Capítulo 23

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Aclaraciones: Como sabrán los lectores que ya fueron al libro de One-Shots (Escenas eliminadas) Cambié el nombre de T/N a Amaia, así que empezaré el cambio de nombre desde este capítulo, y cuando termine la historia (para lo que falta mucho) editaré el resto de los capítulos y el libro anterior.   


(Las palabras en cursiva están en español, las negritas son recuerdos o mensajes).

(Texto alineado a la derecha con letra normal, son sueños o voces)



-No tengo lugar en el mundo- dijo su propia voz, haciendo recordar a Natasha vívidamente su tiempo en la Habitación Roja y los ideales que le crearon en aquel lugar.

El dolor recorría todo su vientre, llegando hasta la parte de su espalda baja. Llevó su mano hacia la zona, sintiendo inmediatamente las gazas colocadas sobre la sutura para prevenir una infección. Abrió los ojos sintiendo las lágrimas caer por sus sienes. Un helado vacío se generó en su pecho, acompañado junto a un horrible dolor de garganta, revelando el nudo generado en la zona.

Retuvo el sollozó que estaba por salir y observó a su costado dónde una de sus amigas Viudas también empezaba a despertar de la anestesia.

Llevó delicadamente su mano hacia su boca y mordió el dorso, ahogando los sollozos que luchaban por salir. Cerró sus ojos con fuerza dejando las lágrimas correr. Nadie, aparte de ellas, se encontraba en aquella sala de recuperación.

Escuchó el monitor que marcaba su ritmo cardíaco realizar un pitido alarmante, pero poco le importó. Su más grande sueño se le había sido arrebatado por completo con aquella cirugía. Solo deseaba que si fallecía por algo mal realizado durante el procedimiento, su pequeña hermana, Yelena, fuera sacada de aquel infierno de una u otra manera.

En pocos segundos logró sentir el sabor a óxido en su boca. Apretaba con tal fuerza su mano que la hizo sangrar.

Unas enfermeras entraron, algo alteradas por el constante pitido de la máquina al lado de la talentosa Natasha Romanoff.

Sujetaron su muñeca y arrancaron de su boca, solo causando más daño.

Natasha trató de resistirse, sin embargo, la anestesia aún estaba activa en su sistema, causando que sus movimientos fueran más débiles.

-Неа! Отпусти меня! Позволь мне умереть![¡No! ¡Suéltenme! ¡Déjenme morir!]- exclamó la pequeña rusa, retorciéndose en la camilla para zafarse del agarre de las enfermeras con brusquedad.

Debido a sus constantes movimientos con gran fuerza, cayó de la camilla.

Cerró los ojos por el impacto y un gran sentimiento de calma llegó a ella.

Al abrirlos nuevamente, se observó a sí misma gracias al reflejo del cristal reforzado frente a ella.

-Es ella Nat- presentó el arquero a su lado.

Una pequeña niña observaba alrededor con sus curiosos ojos almendrados, esposada a la mesa de interrogatorio.

Natasha frunció el ceño. Aquella niña tendría cuando mucho 7 años. La pequeña no pudo haber realizado las atrocidades que sólo S.H.I.E.L.D. sabía sobre la Sombra Roja.

The Red Shadow: the new experimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora