Razón número dieciocho.

495 63 11
                                    

A la mañana siguiente, desperté cuando sentí la presencia de Seishu en el living, leyendo un libro en el otro sillón. Me vio despertar y cerró el libro, supe que quería hablar conmigo, por lo que me puse súbitamente nervioso. Me senté, algo adormilado en el sofá, dejando caer un par de mantas que yo definitivamente no había puesto la noche anterior... Él aún se preocupaba un montón, incluso sintiendo todo lo que le he hecho últimamente.

Notó que me di cuenta de esto, y sonrió débilmente. Apartó la mirada un tanto ruborizado. ¿Avergonzado, tal vez?

―Lo siento, Koko. No pude dormir casi nada, necesitaba que me respondas algo.

Lo miré, sintiéndome mal nuevamente por el hecho de que no había tenido un buen dormir esa noche, por la situación que nos aquejaba actualmente. Me preocupó el hecho de que fuese a trabajar sin haber dormido, o durmiendo muy poco. 

―Claro, Inupi. Dime... ―Me estiré y bostecé, tratando de espabilar un poco. Estaba bastante somnoliento aún, y quería responder con raciocinio a lo que quiera que tenga que decirme él.

―Dime, Koko... ¿Crees que fue un error... convertirnos en algo más que amigos? ¿fui un error para ti?

Esa pregunta nuevamente me pilló por sorpresa, y entendí que había estado sobre-pensando las cosas. Eso le pasaba a él cuando teníamos problemas, por lo general contenía esas emociones, para mantenerse siempre sereno y racional. Pero, cuando se trataba de nosotros, él se ponía más sensible y pensaba demasiado en "sus contras" como persona, o como pareja. Lo conozco.

―¿Sabes, Inupi? ―Empecé a decirle, convencido de lo que tenía que decir, levantándome y acercándome a él, y poniéndome en cunclillas a su altura, pues se mantenía aún sentado en el sofá, con el libro en su regazo. Dudé en poner mi mano en su mejilla. Él no tenía intención de apartarse, así que lo hice― te amo por tus imperfecciones, las que apenas y puedo percibir y las que crees tener cuando se trata de nosotros. Jamás pensaré que lo nuestro fue un error, o que tú lo eres en mi vida, porque esto es definitivamente lo mejor que me ha pasado.  Arreglaremos esto.

―Tengo miedo, Koko. No quiero renunciar a esto. 

Deposité un corto beso en sus labios, y lo miré a los ojos, como si con aquellas dos acciones tratase de brindarle más seguridad.

―Yo también lo tengo. Pero a la vez confío en lo nuestro. 

Nos quedamos viéndonos un momento, y él se acercó nuevamente. Me besó, fue un beso tierno y cómplice, me encantaban también esos detalles de su parte. Quizá no esté seguro de muchas cosas, pero de lo que sí lo estaba era de que quería arreglar el desastre que estaba ocasionando en mi propia vida en tan solo un par de días. Mi actitud, mis dudas, y mis "quizá", estaban logrando derrumbar el castillo que había construido.

Siempre llega el momento de bajar, pero no quería hacerlo. Quizá tendría que "bajarme" de alguna otra cosa, pero, ¿"bajarme de la relación"? Ni hablar.

―Quédate en casa hoy, Inupi. Descansa, por favor.

Inupi bufó brevemente.

―Está bien, me quedaré. 

―Yo ya debo empezar a prepararme para salir. Voy... a extrañarte.

―También yo. 


◊◊◊


La noche anterior, había llamado a Agatha. Fui tajante, breve. Tanto, que una vez atendió mi llamada, simplemente le dije "ven a trabajar mañana, es urgente", y colgué. ¿Suficiente para mortificar y asustar a alguien? Tal vez. Pero mi intención simplemente era que me haga caso y vaya. Tal vez la pobre hasta creyó que la iba a despedir.

