Jamás faltes a una clase: Masacre parte 3

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Anna iba encima de Feralín tras la perla que les tocaba, gracias a las capacidades de su mascota, ella estaba cada vez más cerca de atrapar la perla, pero la esta intentaba escapar por todas las maneras imaginables. Tal como dijo David, varios monstruos y personas encapuchadas fueron tras Anna siendo atraídos por el brazalete que ella portaba, aunque gracias a Feralín ella no tenía problemas para deshacerse de las amenazas.

Feralín comenzó a subir un edificio de forma vertical persiguiendo la perla, Anna estiro su brazo, ella estaba a punto de atrapar la perla, fue entonces que nuestra amiga logro tocarla, pero en ese instante la perla se volvió polvo mostrando que era falsa.

Feralín se impulsó a una azotea cercana y ahí se quedó, Anna estaba decepcionada, ella dirigió su vista hacia el horizonte y vio que quedaba una última columna de luz, ella pensó que Jorge y David ya habían recuperado las perlas que les correspondía, pero debido a que todavía se podía ver una columna de luz Anna sospecho que ellos igual habían ido tras señuelos.

Anna: Vamos Feralín, aun no acaba esto – dijo ella dándole leves caricias a su mascota

Feralín comenzó a correr por los tejados, cada vez se acercaban más y más a su destino, de repente aparecieron dos encapuchados esperándolos, ambos tenías escopetas automáticas en las manos, los disparos no se hicieron esperar.

Feralín esquivaba los tiros, cuando los encapuchados tuvieron que cargar munición, Feralín salto y escupió telaraña del hocico envolviendo a ambos encapuchados por completo y empujándolo para dejarlos pegados contra una pared, Feralín reinicio la marcha y al pasar al lado de los encapuchados, que se retorican tratado de liberarse, Anna les quito una de las escopetas.

En la ubicación de la cuarta perla

Era una casa enorme, parecía mansión, la columna de luz indicaba que la perla estaba en el interior, pero como las puertas eran muy angostas Feralín tuvo que encogerse y Anna lo tomo en brazos.

Los pasillos eran angostos, demasiado angostos, Anna no podría contar con la ayuda de su mascota en esta situación, Feralín adivino eso y subió al hombro de ella para dejarle las manos libres y que pudiera empuñar la escopeta que traía.

Siguieron por esos pasillos, entonces Feralín comenzó a bufar como si algo se acercara, y tuvo razón, una araña enorme venia caminando por el techo hacia Anna, el bicho era gigantesco, pero no tanto como para que los angostos pasillos le impidieran el paso.

La enorme araña salto hacia nuestra amiga, Anna disparo la escopeta varias veces contra esa cosa, la araña cayo al lado de Anna completamente deshecha, desafortunadamente venían más arañas por los demás pasillos.

Anna tuvo que correr, nuestra amiga iba tan rápido como podía, mientras disparaba a cualquier otra araña que se encontraba, fue cuestión de tiempo para que se quedara sin balas, ella siguió corriendo siendo perseguida por esos monstruos hasta que llego al centro de la mansión, que era un enorme espacio con una fuente.

Feralín recupero su enorme tamaño y entonces gruño ferozmente, las arañas al verlo retrocedieron y se perdieron en las sombras dejándolos solos. Anna suspiro de alivio, ella vio la perla flotando sobre la fuente, entro a las aguas mojándose desde las rodillas para abajo, estiro su brazo dispuesta a tomar la perla, pero entonces algo bajo a gran velocidad y tomo la perla antes que ella.

Ese algo aterrizo en un extremo de la habitación, Anna se sintió aterrada al ver de qué se trataba del demonio, que tenía la perla dentro de su puño, aunque salía humo de ahí, señal de que la perla estaba quemándolo más cada segundo.

El demonio soltó la perla, que rodo por el suelo hasta entrar en un pequeño orificio, donde ese demonio puso el pie bloqueando el acceso a la perla.

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