Pesadillas

1 0 0
                                    

Arturo era un hombre que sufría constantemente de pesadillas, había intentado de todo para deshacerse de ellas, desde ayuda psicológica hasta medicamentos con prescripción, lastimosamente nada había funcionado.

Una noche soñó que corría por un bosque huyendo de una jauría de perros salvajes, no pudo escapar, fue atrapado y despedazado por las bestias, despertó de golpe y no pudo dormir por miedo ya que el dolor se había sentido muy real.

Otra ocasión despertó en una bodega colgando del techo por sus intestinos, pidió ayuda pero nadie vino, de nuevo el dolor se sentía muy real, era agonizante sentir como su propio peso lo jalaba hacia abajo provocando que sus entrañas se desgarraran, no tuvo más opción que estirar el brazo para tomar un cuchillo y cortarse las tripas para terminar con el suplicio, cayó sobre un charco de su propia sangre, intento arrastrarse para salir de la bodega pero todo se puso negro y fue ahí cuando abrió los ojos en su propia casa y de nuevo ya no pudo dormir.

En otra noche se vio nadando en medio del mar, había una gran niebla impidiendo ver si había tierra en alguna dirección, entonces un enorme tiburón lo ataco y comenzó a despedazarlo a mordidas, como siempre el dolor fue muy realista.

Una vez soñó que estaba recostado en una mesa, tenía unos cables atados a sus brazos y piernas, estos le estaban jalando las extremidades aumentando la intensidad poco a poco, y no se detuvieron hasta arrancárselas, y como siempre el dolor fue completamente palpable.

En otro momento se encontró caminando por un espacio en blanco hacia una figura misteriosa, no sabía porque iba hacia allá, solo tenía la necesidad de hacerlo, cuando llego y el ente se dio la vuelta vio que este no tenía rostro, él quiso huir, pero al darse vuelta se encontró con otro de esos seres frente a él, rápidamente aparecieron más rodeándolo por completo, entonces todos esos ellos comenzaron a apuñalarlo por todos lados.

Siempre el dolor era muy realista y agónico, y luego de cada pesadilla el pobre no lograba conciliar el sueño por el resto de la noche, había tenido toda clase de sueños totalmente perturbadores, tomaría horas contarlos todos, al principio eran de vez en cuando pero recientemente habían comenzado a ocurrir cada noche, no parecía que él encontraría una solución a su problema, y sinceramente su salud mental estaba pendiendo de un hilo.

Esa noche apareció en medio de una habitación cuyas paredes estaban manchadas de sangre, tenía el cuerpo encadenado a la pared, entonces un grupo de personas de traje y antifaz entraron, y todos procedieron a arrancarle un pedazo de carne con cubiertos para metérselos a la boca, esta vez el dolor fue aún más grande que todas las demás ocasiones, él sabía que no tenía más opción que soportarlo ya que dentro de poco despertaría como siempre en su habitación, es una pena que eso era imposible porque esto último no era un sueño.

Mis PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora