Jamás faltes a una clase: La iglesia

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Anna y yo íbamos sobre Feralín recorriendo la iglesia, todo estaba completamente oscuro, varios reptiles salieron de las sombras y vinieron directo hacia nosotros, los liquidábamos en el aire o Feralín los aplastaba sin detenerse. Fuimos ascendiendo hasta que llegamos al campanario donde estaba la perla final, Feralín salto impulsándose hacia la perla que flotaba en el aire bastante elevado, Anna estiro el brazo para tomarla, pero apenas iba a tocarla la perla salió volando alejándose y saliendo del campanario por la ventana hasta posicionarse en el techo de la iglesia.

Feralín la siguió, salto desde la ventana del campanario y aterrizamos pesadamente sobre el techo de la iglesia, para nuestra sorpresa aparecieron dos aves monstruosas sobrevolando alrededor.

Feralín la siguió, salto desde la ventana del campanario y aterrizamos pesadamente sobre el techo de la iglesia, para nuestra sorpresa aparecieron dos aves monstruosas sobrevolando alrededor

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Pero... estas eran enormes, gigantes, una sola de ellas al pasar producía una ventisca similar a un huracán, emitían graznidos ensordecedores. Volaban alrededor de la iglesia en círculos ¿Qué podíamos hacer ahora? La perla estaba esperando al otro lado del techo, pero daba la impresión de que apenas intentemos acércanos esas aves gigantes nos caerían encima.

Veíamos a esas aves sobrevolar alrededor, Anna levanto el brazo y disparo algunas perlas a una de las aves, seis en total, esa bestia emitió un graznido de dolor y de inmediato cayó en picada prendida en llamas. Anna intento hacer lo mismo otra vez, pero... las perlas de su brazalete se reusaban a salir.

Anna: (frustrada) ¿Qué ocurre?

Jorge: Creo que... no tienes suficientes perlas, por lo recientemente acontecido creo que estas aves son de nivel seis, no tienes las perlas necesarias para derribar a la que queda

Anna: (susurrando) Diablos

Anna hizo que Feralín corriera hacia la perla, pero apenas tratamos de acercarnos el ave restante lanzo una onda sonora tan fuerte que impacto el lugar donde estábamos, se produjo una especie de explosión que hizo que lastimo a Feralín y lo expulso hacia atrás junto con nosotros.

Arañas enormes subían las paredes, apenas llegaron nos atacaron, apenas pudimos defendernos, y el ave gigantesca continúo sobrevolando alrededor de la iglesia esperando pacientemente a que volvamos a intentar tomar la perla.

Esto era complicado, muy complicado, cada vez llegaban más arañas enormes para atacarnos, y no sé si me lo estaba imaginando, pero... se hacían cada vez más grandes.

Anna: ¿Qué hacemos?

Jorge: No lo se

Feralín volvió a llevarnos al campanario donde teníamos una mejor ventaja para pelear contra las malditas arañas. Apenas llegamos Anna y yo nos bajamos de la espalda de Feralín y nos preparamos para llegada de esas malditas cosas, no tuvimos que esperar mucho.

Anna: Por favor dime que tienes un plan

Jorge: No lo tengo, lo siento

Entonces oí la voz de Lucille en mi cabeza, pero no era para darnos algún consejo, de hecho, ella solo dijo una única palabra:

Lucille: Mientes

Jorge: No tengo idea de que hacer

Lucille: Mientes

Diantres, oír la voz de Lucille diciendo eso me frustraba, y más porque ella tenía razón, si tengo un plan, pero... no quiero hacerlo. Una de las arañas me salto encima por sorpresa tirándome al suelo de inmediato me encajo los colmillos en mi cuello inyectándome su veneno, fue muy doloroso. Y para peor teniendo a esa araña sobre mí no podía moverme, Feralín me la quito de encima, la agarro entre sus colmillos y apretó el hocico haciéndola estallar, me levanté como pude, comencé a concentrarme y pude disminuir el dolor que sentía por el veneno.

Mi respiración era errática, no podía mantener del todo la concentración y el dolor que sentía me estaba matando, tanto que hasta mi visión se tornaba borrosa, mi respiración iba empeorando poco a poco. Mas arañas llegaban al campanario, Feralín y Anna las estaban manteniendo a raya, mientras yo no podía moverme, sentía que mi cuerpo se estaba entumiendo rápidamente.

Jorge: Demonios (levantándose)

Cerré los ojos tratando de alcanzar un estado de concentración mayor para dejar de sentir el agonizante dolor que me invadía, fue disminuyendo, pero no lograba borrarlo por completo.

Jorge: Anna – ella lo voltea a ver – todo depende de ustedes

Acto seguido fui corriendo hacia la ventana del campanario destrozando a cualquier araña que me encontrara en el camino, salte y fui cayendo, el ave gigantesca iba pasando, aterrice sobre ella clavándole ambos machetes en la espalda.

Esa bestia comenzó a sacudirse para tirarme, yo no podía rendirme, saque uno de los machetes y comencé a apuñalarla una y otra vez. Finalmente, esa ave logro tirarme, fui lanzado hacia arriba, el ave entonces ascendió dispuesta a matarme, yo tenía todavía uno de los machetes conmigo mientras el otro quedo incrustado en la espalda de esa criatura.

El ave me atrapo en su pico y comenzó a apretarme, pero pude alcanzar el estado de concentración necesario para no sentir dolor, y entonces aprovechando la cercanía le encaje a esa ave el machete por la cuenca del ojo y luego lo gire. Esa bestia se desplomo conmigo y ambos caímos pesadamente hasta abajo justo al momento en que las perlas que se incrustaron en la otra ave volvían al brazalete de Anna. Mi concentración se rompió, tenía todos los huesos rotos además que aun sentía el efecto del veneno de esa araña, el dolor resultante fue tanto que termine perdiendo el conocimiento, pero no sin antes de decir:

Jorge: (susurrando) Pero que mal plan

Continuara...

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