Razón número diez.

742 86 6
                                    

Ser un adulto definitivamente es algo jodido. Tienes que trabajar, preocuparte por cosas que antes te daban igual. Siempre fui independiente, siempre me preocupé demás por cosas que no debieron tener tanta relevancia, como es el dinero. Me importaba demasiado, me obsesioné con ello y además era muy bueno generándolo. Los demás lo percibían y me usaban para sus propios fines. Yo lo sabía, y no me importaba... No valoraba la amistad, y ahora amor, que me brindaba Inupi.

Me gustaba vivir con él, me gustaba ser independiente. Básicamente, me gustaba ser adulto pese a lo que podríamos considerar como algo... jodido, como dije al principio. 

Supongo que todo lo bueno traerá algo jodido.

Hoy había ido a acompañar a Inupi en el trabajo. Estaba adelantando cosas en su escritorio, mientras él vendía una moto a un señor cuarentón que quería aparentar ser genial. Iba acompañado de una chica, que tenía al menos unos 20 años menos que él... Era inquietante, a decir verdad, pero fingí que no estaba pendiente de aquello. Lo que sí me molestó fue lo que sucedió a continuación.

―Entonces, Seishu Inui. ¿Te gustaría... que te invitemos a un trío? Créeme que podremos satisfacer tus necesidades.

Aquello me hizo hervir la sangre. No sé en qué momento me levanté, de un rato ya estaba parado junto a ellos, apartando la mano que recorría el pecho de mi hombre para coquetearle. Los miré y noté que sí me veía más intimidante, quizá por mis acciones más porque cómo luzco, porque a decir verdad no me veía demasiado intimidante. 

Los ojos de la chica se abrieron de par en par, y miró a su "novio", o lo que fuera.

―¿Puedo saber por qué le pediste un trío a mi novio?

―Yo... ―Se miraron y se dieron media vuelta, sin mucho más que decir. Inui suspiró, negando con la cabeza.

―Es la cuarta vez que vienen. ―Eso hizo hervir mi sangre, empuñé sin darme cuenta mi mano mientras él se acercaba a mí, y pasaba su dedo lentamente por mi pecho, tal como hizo la chica con él. Mi cuerpo se relajó― Pero sólo tengo ojos para ti.

Me puse a observar detenidamente sus gestos, su cuerpo... cómo si el mundo se detuviera con nuestras miradas enlazándose. Esa química que teníamos esperaba que no muriese jamás. Inupi se volteó un segundo para ver que no viniera nadie, y antes de que él lo hiciera, lo besé. Había estado celoso, quería hacerle un chupón en medio del cuello para que todos supieran que era mío, pero sabía que aquello sería primitivo e incorrecto... ya no tenías que marcar a tu pareja, porque no te pertenecía, de hecho. Pero aún así nuestro instinto animal acecha como un demonio esperando a un alma pecadora para terminar de corromperla en el infierno.

Mi beso fue intensifica mientras siento como él trata de alejarme, por tanto me separo.

―Espera, voy a cerrar la tienda.

Ya lo habíamos hecho anteriormente en la tienda, siempre cerrada, claro. La verdad era que vivíamos momentos bastante ardientes cuando teníamos sexo en la tienda. Era lo más cercano a hacerlo en un sitio público. Recuerdo haber dejado una vez a Inui temblando y haberlo cargado hasta la moto. También quedé en una situación similar una vez, pero no dejé que me cargara. Recuerdo que se rió a costa de mi orgullo.

Inupi bajó la cortina de metal para cerrar la tienda y se metió dentro conmigo, se acercó a mí para besarme, pero yo pretendía jugar rudo esta vez. Antes, tenía que preguntarle algunas cosas, claro. Lo arrinconé contra la pared y puse mi brazo en su cuello, apretando levemente y mirándolo a los ojos.

―¿Cómo que es la cuarta vez que vienen un par de raros a pedirte un trío?

Él me miró, con esos ojos tan bonitos. Estaba definitivamente perdido y obsesionado con esos bellos ojos.

―Yo... bueno, es

―La chica ya había venido, una vez con sus amigas, presumiendo que su "Sugar" le compraría una moto, fue ahí cuando me vió, me pidió mi número y me negué. Vino dos veces más intentando lo mismo, y esta vez vino con el famoso... novio, si así se le puede llamar.

―Vaya... 

―Sabes que siempre me negaría, Koko.

―Entonces, ¿por qué no me lo dijiste?

―Porque sabía que podrías cometer una locura. Aún te cuesta un poco lo de los celos. Sólo quería...

―Ya sé.

Lo miré detenidamente. Esos tacones hacían que sus piernas se lucieran más aún. Su cuerpo parecía esculpido por los Dioses, se veía muy bien con cualquier maldita cosa que se pusiera encima. Se veía siempre tan sensual.

―Te amo por el erotismo que desprendes. Sé que cualquiera, sobre todo yo, caeríamos fácilmente por ti.

Lo besé, y no quise saber nada más.



-------------

Créditos por la imagen de cabexcera a:

- SRKB en Pixiv.

Buenas, mis queridos lectores. Este fue un capítulo breve, liviano. 

Espero que les vaya gustando. Si quieren capítulos más largos avísenme, y si quieren que sigan siendo livianos, también avísenme. Interactuen con esto mi gente bonita. <3

¡Nos vemos!

Las 46 razones por las que te amo. | Kokonupi, TokRev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora