Razón número veinte.

493 60 9
                                    

Admito que desde ayer he estado demasiado nervioso, casi neurótico por el asunto de la terapia. La hora la habían conseguido para el día siguiente, pues justamente la cita que la terapeuta tenía para ese día había sido cancelada. Inicialmente, sería para el martes, pero habían tenido suerte.

Inupi y yo nuevamente habíamos dormido juntos, cada uno abstraído en sus propios pensamientos. No quise atosigarlo con excesivo cariño, se veía tan tranquilo hasta que se quedó dormido a mi lado. Probablemente él también tenía muchísimo en qué pensar, y tenía que contener sus emociones al respecto. La verdad era que quería que ambos enfrentáramos juntos la situación, pero no tenía demasiado derecho a reclamarle que se esté guardando sus sentimientos en esta ocasión. Tenía derecho a estar un tiempo con su espacio, en su "caparazón de orgullo". Lo respeto, y sé perfectamente que él también a mí.

Ya era jueves. Mañana sería mi primera sesión de terapia de pareja con mi prometido y no sabía bien qué haría para no cagarla más aún. Digo, sé que la terapeuta hará su trabajo y todo eso, pero solucionarlo completamente depende de nosotros dos. Y temo porque algo tan valioso dependa de mí ahora mismo.

Miraba la luz de la luna desde la ventana con Freya en mis piernas, mientras la acariciaba de manera un poco tosca. No era mi intención realmente, la hurona simplemente me miraba con cara de pocos amigos, pero mi nerviosismo no me permitía ser demasiado delicado que digamos.

Percibí la mirada de Inui sobre mí. Quería voltear a verlo también, pero mi cuerpo no respondía de la mejor manera. 

―Koko. ―me llamó, pensando que estaba inmerso en mis pensamientos.

―¿Hm?

Escuché sus pasos acercándose a mí, volteé levemente, sin mirarlo, fingiendo que veía a la hurona en su lugar. Se puso frente a mí y la presión de su intensa mirada hizo muy difícil el evadirlo.

―Mírame, Koko. ―tomó mis mejillas, y lo vi a los ojos. Depositó un tierno y lento besos en mis labios. Mis ojos se cerraron a la par que mis labios acariciaban los suyos. Se separó y volvió a mirarme― ¿Por qué estás tan nervioso?

No esperaba esa pregunta para nada, pero, a decir verdad, no supe responderla pese a que a que podía parecer obvio. ¿Estaba nervioso porque podía fallar, o porque no confiaba en lo nuestro? No me había faltado seguridad en mí mismo en toda mi vida. No había sido la persona más confiada en su persona de todas, no. Pero no me faltaba confianza. Y sobre nuestra relación, sabía que podíamos pasar por cualquier adversidad juntos, precisamente por eso le pedí que se casara conmigo...

Entonces, ¿qué era exactamente lo que me tenía nervioso?

―Yo... huh. ―Balbuceé, aún mirándolo a los ojos. Sentí que las lágrimas empezaban a brotar en mis ojos. 

¿Por qué iba a llorar, si era yo el culpable de toda esta situación que teníamos que enfrentar como pareja? ¿Era eso justo para Inupi? Era muy tarde, ya no podía retener más las lágrimas, estaban cayendo sin control frente a él.

Me ofreció una sonrisa sincera y comprensiva, y me abrazó delicadamente, poniendo mi cara contra su pecho. Eso era lo que había necesitado durante esos días... Llorar, desahogarme... pero estando a su lado. Lo quiero a él, lo amo con locura.

―Cariño, esto no está perdido. ―Empezó a decir mientras acariciaba mis cabellos desde mi nuca hasta las puntas del mismo, con delicadeza― confío en que lo arreglaremos, aún no está decidido. 

Sentí una punzada en el pecho y un nudo en mi garganta, lo abracé con algo de fuerza, sollozando con la cara oculta en su pecho, dejando mis lágrimas en contacto con su ropa.

―Tengo miedo, Inupi. No quiero perderte... de verdad... no quiero hacerlo. ―Logré decirle en apenas un hilo de voz. Las palabras dolían al ser pronunciadas, pero a la vez sentía cierto alivio por desahogarme un poco.

―Lo sé, Koko. Sé que a veces no quieres decirme algunas cosas, sé bien que te sientes asfixiado, tanto por el trabajo como por intentar complacerme o algo por el estilo, creí que dejándote espacio lo solucionaríamos. Perdón por asumirlo. Vamos a salir de esta, juntos. ¿sí? Yo... realmente lo creo, cariño.

Sus palabras eran tan certeras, él siempre lo sabía todo de mí sin que yo necesite decirle nada. Era impresionante, pues podía leerme como uno de los libros que tanto le gustan. Mi lugar seguro, el amor de mi vida siempre estaba ahí para apoyarme, y ahora me estaba enterando de que, al parecer, él se sentía tan culpable como yo. 

Eso me destrozaba, pues yo quería asumir y cargar con toda la culpa, pero ambos somos tan tercos y orgullosos, tanto que no íbamos a dejar que el otro cargue con dichas cosas por su cuenta. Tal vez simplemente tocaba ceder y compartir responsabilidades, pero a la vez no quería hacerlo.

Amo a Inui por la forma en que me conoce, y esa era la razón del día de hoy. Me di cuenta de que últimamente los "te amo porque..." eran tan espontáneos, salían directamente de mi corazón. Porque, realmente siento que tengo muchísimas razones para amarlo.

―Inupi, cariño. Te amo porque me conoces a la perfección.

El rubio de hermosa sonrisa que llevaba un anillo de compromiso en su mano, compromiso de que nos casaríamos y uniríamos nuestras vidas, me besó con ternura nuevamente, dejándome esa noche a su merced. A su total, absoluta e imponente merced.


---------------

Créditos por la imagen de cabecera a:

-Shau en pixiv.

https://www.pixiv.net/en/users/3109581

N/A:

¡Feliz martes de Tokyo Revengers! Espero que hayan disfrutado de su lectura el día de hoy.

Pregunta seria. ¿Quieren unirse a un team de Whatsapp? Déjenme su "yo quiero unirme" y me contactaré con ustedes, no olviden seguirme para poder enviarles mensaje.

Nos vemos durante la semana, pretendo publicar dos capítulos más antes de que termine la misma. Besitos y abrazos para ustedes, mi querida gente bonita.


Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora