Anthony no podía conciliar el sueño.
«¿Cómo pudo olerme? ¿Estuve muy cerca suyo? ¿O solté mis feromonas sin darme cuenta?» se preguntó, confundido.
Tenía demasiadas dudas y algunas esperanzas con ideas fantasiosas sobre su cabeza. Steve era un Delta y le había mencionado que había perdido el olfato. ¿Entonces..?
—¿Eso significa que su Lobo está reaccionando a mi? —dijo Tony en voz alta, emocionado—. O quizás...
Se paró al instante, buscando el calendario en su celular.
—Jarvis, dame un diagnóstico rápido de mis signos vitales. —dijo con rapidez.
«Está presentando síntomas leves del comienzo de su ciclo de calor, señor» respondió la IA.
—¿Cuándo comienza? —preguntó, pensativo.
«Aproximadamente en tres días, señor»
—Entonces, eso era... —se dijo, desanimado—. Cancela todos los pendientes que tengo para los días de mi ciclo, Jarv.
«Enseguida, señor. ¿También la misión con el Capitán Rogers?» hablo la IA.
Tony se paró abruptamente. Acordándose que tenía que ir con Steve a un reconocimiento peligroso de algunas tierras.
«Eso es perfecto» pensó con los ojos brillantes.
—No canceles mi salida con el señor Rogers, Jarv. —dijo Tony con una sonrisa de lado—. No será el mejor de los escenarios, pero valdrá la pena intentarlo.
«¿Qué tan grave podría ser? Sería por el bien de su investigación y por ver la reacción del Delta» pensó fingiendo inocencia.
—Si no quieres salir conmigo, Steve. —susurró emocionado—. Quizás, tu Lobo si.
Steve miró el traje de Iron Man, con asombro.
—¿Estás listo, cap? —preguntó Tony con la voz distorsionada por el casco.
El soldado asintió, todavía sin acostumbrarse a ver al Omega con la armadura completa.
Desde que se habían reunido para comenzar la misión, Tony en ningún momento había abandonado su traje. Era demasiado extraño, pero no lo iba a cuestionar.
—Vamos a aterrizar y veremos si hay algunas pistas de lo que estamos buscando. —dijo Steve alzando la voz, para que pudiera escucharlo.
—¡Okey! —respondió Tony saliendo como un rayo del quinjet.
Steve suspiró y lo siguió con un paracaídas en los hombros.
Sentía que se estaba perdiendo de algo.
Tony a veces era repentino, pero no era una persona descuidada. ¿Entonces qué es lo que estaba pasando? Esperaba preguntarle cuando llegaran a su destino.
—¡Stark! ¡Reacciona! —exclamó el rubio, viendo como un muro de tierra estaba a punto de caerle encima al Omega.
—¿Cap? ¿Qué pasó? —preguntó Tony con el traje puesto, viendo a la figura del Capitán al costado suyo.
El mencionado se mordió los labios, soportando el peso de tierra en sus hombros antes de moverlo hacia un lado. ¿Qué le pasaba a Tony? Parecía distraído y sumamente torpe.
—No podemos seguir con la misión. —sentenció Steve jalando al contrario hacia otro lado—. Dime, que es lo que sucede. ¿Te sientes mal, Stark?
—Así que te diste cuenta. —dijo Tony sacándose lentamente el casco sobre su cabeza—. Solo tengo un poco de calor, Cap.
Steve abrió los ojos al ver el rostro del Omega.
Tenía las mejillas rojas como una manzana y los ojos dilatados. A simple vista, cualquier persona podría notar que Tony Stark estaba entrando en celo.
—¿Cómo...? ¿Cómo pudiste venir en este estado? —preguntó Steve preocupado—. Tienes que ir a descansar y-
—¡Vamos, Rogers! ¡No seas tan lento! —exclamó Tony entre pucheros—. Dime, la verdad. ¿No sientes nada?
Steve estaba a punto de responder que no, sin embargo su nariz comenzó a sentir un cosquilleo de la misma manera que el día anterior.
—Solo siento de nuevo tu perfume. —dijo un poco tímido—. Es muy bueno.
La risa del Omega, sorprendió a Steve.
—Tonto, son mis feromonas. —dijo directo, señalando su cuello—. ¿No quisieras comprobarlo?
—¿Puedo?
—Claro que sí, soldado. —respondió Tony sintiendo la nariz del contrario olfatear su cuello con timidez—. Hmm, ¿te gusta?
Steve enterró aún más el rostro, sintiendo una experiencia afrodisíaca al sentir claramente el aroma del Omega.
—¿Quisieras ir conmigo a mi Torre? —preguntó Tony masajeando la cabellera rubia del hombre—. ¿Qué te parece?
—Sí, me gustaría. —respondió Steve con la voz ronca.
Anthony estaba comenzando a sentir la mente nublada por el deseo. Sus supresores habían perdido efecto desde que habían llegado a la Torre.
—¿Te gusta mi aroma? ¡A-ah, Rogers! —exclamó Tony al sentir los besos desenfrenados del rubio por todo su cuello.
Los labios de Steve recorrían con entusiasmo sus clavículas y garganta, dejando pequeñas marcas por toda su piel.
—Hueles tan bien. —susurró Steve frotando sus cuerpos—. ¿Cómo puedes ser tan exquisito, Tony?
El mencionado le dió una sonrisa ladina.
«Sus ojos... están dilatados» pensó Tony, viendo claramente como Steve comenzaba a reaccionar a él.
—¡Capitán! —jadeó al sentir una mordida en los pechos—. ¡Argh! ¡N-no hagas eso!
Steve levantó la mirada, haciendo caso omiso a sus palabras.
El cuerpo del Omega era demasiado sensible. Los pezones de Tony se hinchaban con una rapidez tan sorprendente que Steve no podía evitar jugar con ellos.
—¡A-ah! ¡Para!
—¿Qué debería hacer entonces..? —preguntó el soldado con un hilo de saliva.
Tony lo observó maravillado y sintió su entrada contraerse aún más.
—Abajo. —dijo sin una pizca de vergüenza—. Vamos, tócame.
Steve sintió una punzada en la parte baja de su abdomen ante las palabras del Omega y asintió.
Con cuidado, se deshizo de los pantalones del Omega y los suyos. Viendo con lujuria como el cuerpo de Tony lo esperaba ansioso.Sus manos un poco nerviosas, tocaron el miembro del castaño y sus dedos comenzaron a masajear el falo con lentitud. El líquido preseminal manchaba levemente la palma de su mano, haciendo que el Alfa se excitará aún más.
—¿Lo... lo estoy haciendo bien? —preguntó Steve sin dejar de mastubarlo.
Tony jadeó en respuesta.
El aroma del Omega se hizo más intenso, consumido por el placer y el querer llegar al climax.
—P-para. —gimió Tony tratando de alejarlo sin fuerzas—. Argh. Me... me voy a venir.
Steve aumentó la velocidad y apretó con sus dedos la punta del miembro del Omega antes de que llegará al orgasmo.
—¡Hmmm! —exclamó Tony en queja.
El alfa no pudo evitar sonreír.
Las expresiones de Tony eran como un delirio para el soldado. Sus ojos llorosos y como su boca formaba una pequeña "o" cuando soltaba pequeños quejidos, lo hacían enloquecer. Quería más.
Quería follarlo con todas sus fuerzas.
—S-steve, por favor... —pidió el Omega con la mirada perdida.
El mencionado asintió, soltando su agarre y viendo como el semen de Tony manchaba su mano con rapidez. Un fuerte gemido se escuchó por toda la habitación, alterando aún más al Alfa.
—Ya no puedo soportarlo más. —susurró Steve bajándose el boxer y dejando expuesto a su gran y erecto pene—. Tony, ¿yo puedo..?
«Oh, santo cielo» pensó el Omega abriendo los ojos con sorpresa y deseo al mismo tiempo. En definitiva, el miembro de un supersoldado era otro nivel.
—Mételo. —pidió Tony sonando más como una orden—. Lo quiero.
La entrada del Omega se contraía con solo mirar el gran pedazo de carne del Alfa, que goteaba levemente el pre semen y se mostraba rojizo y necesitado. ¿Steve reaccionaba de esa manera por él? Tony sonrío maravillado.
—Hazlo, Alfa. —volvió a pedir, abriendo las piernas ante él.
El mencionado agachó la cabeza, conteniendo un gemido. Tony Stark, era lo más erótico y atrevido que había visto en su vida.
—Entonces, voy a entrar. —avisó Steve alineando su miembro en la entrada del Omega.
—¡Argh! ¡Sí! —exclamó Tony cuando sintió el pene del soldado hundirse en su interior de una sola estocada—. ¡Mierda! —balbuceó.
Tony solo podía escuchar el golpeteo de sus pieles al chocar.
—¡S-sí! ¡Ah, sigue! —exclamó el Omega con la mirada perdida.
«Quiero que sea mío» pensó su Omega.
Steve no dejaba de besar sus hombros y mantenía el constante ritmo de sus embestidas. ¡Era tan satisfactorio!
—¡Más! ¡Steve! —chilló Tony al sentir que estaba a punto de llegar al orgasmo por tercera vez.
El calor de su cuerpo nunca se calmaba, sin embargo Steve no mostraba señales de cansancio.
Al fin y al cabo, lo estaba follando el jodido Capitán América.
—A-ah... —susurró Tony volviendo a eyacular contra las sábanas. Estaba siendo el sexo más grandioso de toda su vida. Sentía la polla del rubio entrar y salir en su interior—. Cap, márcame.
—¿Qué? —preguntó Steve entre jadeos.
—Q-quiero... quiero que me muerdas. —balbuceó Tony señalando su cuello, no muy cerca de su glándula—. Aquí.
Steve lo miró perdido entre el deseo y se acercó.
—¿Seguro? —susurró.
Tony asintió, viendo de reojo como los dientes del soldado crecían como pequeños colmillos.
«No puede ser. Es su Lobo» pensó Tony asombrado. Había funcionado su plan. ¡Estaba a punto de pasar!
No obstante, la mordida nunca llegó y Tony volteó confundido.
¿Qué había pasado?
—Yo... No puedo. —dijo Steve alejándose, con la mirada horrorizada.
Lo había vuelto a recordar. Aquel incidente que lo iba a perseguir toda su vida y jamás podría superar.

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Delta ∆
FanfictieSteve ha guardado un gran secreto dentro de su corazón, casi imposible de sanar. Sin embargo, ha llegado a su vida una inesperada persona que está dispuesta a borrar aquellas marcas que tanto lo han lastimado. ¿Será capaz de salir del infierno que...