yo también. No pensaba quedarme sola durante todo aquel tiempo aquí, me haría muchísima falta.

Pero, ¿y Coral?

No quería dejarla sola.

Estaba echa un lío, hasta que Ethan me sacó de mi trance.

— ¿En que piensas tanto? Te veo muy concentrada.

— Oh, en nada Ethan, de verdad.

Necesitaba disimular que me estaba comiendo la cabeza por una cosa que ni siquiera sabíamos si iba a ocurrir.

— ¿Estas pensando en lo que ha dicho Thomas, no? Porque yo también, y no me parece mala opción, siempre y cuando tú vengas conmigo todo ese tiempo.

Sonreí ante lo último, y también porque coincidíamos en pensamientos.

— Podríamos irnos a Berlín, o quizás a Amsterdam. — Volvió a hablar Ethan. — Siempre he querido vivir allí.

— Yo creo que me convence más irnos a Paris, o quizás a Londres.

— ¿Sabes que tenéis en común esas ciudades y tú? — Soltó de repente. — Que sois preciosas.

Me sonroje ante eso. Que te dijeran que eras igual de bonita que Paris o Londres, eran palabras mayores. Eran unas de mis ciudades favoritas y me sentía demasiado halagada.

— ¿He escuchado por aquí Londres? — Habló Thomas detrás nuestro.

Los dos nos giramos de golpe. Nos había asustado.

— Yo también quiero ir a Londres. — Añadió mirándonos.

Si nosotros tres queríamos, ¿porque los otros no? Es más, Giorgia podría venir con nosotros y así pasar tiempo con Damiano. La única con la que no contábamos era con Coral, la cual tenía todo en Roma, y dejarlo sería un desastre. Yo podría trabajar a distancia.

Estábamos demasiado emocionados los tres, sin estar seguros de que aquello fuese a pasar. Nos gustaba crearnos ilusiones para imaginaros cómo sería nuestra vida allí.

Yo solo se, que si estaba con Ethan, todo iba a estar bien. Más que bien, iba a estar genial.

Quizás nuevos aires, nuevos lugares y nueva gente durante un tiempo me iba a sentar bien.

L'amore sei tu // Ethan Torchio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora