Razón número tres.

1.2K 162 26
                                    

Ayer hablé de sus ojos, su mirada, más bien, cómo me miraba. Hoy hablaré de otra cosa, algo que se me hace muy sexy y otras veces me enoja. Su firmeza, cómo es para decir que no. Es tajante, a veces parece insensible.

Ahora mismo, estábamos discutiendo. Él parecía inflexible, no quería ceder. Discutíamos sobre si yo verdaderamente amaba a Akane, yo le afirmaba que había sido sólo una obsesión de niño pequeño, aunque sabía que no había sido así, mientras que Seishu alegaba lo contrario. Estaba verdaderamente enfadado, me daba ternura verlo así.

Él, pese a que a veces lo hacía enojar, jamás era agresivo conmigo. Pese a que ambos estábamos en una pandilla anteriormente nunca fuimos agresivos con el otro. Sólo nos hemos enojado mucho.

―No, no. Tú la amaste, incluso diría que la amaste mucho más que a mí.

―¿¡Qué estás diciendo, Inupi!? Yo te amo más a ti, como te dije, ella solo fue una obsesión, además, no tiene sentido que estemos peleando nuevamente por tu hermana.

―Porque mientes. Y odio que mientas. Odio que me mientas a mí. ―Dijo con firmeza, hiriente con sus palabras como si fuese una daga que impacta frontalmente en mi corazón. ¿Que le miento? Aquello me hizo enojar.

―¡No te estoy mintiendo! ―Mentía, y lo sabía. Pero no quería admitirlo, y aquello era lo que me hacía enojar, mientras que a Inui no le enojaba el hecho de que hubiese estado enamorado de su hermano, sino que le estaba mintiendo con descaro. Y lo entendía, lo entendía y me enojaba.

Pero no iba a admitirlo aún.

―Maldita sea, sabes que sí lo estás haciendo, sé que eres perfectamente consciente de lo que estás haciendo, Koko.

Sus palabras tan serias me dieron algo de miedo. Sus ojos, tan expresivos, me miraban terminantemente. Lo miré con enojo y frustración.

―Tú no sabes cómo mi mundo se ve desde dentro. ―Mis palabras lo hirieron, y también lo sabía, ahí estuvo el segundo error. No quería lastimarlo pero lo hacía igualmente con mi inmadurez, que iba y venía de vez en vez.

―¿Es así?

―Definitivamente.

―Nos vemos cuando lo hayas pensado mejor. ―Sentenció, severo.

Acto seguido fue a nuestra habitación, sacó una chaqueta probablemente por si llegaba tarde, y salió, sin despedirse. Dolía, dolía mucho, pero sabía que era totalmente mi culpa. 

―Es una tontería ―me dije en voz alta, para calmar mi ansiedad― volverá, seguramente que sí. Va a volver...

Sencillamente era triste que siempre estuviéramos peleando por lo mismo. Sabía que él se siente inseguro al respecto, yo quiero intentar arreglarlo, pero al no saber cómo la cago. Por ejemplo, mintiéndole descaradamente. Con lo que odia las mentiras. Le mentí sabiéndolo todo.

Esa tarde me quedé durante horas pensando en cómo me disculparía con él. Veía videos de animales tiernos mientras pensaba en Inupi, en lo sexy que se veía pese a que ambos estábamos enojados. 

Pero también me acongojaba la angustia de saber que nuevamente me había equivocado. Estaba seguro de que él iba a perdonarme si me disculpaba con sinceridad, pero no estaba seguro de si iba a perdonarme a mí mismo.

Después de unas tres horas de ilusionarme y desilusionarme con los sonidos de los autos pasar por afuera de nuestro departamento. Cada auto que pasaba era un momento en que creía en que él había llegado y que sería mi oportunidad de por fin disculparme.

Esta vez, sí llegó. Abrió la puerta. Y llevaba... ¿Una jaula para transportar animales?

Quedé atónito por un momento, esta vez me había sorprendido. Inupi estaba sonriendo, como si nunca nos hubiéramos enojado.

―Sé que estabas pensando en cómo disculparte.

―Sí, lo hacía... ―Miré al suelo, avergonzado, con genuino arrepentimiento. Luego recordé que traía una puta jaula de animales cuando no tenemos mascotas y volví a mirarlo― Pero, ¿qué tiene que ver eso con la jaula de animales que trajiste, si no tenemos mascotas?

―Ahora sí la tenemos.

―¿Qué? ―Pregunté mientras Inupi abría la jaula, de la que salió un bonito hurón de color blanco con manchas grises en las patas y cola, y empezó a correr por todo el departamento, olfateándolo y explorándolo. Sonreí mirándolo, me produjo ternura, para luego volver a razonar correctamente.

―¿¡Qué!? Inupi, ¿trajiste un puto hurón a casa? No sé cuidarlos, y- ―fui interrumpido.

―A ver, Koko. ¿Quién fue el que me mintió? ―Preguntó, mirándome tajante.

―Bueno, huh... fui yo.

―Entonces, ¿quién debe consentirme con esto?

Lo miré unos segundos, alcé un ceja y luego sonreí, acercándome y abrazándolo por el cuello. Él puso una de sus manos en mi cintura, y nos besamos por unos segundos.

Pensé, mientras el beso seguía, en la razón de hoy. Ya la tenía, definitivamente.

―Inupi ―Me separé―. Te amo porque siempre eres firme con lo que crees.

―Esta es la tercera razón que me das. Estoy empezando a amar todo esto.

―Y yo te amo a ti.

Volvimos a besarnos y escuchamos el sonido de vidrio rompiéndose. Había sido el hurón, rompiendo el jarrón de unas rosas que me había regalado Inupi.

Mi ceño se frunció, casi por inmediatez. Seishu rió y se acercó a nuestra nueva mascota, la cuál parecía muy feliz de ello. Se veía adorable cuidando del hurón, hasta pensé en la pequeña posibilidad de ser padre.

Ser padre junto a él... sería maravilloso. Me gustaría que nuestro hijo se pareciera a él, que tuviera su cabello rubio, sus ojos verdes, y su firme carácter. Que sea sincero como él... Ah, la posibilidad de verdad estaba empezando a convencerme.

―Inupi. ―Él volteó a mirarme, mientras cargaba al animal― Hay algo muy importante de lo que nunca hablamos.

―¿Huh? ¿Qué es?

―¿Te gustaría... que seamos padres?

Inupi se quedó en silencio, mientras sus mejillas se ruborizaban. Pensó un poco en su respuesta, como su estuviera inseguro de responder a la interrogante que le hice.

―Es algo que quería comentarte desde hace tiempo, Koko... ―Reconoció casi murmurando, y me miró a los ojos― Sí me gustaría. No, me encantaría ser padre junto a ti. ―Afirmó.

Toda mi vida había sido neutral ante ese tema, pero desde que estoy con Seishu, la posibilidad estaba, sin duda alguna, presente en mi subconsciente, esperando una oportunidad para que la aceptara.

Inupi me hacía feliz, y creía en nuevas posibilidades para que sigamos siéndolo juntos.



---------

Créditos por la imagen de cabecera a:

- おじ en Pixiv.

N/A:

¡Y aquí están los dos capítulos de hoy!

ACTUALIZACIÓN: El capítulo no se publicó cuando tenía que publicarse. T T Lo siento.

Espero que los hayan disfrutado.

Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora