Razón número veintitrés.

499 55 16
                                    

Era domingo, tenía ganas de salirme de lo ordinario y comer algo diferente a lo de siempre. Eran más o menos las cuatro de la tarde, aún no almorzábamos pues nos habíamos levantado muy tarde hoy, cosa que no solíamos hacer realmente. Se me antojaba algo de sushi, y quería almorzar junto a Inui esta vez.

―Inupi ―Le hablé mientras me levantaba y estiraba, esa noche no había dormido con lo habitual, que era una camiseta y abajo unos pantalones cortos. Simplemente llevaba mi ropa interior― Creo que ya debemos almorzar algo. Tengo ganas de comer algo fuera de lo común. ¿Te parece pedir sushi?

Inui me miró, aún recostado en la cama. Me daba ternura verlo así, no parecía tener intención alguna de levantarse. A veces me recordaba a cuando éramos niños. Seguramente Akane lo habría regañado y le habría dicho que se parezca un poco más a mí en el sentido de que yo sí me había levantado.

―Si queremos salirnos de lo normal, yo quisiera pedir pizza.

Lo volví a mirar, pero esta vez con cara de pocos amigos.

―¿Pizza? ¿En serio? Somos japoneses, Inui.

Vi a Inupi algo confundido por mi reacción, pues sí había sido un poco borde o pesado con él. Mi tono no había sido el más adecuado.

―Bueno, perdóname por no querer siempre lo mismo que tú.

Esa pasivo-agresividad me enojó un poco más. Lo soltó como si fuese veneno que llevase ocultando y reprimiendo por mucho tiempo.

―¿Disculpa?

―Lo que oíste. Siempre tengo que ser yo quien cede, ¿por qué no cedes tú? Sólo es lo que vamos a pedir de comida, yo tengo que ceder porque hayas pensado en cogerte a alguien más.

¿Se refería a lo de Agatha, o lo decía por Akane? Supuse que sería lo primero, me sentó muy mal y me hizo sentir culpable. Y a la vez me hizo enojar un poco más.

―Por favor, Inui. 

―Oh, cierto, también debería mencionar que pensabas en mi hermana mientras me besabas o... hacíamos otras cosas.

―Seishu... 

Nos quedamos en silencio por unos cuántos segundos, mirándonos a los ojos. Vi tristeza y cierto calvario en la mirada de mi prometido, y decidí que sí, tenía que ceder por él. No por el hecho de pedir sushi o pizza, sino porque él quizá necesitaba que le de cierta seguridad en lugar de estar discutiendo.

―Entonces pediremos pizza, Inupi. Yo... quiero que sepas que te amo a ti.

―Lo siento, Koko, fue un momento muy tenso, y por algo demasiado estúpido.

Me senté, mirándolo, y él sonrió. Empezamos a reírnos por la estupidez por la que nos íbamos a poner a discutir, y de nuevo se forma un silencio después de las risas, un silencio incómodo y algo doloroso, quizá. Me dolía que Inupi esté sufriendo, quizá era una especie de bucle, porque a él también le dolía que yo sufra. 

Inupi se levantó y se puso algo de ropa, pude reconocer una de mis camisas y me dio, nuevamente, mucha ternura que siga usando mis camisas por el simple hecho de que eran mías.

Caminó hacia la puerta y me levanté, yendo detrás de él. Tomó la manilla de la puerta para abrirla justo en el instante en que corté la distancia entre ambos para abrazarlo por atrás. Una mano se encontró con su pecho aún desnudo porque la camisa aún no había sido abrochada, y la otra mano se encontró en su abdomen marcado. Puse mi mentón en su hombro, para así susurrarle.

―Te amo porque siempre nos reconciliamos y nos reconciliaremos. ―Hice una pequeña pausa, para dejarle un beso en el cuello. Él estaba quieto, casi estático―  Créeme, Seishu. Esto sólo será una anécdota más en el futuro.


◊◊◊


Al final comimos alrededor de las 7 de la tarde, pues nos "emocionamos" un poco. Empezamos a besarnos, a tocarnos y terminamos nuevamente en la cama. Esta vez sin estar durmiendo, claramente. Inupi casi no se dejó dominar en esta ocasión, pero me las apañé para darle lo suyo con mi camisa puesta.

Pero también tengo que admitir que después de esa ronda me tocó a mí.

Ahora mismo, estábamos viendo la televisión con Freya en las piernas de Inupi. Hiciera lo que hiciera, el favorito de esa hurona siempre sería Seishu. Me lo merezco, Freya y yo somos cómplices, pero es natural que lo prefiera teniendo en cuenta cómo es Inupi. ¿Quién no? Esa es la verdadera pregunta.

―Inupi... 

―¿Mh? ―Preguntó mientras mirábamos la televisión. Yo no estaba realmente mirando, estaba más bien perdido en mi propio mundo.

―Creo que mañana deberíamos hacer algo.

―¿Algo como qué, pedir sushi? ―Bromeó, como si quisiera picarme a propósito.

―Muy gracioso. ―Me volteé para mirarlo directamente. él volteó la cabeza hacia mí, mirándome a los ojos y acariciando a Freya, quien estaba ya dormida.― Quiero que tengamos una cita.

―Entonces no se diga más, tendremos una cita una vez que ambos volvamos del trabajo. Aunque será raro, porque lo que me ponga no será una sorpresa para ti. Me verás cambiarme.

―¿En serio te preocupan esas cosas? ―Lo despeiné cariñosamente―Te amo tanto.


--------------

-arte de 安全確認 en pixiv.

https://www.pixiv.net/en/users/80291853

N/A:

¡Buenas, gente bonita! Terminé de escribir este capítulo cerca de las 4 de la mañana, pero planeo publicarlo a una hora más prudente. Me inspiré escribiendo y agregué un par de cosas que no iban precisamente con lo que tenía estrictamente planeado en mi cuaderno de apuntes de escritos, pero me gustó el resultado. Espero que a ustedes también.

Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora