Capítulo II

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—Felicidades, Capitán. —dijo la voz conocida de Fury—. Será el líder de los "Vengadores".

Steve retrocedió por la impresión.

Los aplausos de un divertido Tony Stark, el único Omega del grupo, sonaban por toda la sala de juntas. Al contrario, de los demás integrantes que se limitaban a mirarlo. ¿Cómo había llegado a tal situación?

«No debí venir» pensó Steve apretando los puños.

Sus inseguridades habían vuelto a florecer, desde el primer momento que había pisado el complejo de SHIELD y toda la atención que había atraído. ¿Podría soportar las miradas sobre sus hombros?

Ante todo el mundo, Steve Rogers era un magnífico Alfa y el famoso Capitán América.

Sin embargo, su capacidad de diferenciar las castas de los demás era nula. Steve sentía que estaba siendo un gran farsante y no era merecedor de aquella atención.

Al fin y al cabo, era un Delta.

«Y solo vine, por la única razón de recibir ayuda» pensó Steve sintiéndose aún peor.

—Tengo una objeción. —dijo la voz de un hombre de cabellera rubia y larga—. ¿Por qué el midgardiano Alfa tiene que liderarnos? ¿No debería ser yo, Thor Odinson, quién los guíe? Soy un Alfa Dominante.

Tony rodó los ojos ante sus palabras.

—Por esa misma razón no podrías serlo, Chispitas. —dijo el Omega con diversión—. ¿Un Dominante de líder? ¿Es esto un régimen? No te daremos más poder del que ya tienes.

—Tiene razón. —añadió una joven y atractiva pelirroja—. El equipo tiene que ser igualitario.

Un hombre de bata blanca asintió, acomodando sus lentes.

—Estoy de acuerdo con la agente Romanoff y con Stark. —intervino mirando de reojo a Steve—. El Capitán parece ser la persona adecuada para dirigirnos.

El mencionado sintió nuevamente las miradas sobre él. ¿Por qué la presión en su pecho nunca desaparecía? ¿No era notable la expresión de pánico pintada en su rostro?

No quería volver liderar un equipo.

Había perdido a su mejor amigo en el pasado y Steve nunca se había perdonado ello. No obstante, de nuevo querían volver a usarlo como la insignia del grupo.

¿Cuánto tiempo duraría... Hasta quedar nuevamente solo?

—Oigan, chicos. —llamó la atención Tony de la nada, parándose de su asiento—. ¿Podemos parar por un momento la reunión? Quiero ir al baño. —dijo con una sonrisa de lado.

Fury suspiró y cogió el móvil para atender una llamada.

Los demás asintieron y comenzaron a hablar entre ellos. Parecía que la situación se había aligerado un poco ante la poca discreción del Omega Dominante del grupo.

—Hey, cap. —susurró Tony pasando por su lado—. Sígueme.

Steve lo miró sin entender, pero hizo lo pedido. Excusándose que también necesitaba ir al baño.

—¿Qué es lo que pasó ahí adentro? —preguntó Tony cuando estuvieron fuera de la sala de juntas—. Estuviste soltando feromonas como un loco.

—¿Qué?

«No puede ser cierto» pensó Steve sin creerlo. Desde que había perdido a su Lobo no podía segregar feromonas a voluntad.

—Eran muy débiles y casi imperceptibles al olfato, pero eran las mismas que detecte cuando te conocí. —dijo Tony pensativo—. En definitiva, creo que reaccionas a mi presencia.

—¿Eh?

—Quizás es inconsciente, también puede ser la influencia de tus emociones. —continuó Tony con ideas en mente—. Debería hacerte un chequeo general y después dialogarlo con Bruce. Al fin y al cabo, es uno de mejores médicos. —añadió asintiendo—. ¿Habría algún problema si le digo de tu condición, Capitán? Podría ayudarnos.

Steve lo miró por unos segundos y se acercó hacia el Omega.

—¿Por qué haces esto? —preguntó la duda que tuvo desde el comienzo.

Tony sonrió, encogiéndose los hombros.

—Ya te lo dije, me gustan los retos. —dijo en tonos simples—. ¿Te imaginas el gran avance que haría a la humanidad, si pudiera lograr exitosamente un tratamiento para Deltas?

Steve vio el brillo en los ojos del Omega y asintió.

—Está bien, puedes hacer lo que creas necesario.

—¡Okey! Ya verás los resultados. —dijo Tony con orgullo, dispuesto a irse.

No obstante, el Omega sintió una pequeña presión en su muñeca. Giró el rostro, con confusión al ver al soldado coger suavemente su mano y depositar un beso.

—Quizás no tenga manera de como agradecerte. —dijo Steve mirándolo un poco avergonzado, soltando su agarre—. Pero, pongo toda mi confianza en ti, Tony Stark. Muchas gracias, por regresarle un nuevo sentido a mi vida.

El mencionado asintió sorprendido, yéndose del lugar.

El pequeño toque en su muñeca, quemaba como el infierno y en sus oídos podía escuchar los latidos desenfrenados de su corazón. ¿Qué es lo que había pasado..?

Quién rayos era Steve Rogers...

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