Una vez llegó, quince minutos después que yo, le dije que nos fumáramos un cigarrillo. Ella era fumadora, yo sólo... era un fumador casual, de vez en cuándo. Supo que era algo serio en ese mismo instante, pues sólo la acompañaba a fumar cuando tratábamos temas urgentes, más que nada personales. Cuando teníamos que ponernos serios.

Fuimos a la azotea, y saqué una cajetilla de cigarrillo de mi bolsillo, que había preparado con antelación. Me miró, y yo le extendí la cajetilla. Sacó uno y a su vez sacó de su cartera un encendedor. Saqué el cigarrillo por mi parte y lo encendí, dando la primera calada.

―Joder, ¿me recordarías por qué fumas? Es horrible. Sólo...

―Te deja un mal aliento y sabe como la mierda. Ya sé, siempre que me acompañas, dices lo mismo. Y yo respondo que no necesitas hacerlo, que sólo lo hago porque soy adicta ya por mi estupidez de adolescente. ¿Podrías ir al grano? Me costó dormir anoche por tu culpa.

Y ahí me pregunté, ¿a cuántas personas puedes hacerle perder el sueño en un solo día? Seishu y Agatha habían dormido mal por mi culpa.

―Bueno, sí. Iré al grano. Seishu me preguntó si me gustaba alguien más, pues por culpa de que no me contestaste en absoluto, estuve pendiente del celular todo el día. Y como estamos teniendo problemas de pareja, sintió celos. El punto es... tengo la leve sospecha de que empiezas a gustarme y que empiezo a depender de ti.

Ella estaba dando una calada a su cigarrillo en cuanto mencioné lo último, y de la impresión, empezó a toser. Luego... a reír a carcajadas. Quedé atónito.

―Oh, lo decías en serio. Lo lamento. ―calmó sus carcajadas, mientras sentía que mi orgullo había sido tocado― Kokonoi. ¿Sabes la magnitud de la tontería que me acabas de soltar? Me pones retos, era imposible no reír. Primero, tú amas con locura a tu prometido, pero si te digo lo que realmente creo como profesional no me vas a creer porque eres terco, y porque no puedo tratar a quien considero como familia. Segundo, soy lesbiana, y lo sabes muy, muy bien.

Había obviado lo último por un momento. Se me olvida que ella es lesbiana, lo admito. ¿Ella ya sabía lo que estaba pasando? Qué descaro, no me dice qué demonios pasaba con mi relación.

―Agatha, sabes que te quiero mucho, pero...-

―Sí, lo sé. Vas a enojarte conmigo. Antes de eso, te diré una cosa, como tu amiga. Toma una terapia de pareja. La necesitan ambos. Y por favor, no dependas de nadie, te lo he dicho.

―Que no es sano y todo ese rollo. Lo sé, que eres psiquiatra y que quieres restregármelo en la cara. ―Bromeé y sonreí. ¿Cómo pude creer que me gustaba?

Dudé de mis sentimientos por Seishu, sí. Estoy teniendo problemas con él por mi culpa, sí. Quiero arreglar el problema, sí. Ella tiene razón, de nuevo. 

―Pensaré en ello.

-----------------

Créditos por la imagen de cabecera a:

hayley en pixiv.

N/A:

Bueenas, buenas, queridos lectores. Debo confesar que, al igual que mi amado husbando Seishu y mi OC Agatha, me pasé la noche en vela. Y eso me dió demasiada energía, al contrario de lo que probablemente piensas. El insomnio tiene sus fases. Decidí escribir, y no me di cuenta cuando ya tenía escrito todo lo que había planificado con anterioridad para este capítulo. 

Sí, los planifico con tiempo y luego dejo que la escritura fluya a partir de las ideas que anoté previamente. Actualmente tengo planificado hasta el capítulo 26, así que espero que les esté gustando. :D

¿Cómo creen que será la dinámica de estos dos en la posible terapia de pareja?

Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora