Razón número treinta y nueve.

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Me fui a trabajar un poco más tarde de lo normal, pues fui a dejar a los niños a la escuela. Habían estado adormilados durante todo el viaje, por lo que no tuvimos demasiada conversación en el camino. Yo los había ido a dejar porque obviamente no podían subirse a la moto, mucho menos siendo tres, así que me los llevé yo en el auto sin problema alguno.

Tuve un día medianamente pesado, pese a que dejé trabajo adelantado. 

La niñera pasaría por los niños cuando salgan de la escuela, ya que por fin decidió contestar el teléfono y Yuki insistió en que no quería darnos más trabajo con los niños. Inui me dijo que hizo lo posible porque se quedaran con nosotros, pues él también les había agarrado cariño.

Ese día teníamos hora con la psicóloga, así que apenas llegó la hora de salida me retiré del trabajo lo más rápido que pude, pues nos reuniríamos allá ya que teníamos la sesión un poco más temprano que de costumbre.

Me subí al auto y me puse a conducir hacia la consulta. Vi en el camino que hubo un accidente, lo que me dejó con una sensación extraña el resto del camino. ¿Qué hubiese pasado si en ese accidente hubiese estado yo, o Inupi? Hay varias posibilidades para lo que pudo habernos pasado de ser así, seguramente las personas que estaban en esa infortunada posición nunca pensaron que sucedería, quizá algo terrible les había pasado a las personas que conducían en los autos que colisionaron.

Me angustiaba pensar que una situación como aquella es completamente al azar, no se puede predecir en absoluto. Puedes prevenirlo, sí. Pero nunca sabrás quién es la otra persona que viene al volante, no sabes si esa persona bebió, no viene alerta, o alguna otra cosa que pueda suceder.

En momentos como este, aprecio más el estar con vida, el tener a Inui conmigo de manera incondicional, tener estabilidad económica por si algún día un accidente pasa y tengo que cubrir los gastos médicos. Tenemos una vida cómoda y feliz juntos, sin importar los problemas que puedan surgir podemos resolver cada crisis que se nos anteponga. Y supongo que esa es la verdadera magia de estar con alguien, poder crecer juntos.

Llegué a la consulta con esa sensación aún, una extraña sensación de vacío.

Inui ya había llegado al lugar, y al verme esbozó una sonrisa. Me acerqué y lo besé como saludo, a lo que él correspondió algo sorprendido, tal vez por mi muestra de afecto abierta a que otra persona pudiese vernos. Sinceramente, cada vez me daba más igual lo que los demás pudiesen decir de nosotros por el simple y llano hecho de amarnos.

Descubrí, cuando Inui me besó frente a los niños, que las cosas no eran más terribles de lo que imaginaba que serían. A veces somos fatalistas pensando que una cosa va a resultar de cierta manera, cuando realmente ocurre algo mucho más leve de lo que cargábamos pensando que ocurriría más tarde.

—Siempre consigues sorprenderme. —Dijo lo suficientemente alto como para que yo pudiese oírlo. Cuando esperábamos en las consultas procurábamos hablar bajo para no interrumpir ni molestar a la psicóloga con sus pacientes. En otras palabras, por respeto.

—¿Ah, sí? Créeme que puedo sorprenderte más aún —Lo miré con complicidad, él rió y negó con la cabeza, sonrojándose un poco—. No necesariamente en el doble sentido, ¿sabes?

—¿Quién dijo que lo había malpensado? 

—El rubor en tu rostro me lo confesó. —Contesté, intentando sonrojarlo un poco más. Lo conseguí. 

Se quedó callado y me miró, dándome la razón con ello.

En eso la psicóloga abrió la puerta, Inui se levantó fingiendo que nada pasaba para seguramente no tener que dar explicaciones, la pareja anterior salió de la consulta, era otra pareja heterosexual. Nos vieron apenas de soslayo y se fueron sin mediar palabra alguna. Debe ser complicado un trabajo como ese, viendo a cada pareja a punto de romperse y tratando de arreglarlas como fuese humanamente posible.


◇◇◇


Salimos de la sesión tomados de la mano, al salir de la consulta nos teníamos que separar brevemente porque yo había traído el auto y él la moto. Lo abracé por la espalda cuando teniamos que separarnos.

—Koko... Estás bastante cariñoso hoy, ¿no crees? —dijo al momento de tomar mi mano sobre su pecho. La escasa gente que había a esa hora simplemente pasaba de largo. Ya no se nos quedaban mirando tanto como cuando empezábamos la relación, supongo que se trataba de otra época.

—Inui... Te amo porque cuando te vas, te extraño.

Él volteó, separándome brevemente del abrazo, y luego tomó mis mejillas. Lo miré a los ojos, esperando a ver qué haría.

—Koko, cada vez que pienso en que eres tú el amor de mi vida, me siento tan afortunado. Te esmeras en ser detallista, y en ser sin lugar a dudas lo mejor que podría tener.

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Arte de 日路井8/21インテ6Aの35a en Twitter.

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Y esos fueron los dos capítulos por hoy. Espero que les hayan gustado <3.

Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora