Jamás faltes a una clase: Decisión

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Hola a todos, aquí comienza la continuación de "Jamás faltes a una clase", les recomiendo releer la primera parte de nuevo, es el primero de todos los cuentos, sería conveniente que lo leyeran para recordar cómo iba la cosa, hasta yo lo tuve que leer de nuevo para acordarme como era, y me di cuenta que había muchas fallas de contexto y saltos en el tiempo, por lo que lo reedite, espero que ahora este mejor, sin más que decir, ojala les guste como queda la historia, ahora sí, vamos a aterrarnos.

Hola a todos, ¿se acuerdan de mí? Para aquellos que no me conozcan me llamo Jorge, y estoy maldito, han pasado más de seis meses desde que me encontré con aquel demonio, mis cicatrices no han desaparecido, aun duelen mucho, no puedo ni siquiera moverme sin sentir dolor, además casi todas las noches tengo la misma pesadilla en la que estoy en ese puente debajo de la lluvia de sangre, con mi cuerpo anormal y siempre con Ana y David reclamándome por abandonarlos, mi pesadilla siempre termina con el demonio despedazándome, pero algo extraño ocurrió esta vez.

Mi pesadilla iba como siempre, y cuando pensé que el demonio venia a despedazarme no lo hizo y esta vez se detuvo frente a mí, me agarro del cuello y me levanto hasta que nuestros rostros estuvieron frente a frente.

Demonio: ¿Cuánto tiempo crees que puedes huir de mí?

Jorge: Todo el tiempo que pueda

Demonio: Los humanos son patéticos, escucha insecto ven a buscarme mañana a media noche al puente

Jorge: (faltándole el aire) ¿Me crees estúpido?

Demonio: Tú y yo jugaremos un juego, si ganas liberare a tus amigos y te quitare mi maldición, pero si pierdes tu alma será mía

Jorge: (ahogándose) Vete a la mierda

Entonces ese monstruo puso su enorme mano en mi cabeza y comenzó a apretarla, el dolor fue horrible, no podía hacer nada, por más que pataleaba poco a poco la presión iba empeorando, hasta que finalmente el me aplasto la cabeza. Desperté de golpe, estaba jadeando, y mi cabeza dolía, pase mi mano por mi cien, y al ver la palma vi que mi cráneo sangraba.

Me levante de mi cama y me dirigí hacia el baño, estando ahí saque algunas gasas y alcohol para curarme la herida, luego de terminar de tratar la herida en mi cabeza, me vi en el espejo mientras recordaba lo que me dijo ese demonio en mi sueño, me quite la pijama y camiseta para ver la cicatrices que tenia por todos lados, levemente toque una que tenía en el hombro e inmediatamente el dolor se hizo presente, ese maldito dolor que me ha atormentado desde ese horrible día, la rabia me invadió y le di un puñetazo al espejo del baño, este se hizo pedazos, vi mis nudillos y estaban sangrando, deje que continuara sangrando, y regrese a mi habitación, me recosté en mi cama y me volví a dormir.

Cuando ya había amanecido me levante, cada movimiento que hacia me causaba gran dolor, me prepare para irme a la universidad, y antes de irme para allá agarre un frasco de analgésicos y me tome un puñado de pastillas para poder aguantar el dolor que me causan las cicatrices. Estando en la universidad, pase por un enorme cartel que decía "Ayúdenos a encontrarlos" y tenía las fotos de Ana y David, seguí mi camino hacia el salón, las clases en la universidad fueron aburridas. Desde que Ana y David desaparecieron yo me había vuelto muy cerrado, no hablaba con nadie, a fin de cuentas todos me consideraban un loco debido a que muchas veces trate de convencer a mis ex amigos sobre lo que nos ocurrió en aquel puente, por ese motivo tampoco muchos se acercaban a mí para hablarme y cuando alguien me hablaba yo solo lo ignoraba, las clases de la universidad se terminaron casi al atardecer.

Regresaba a casa, decidí pasar cerca de aquel puente, me detuve a pocos metros del puente y ahí estaba ese demonio observándome, me le quede viendo, por primera vez el no dijo nada, era extraño, siempre me decía lo mismo cada vez que lo veía, además había algo extraño en el, estaba sonriendo, pero de una forma macabra, supongo que espera que acepte su reto, pero ni loco voy a hacerlo, no volveré a ese mundo jamás.

Mis PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora