Capítulo 33

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(Las palabras en cursiva están en español, las negritas son recuerdos o mensajes).

(Texto alineado a la derecha con letra normal, son sueños o voces)

Sus ojos trataron de adaptarse a la oscuridad mientras se incorporaba en su cama, peinando su cabello hacia atrás, sintiendo una presión en el pecho. Al agudizar su oído localizó las voces del resto de las Sombras en el ala médica. Maldijo mientras se levantaba con prisa, tomó su calzado y salió de la casa sin problema.

Desde que hizo creer a Pierce que realmente los controlaba 24/7, la salida de la casa era libre, solo con dos guardias a los lados de la puerta para avisar las veces que entraban y salían.

Prácticamente trotó por los pasillos, buscando con insistencia el ala médica dónde su amigo estaba internado desde hacía un par de semanas. Cuando finalmente llegó, observó a todas las Sombras que insistían en entrar a la sala.

-¿Qué pasó?- preguntó, observando con cierto reproche a sus amigos.

-28 ya despertó- respondió Camille con ilusión- pero no dejan entrar a nadie.

Ruth frunció el ceño. Había escuchado la voz del joven desde 5 días luego del accidente, y al preguntarle a Pierce le había dicho que efectivamente había despertado pero que debían realizar muchas pruebas para saber si se quedaría en el experimento o no. Algo que no quería escuchar, pero debía admitir que era cierto.

-Quiero pasar a ver a 28- demandó la menor del grupo, haciéndose camino entre ellos.

Cuando los guardias observaron a Ruth en el grupo de Sombras, uno se estiró y tomó su brazo, para luego jalarla hacia ellos y solo abrir la puerta para que ella pasara. Al fin y al cabo, las Sombras eran quienes vigilaban a los suyos y al mismo tiempo eran devotos a la Sombra Líder.

En cuanto cerraron la puerta a su espalda, Amaia cerró los ojos por un momento y su mirada se ablandó, demostrando el regreso de Val a su mente, compartiendo espacio con Ruth.

Observó a Walter en su camilla, con un suero conectado a él, ya sin necesidad de oxígeno o máquina de apoyo, pero completamente monitoreado en casi todo aspecto. Respiró profundo y se acercó a él con paso lento. Se sentó y tomó su mano, sintiendo de inmediato el apretón de vuelta. Trató de sonreírle un poco, dándole el apoyo y esperanza que se merecía.

-Hey- murmuró, buscando su mirada sin ser tan insistente.

Walter no respondió, simplemente observando el IV en su otra mano. Amaia se prohibió a sí misma mirar a las piernas del joven, por lo que observó sus signos mientras acariciaba su dorso con sus pulgares.

Cuando habían llegado a HYDRA, Amaia se aseguró de que reanimaron su corazón antes de ir con Pierce y los Aliados que secuestró. Si él no hubiera sobrevivido no tenía idea de cómo se encontraría en aquel momento. Apreciaba a su familia, claro, pero las Sombras comenzaron a ser la razón por la que se mantenía consciente y mentalmente centrada, sabía que si no fuera por ellos, ella ya estaría al borde de la locura completa.

-¿Sabes lo que Pierce dice?- masculló Walter finalmente. Seguía evitando su mirada.

-Sí- respondió Amaia, apretando su mandíbula.

Sabía lo que tenía que hacer, solo rogaba que Walter fuera más fuerte que la versión de 3 años de Axel y no pescara ninguna fobia a pesar de tener que estar en un refrigerador para cuerpos durante unas horas.

-No pasé ninguna prueba.

-Lo sé.

Pierce se lo había notificado, al igual que la fecha de su ejecución que sería unas semanas después. Pierce lo consideraba inservible y solo una carga para el resto de Sombras, y justo como años atrás, argumentó con las mismas palabras que sólo mantendría asesinos en su equipo. Claramente no se apiadaría de un joven si nunca lo hizo con bebés.

The Red Shadow: the new experimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora