Capítulo XX

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Anthony había despertado.

Por primera vez en la vida de Steve, había visto al Omega tan arrepentido de sus acciones. Se había culpado sin cesar por el descuido y el peligro en el que había expuesto al bebé. Más aún, cuando le mencionaron el posible aborto prematuro que pudo haber tenido.

—¡Soy tan egoísta! ¡No pensé nuestro cachorro..! —exclamó Anthony entre sollozos.

El Alfa lo miró sorprendido, no obstante su cuerpo reaccionó al instante.

—Eres la persona más abnegada que he conocido. —dijo Steve yendo a abrazarlo—. ¿Somos los Vengadores, recuerdas? Ayudamos a las personas, es nuestro deber.

El Omega negó con la cabeza.

—Lo puse en peligro, Rogers. —respondió triste—. ¿Qué clase de padre voy a ser..?

—Serás el mejor. —cortó el Alfa con una sonrisa amable—. Vas a ser el padre que todo niño desearía tener. Un superhéroe que salva a las personas y defiende al mundo entero. ¿Acaso, no eres el famoso Iron Man y el filántropo Tony Stark? Nuestro hijo te va a amar tanto, como nosotros lo amaremos a él.

Anthony lo miro con los ojos vidriosos y asintió.

—Gracias, beloved. —dijo apenas el Omega enterrando su rostro en el pecho del Alfa—. No sabes cuánto necesitaba esas palabras.

—De nada, cariño. —consoló Steve.

«Siempre voy a estar para ti» pensó el soldado, tratando de ocultar sus nervios.

Ver al Omega llorar desconsolado lo había afectado más de lo que quería aceptar, pero no era momento de flaquear cuando su pareja más lo necesitaba.

Se había prometido ser mentalmente fuerte ante cualquier situación a partir de ahora. Tenía que tomar las riendas de su vida.







«Pensarlo y hacerlo... Son dos cosas totalmente diferentes» pensó Steve con la respiración agitada y las rodillas temblorosas. No había tenido suficiente descanso en los últimos días.

—¡Equipo Gamma! ¡A la derecha! —lideró el Capitán América con la voz fuerte—. A mí señal, los demás me siguen.

Los Agentes asintieron en armonía, acatando las órdenes del Alfa.

«Es agotador» pensó Steve cerrando los ojos.

Una parte de su Lobo interior se enorgullecía de ser el único líder de la operación, sin embargo la otra parte racional le pedía a gritos que huyera del peligro y buscará a su Omega.

—Maldición... Sigamos. —dijo con esfuerzo, mientras hacía la esperada señal para poder atacar al enemigo.

«Yo puedo hacerlo, solo un poco más» se dijo levantando su escudo y corriendo al frente. Steve, era el líder de la manada e iba a demostrarlo.






Al llegar a la Torre Stark, Steve se fue cambiando en silencio para no despertar al Omega. Además, que tampoco quería asustarlo por las recientes heridas que obtuvo por la misión.

Después de ducharse y cambiarse debidamente, fue a la habitación que compartía con Tony.

—¿Llegaste..? —preguntó el Omega con la voz adormecida—. Ven, quiero abrazarte.

Steve sonrió y asintió al instante.

—¿Ya comiste? ¿Tomaste tus medicinas? —preguntó el Alfa rodeando delicadamente al castaño con sus brazos.

—Hmm, tenía mucho sueño. —contestó Tony aún con los ojos cerrados.

Steve frunció el seño y suspiro.

Su pareja todavía se encontraba en reposo y debía comer todas sus comidas sin excepciones. No obstante, Steve era su Alfa y debía estar atento a todo ello. Era un cuidado que debían compartir los dos.

«Ya debe estar suficientemente cansado con todo lo que ha pasado y el embarazo» pensó Steve mirándolo con preocupación.

—¿Tienes hambre? —preguntó el Alfa suavemente—. ¿Hay algo que desees comer?

Tony se removió buscando el aroma del soldado y asintió.

—Camarones. —balbuceó, sin pensar.

Steve asintió y comenzó a trazar un plan dentro de su cabeza para conseguir el pedido. Quizás, pediría ayuda a Jarvis para que pueda recomendarle algún lugar.

—Cariño, voy a ir al baño. ¿Si? ¿Me esperas unos minutos? —pidió el Alfa saliendo poco a poco de la recámara.

El Omega asintió a medias, no muy convencido pero soltando el agarre.

«Vale, tengo menos de media hora antes que Tony se de cuenta de mi ausencia» pensó Steve saliendo como un rayo de la habitación.

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