Razón número treinta y cinco.

351 42 2
                                    

Tranquilamente tecleaba en la computadora, trabajando ese día viernes por la tarde, hasta que escuché un séptimo suspiro en los últimos quince minutos de parte de Agatha. Un suspiro pesado, de frustración. Solía hacer eso involuntariamente cuando estaba escondiendo algo, y precisamente quería hablar de algún modo de ese mismo "algo". Detuve mis dedos, apartándolos del teclado y la miré.

―Agatha, tienes algo. Te conozco. Compártalo con la clase, señorita. ―Bromeé, ella estaba terminando quién sabe qué informe, a veces le pierdo el rastro con todo lo que hace en el trabajo.

―¡Es que estamos viejos ya, Koko! ―termina diciendo de manera melodramática― No sé qué voy a hacer con mi vida ahora que veo que envejezco más y más... Además, el tiempo pasa muy rápido.

Y tenía razón, el tiempo pasaba más rápido ahora que teníamos más edad, antes nuestras preocupaciones eran distintas, no voy a decir que menores, porque quizá invalidaría lo que sentía en esos tiempos. Pero si nos poníamos a pensar, el tiempo se estaba escapando de nuestro control, quizá.

―Eres buena organizando cosas, Agatha. No te desanimes. ―Suspiré levantándome de mi asiento y acomodando mi silla junto a la suya, nos miramos y le sonreí, intentando reconfortarla― ¿sabes? Es algo que quizá deberías hablar con tu pareja.

Se quedó en silencio, como si procesara lo que le estaba diciendo. Luego asintió lentamente.

―¿Qué harás tú, Koko?

Miré a la ventana, sonriendo por inercia al recordar mis planes, mi vida junto a la persona que tanto amaba.

―Después de casarme en unos meses ―empecé a hablar aún dirigiendo mi mirada a la ventana, luevo volví a mirar a Agatha a los ojos―, Inupi y yo adoptaremos a un niño, una vez que terminemos la terapia y nuestra relación termine de fortalecerse, claro.

―Ya veo... ―Ella bebió un sorbo de su café― A propósito de eso, ¿cómo van ustedes con la terapia?

Volví a sonreír, pensando en cómo íbamos avanzando favorablemente con la terapia, y sinceramente agradecía a Agatha por haberme recomendado tomarla.

―Vamos muy bien, sí. Inupi y yo estamos mejorando en la comunicación, además de que ya hemos indagado en los problemas que tenemos.

―Creo que ustedes dos serán buenos padres, si volvemos a lo anterior.

―Tú también serás una buena madre.

La miré y le sonreí, para después abrazarla cariñosamente. Ella se quedó rígida por un momento, pues yo generalmente no le demostraba afecto, sólo era cariñoso con Inui en la intimidad de nuestro hogar y rara vez en público. Supongo que era una mejora también en mi comportamiento.


◊◊◊


Llegué del trabajo, sintiéndome algo atrapado en una rutina. A veces sentía que necesitaba de unas vacaciones, pero a la vez creía que mi circo no iba a poder controlarse por su cuenta, sentía que dependían un poco de mí en aspectos administrativos.

Inui había llegado un poco después, yo estaba jugando con Freya para desestresarme del largo día que había tenido. No había sido malo, sinceramente. Pero igualmente terminaba por estresarme. La hurona dejó de hacerme caso en el momento en que sintió que había llegado su padre favorito, y ni se esforzaba por ocultarlo.

Él esbozó una pequeña sonrisa al verla, y luego me miró a mí. Supe de inmediato que no había tenido un buen día, por su expresión. Tenía "algo" que me hacía identificar que su día no había sido del todo bueno, pero no se notaría, por ejemplo, con una persona que no lo conociera tanto como yo lo hago.

Me acerqué a la puerta, deposité un pequeño beso en sus labios a modo de saludo, y tomé su mano para guiarlo al sofá. Él me miró un poco sorprendido, mi intención era que empecemos a establecer diálogo al llegar a casa, mejorando de esta forma nuestra comunicación.

―¿Cómo te fue hoy, cariño? ―Inui me miró, y volvió a sonreír comprendiendo mi intención.

―Bueno, fue un poco agotador, a decir verdad ―empezó a responderme―, empiezo a cansarme con la rutina, supongo. No me gusta demasiado quejarme respecto al trabajo, pero... creo que el sentirme atrapado es lo que me agota.

―Vaya, en ese caso nos pasa lo mismo. Justamente estaba pensando en eso... 

―Quizá necesitemos unas vacaciones, casi no las tomamos. Nos las saltamos siempre. 

―Sí, tienes razón. ¿Crees que viajar sea una opción?

―También podría ser factible quedarnos aquí, pero viajar no estaría nada mal si es contigo.

Sonreí, y me acerqué para besarlo. Tomé su mentón luego de separarnos para hacer que sostengamos la mirada el uno al otro.

―Seishu... ―él me miró atento a lo que tenía que decir―, te amo porque te admiro. Admiro y valoro todo el esfuerzo que haces siempre.


-----------------

-Si alguien conoce al autor del fanart de la cabecera, hágamelo saber.

N/A:

Un capítulo un poco más light y corto. Espero que de todas formas les haya gustado. No olviden que tenemos un team por si quieren unirse, ¡nos vemos el viernees!



Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora