Jamás faltes a una clase: Masacre

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Abrí los ojos y me tope con una inmensa oscuridad, no sabía si Ana y David estaban despiertos, comencé a buscar mi mochila en la oscuridad, movía mi mano a todo lado buscándola, me costaba algo de trabajo, luego de un rato por fin logre sentir mi mochila entre la oscuridad, la acerque hacia mí y con cuidado saque una linterna, la encendí y me tope con algo interesante.

Ana y David seguían dormidos y estaban abrazados el uno del otro, no sé si estaban así por el frio que se sentía o era porque ambos sentían algo por el otro, me alegraba por ellos pero sinceramente me daba igual el porqué estaban así, ¿Qué esperaban? ¿Qué me pusiera celoso? apague la lámpara y me acerque a la puerta, preferí no despertar a mis amigos, es mejor que descansen todo lo que puedan, salí de aquella habitación con el mayor cuidado.

Iba a través de la construcción en ruinas, el frio era más terrible fuera de esa habitación, y eso es decir mucho, rodee mi cuerpo con ambos brazos, seguí hasta llegar a una abertura en la pared por donde se podía ver las calles, las luces alumbraban muy poco pero era suficiente, admito que vivir en una noche eterna sí que pone a uno fuera de sí, no sé qué hora sea, cuando David despierte le preguntare, seguí viendo la desértica calle, hasta que oí una voz, un asesino con túnica negra estaba pasando y no paraba de decir maldiciones una y otra vez, lo observe detenidamente y me di cuenta que traía una mochila, era muy curioso, hasta ahora no había visto a ninguno de los asesinos llevar mochila.

Fui hacia las escaleras y salí de la construcción en ruinas, ese asesino seguía caminando mientras decía sus maldiciones, me le fui acercando lentamente, y apenas lo alcance toque levemente su espalda, en cuanto se dio vuelta le di un golpe con toda mi fuerza usando el bate con clavos, el asesino cayó al suelo y me dispuse a propinarle una fuerte paliza con el bate, concentre todos mis golpes en su rostro, termine desfigurándolo, no pare de golpearlo hasta que dejo de moverse y gemir.

Le quite su mochila a su cadáver inerte y la abrí, me encontré con algo de fruta y conservas, entonces oí una horrible voz detrás de mí.

¿?: No quisiera que murieran de hambre, no sería divertido

Sabía que ese demonio estaba tras de mí, pues junto a mi había una enorme sombra, me di vuelta rápidamente y no había absolutamente nada. Tome algo de aire, y regrese a la construcción, no me detuve hasta llegar a la habitación donde yacían David y Ana. Apenas estuve frente a la puerta me di cuenta que ambos ya habían despertado.

David: ¿Dónde estabas?

Jorge: Salí por un instante y encontré algo de comida

Ana: ¿De dónde la sacaste?

Jorge: Se la quite a uno de esos asesinos

Ana: ¿Tu solo?

Jorge: No es gran cosa, comamos algo y luego iremos hacia la ubicación de la siguiente perla

Comimos algo de fruta, yo no tenía un abrelatas así que las conservas por ahora estaban fuera de consideración, no sabíamos cuanto pasaría hasta que volvamos a encontrar alimento así que estuvimos de acuerdo en comer muy poco.

Jorge: David ¿puedes llevar tú la mochila con la comida? Yo no puedo llevar dos mochilas a la vez

Ana: (quitándole la mochila) Yo la llevo

Jorge: Am de acuerdo

Salimos de aquella construcción en ruinas, y estando de nuevo en la calle buscamos con la vista la ubicación de la siguiente perla, la columna de luz aun seguía ahí, una columna de luz roja, parece que a este demonio le encanta ese color, debe ser porque es el color de la sangre, nos pusimos en marcha hacia ese sitio, no sabíamos que esperar pero estábamos listos para lo que fuera que nos encontráramos allá.

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