Esta es una selección de cuentos de terror cien por ciento creados por mí, les invito a leer las cosas horribles que produce mi mente, veamos que tanto puedo asustarlos con cada una de estas narraciones de terror.
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Nuestra historia comienza hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo donde vivía una mujer llamada Sofía, era la mujer más hermosa que pudieras imaginar, muchos hombres la pretendían buscando algún día casarse con ella. Sofía era una mujer perfecta pues todos quienes la conocían afirmaban que ella no solo poseía belleza, también espontaneidad y una gracia admirable, por muy extraño que parezca por más que buscaras un defecto en ella no podrías encontrarlo, para todos la existencia de Sofía era una bendecían del cielo.
Pero Sofía tenía un secreto, pues ella había hecho un pacto con el demonio para poder convertirse en quien era, antes de su pacto ella respondía al nombre de Constanza, y era la mujer más odiada en todo el pueblo, una persona muy horrenda tanto por dentro como por fuera, era grosera, malhablada, asquerosa y bastante torpe, sumándole a su despreciable personalidad también estaba una apariencia horrible, una mujer de noventa años con una cabellera que parecía hecha de paja color gris, con verrugas en el rostro, una clara falta de dientes en la boca y una piel llena de arrugas.
Constanza paso toda su vida sola debido a que no existía persona que la soportara, jamás tuvo hijos pues nunca se caso, y temiendo que podría morir sola se le ocurrió una sola cosa, entregar su alma a cambio de poder convertirse en la mujer perfecta, dibujo un pentagrama con su propia sangre, y puso un sacrificio en medio del mismo, un bebe recién nacido que ella misma había desprendido de las manos inertes de su madre, Constanza llamo al maligno y este al verla se repugno con su apariencia, pero le concedió su deseo entregándole un espejo cuyo cristal había sido forjado en las mismas llamas del infierno.
"Mientras te veas en este espejo cada mañana al despertar mantendrás una apariencia hermosa y una personalidad envidiable" fue lo que le dijo el demonio con una horrible voz antes de desaparecer. Constanza siguió las indicaciones y el primer día que ella se vio al espejo una neblina verde fue extraída de su cuerpo y entro en el espejo, Constanza sufrió un cambio exterior e interior desde ese primer momento, ella pudo ver su propio reflejo y noto que ahora era la mujer más hermosa que pudiera existir, pero el reflejo cambio radicalmente de nuevo mostrando a su antiguo ser.
Ella se presento a si misma delante del pueblo como Sofía, su propia sobrina, todos se encariñaron rápidamente con Sofía, pues no había ser en el mundo que no pudiera llegar a quererla. Cada mañana Constanza se veía al espejo y siempre un humo verde salía de su cuerpo y entraba al cristal, mientras que el reflejo que el espejo mostraba era la misma apariencia horrible de Constanza.
Con el pasar del tiempo Sofía conoció a un hombre con el que se comprometió, ella maravillada por la magia del espejo pensó que mientras lo tuviera podría mantenerse bella y perfecta para siempre, desafortunadamente no todo sale como se espera, unos días luego de anunciar su compromiso paso algo que nadie esperaba, cuando Constanza se vio al espejo, luego de que el humo verde fuera extraído de su cuerpo, su propio reflejo le hablo, "Maldita perra asquerosa, no eres más que una farsante", Constanza aterrada con esas palabras se alejo del espejo pero apenas paso un solo día sin verse el reflejo en el, noto que su aspecto físico estaba regresando a lo que era antes, y su propia personalidad se volvía cada minuto más despreciable. Constanza volvió a verse al espejo, pues quería seguir teniendo la vida de Sofía, pero cada vez que se veía a sí misma al espejo su propio reflejo comenzaba a hablarle y le decía cosas cada vez más hirientes, con el pasar del tiempo Constanza se acostumbro a las maldiciones que propinaba su reflejo contra ella, pero había algo que estaba cambiando y que Constanza no notaba, y es que cada día su reflejo se volvía cada vez más horrible, una verruga nueva, unas cuantas arrugas, su reflejo iba empeorando discretamente al igual que las palabras que este le decía se volvían cada vez más horribles.
