Jamás faltes a una clase: Los habitantes

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Los tres comenzamos a caminar, salimos del puente y seguimos por las calles, no sabíamos donde comenzar a buscar esas perlas pero ganaremos este juego, saldremos los tres de aquí juntos aunque tengamos que pasar el mismo infierno para lograrlo.

Jorge: Esas perlas podrían estar donde sea ¿alguna idea?

Ana: Puede que suene algo obvio pero quizás debamos empezar revisando las joyerías

David: ¿Joyerías?

Ana: Este lugar es una réplica de nuestra ciudad, lo que significa que todo es igual

Jorge: Supongo que es buen comienzo

El viento comenzó a soplar, el frio llegaba hasta nuestros huesos, preferimos ponernos en marcha, íbamos a comenzar con la idea de Ana, por lo que nos dirigimos a la joyería más cercana, caminábamos en silencio, pues nadie tenía ganas de hablar, a medida que íbamos recorriendo las calles sentíamos como si algo nos estuviera observando, y de repente oímos un ruido provenir de un callejón.

Fuimos a investigar, saque una linterna de mi mochila y comenzamos a buscar el origen del ruido, de la nada una sombra paso rápidamente, eso nos dejo muy exaltados, seguimos revisando el callejón, hasta que en una esquina vimos una cosa extraña.

Fuimos a investigar, saque una linterna de mi mochila y comenzamos a buscar el origen del ruido, de la nada una sombra paso rápidamente, eso nos dejo muy exaltados, seguimos revisando el callejón, hasta que en una esquina vimos una cosa extraña

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Era un gato de color negro, nos acercamos a el lentamente, el pequeño gatito se veía aterrado, de la nada el gato corrió y se refugió detrás de un basurero.

David y yo nos acercamos y lo ilumine con una lámpara y vi algo inesperado, aquel gato estaba gruñendo y estaba aumentando de tamaño, en cuestión de segundos se convirtió en una horrible bestia.

David y yo nos acercamos y lo ilumine con una lámpara y vi algo inesperado, aquel gato estaba gruñendo y estaba aumentando de tamaño, en cuestión de segundos se convirtió en una horrible bestia

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Los tres nos alejamos corriendo, siendo perseguidos por ese monstruo, el cual gruñía horriblemente mientras nos venias tras nosotros.

Ana: (corriendo) ¡¿Qué clase de gato es este?!

David: ¡Uno muy feo!

Jorge: ¡Por aquí!

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